28 versículos sobre la murmuración


Si quieres dejar de dar vueltas en círculos por el desierto como el pueblo de Israel, ¡deja de murmurar! Murmurar es difamar, quejarse, chismear, tiene poder destructivo y te distancia de la voluntad del Padre. Al dejar de murmurar, crecemos en discernimiento. Usemos nuestra boca para alabar a Dios incluso en tiempos difíciles.

Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
(Santiago 4:11)

Al que solapadamente infama a su prójimo, yo lo destruiré;
No sufriré al de ojos altaneros y de corazón vanidoso.
(Salmo 101:5)

No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová.
(Levítico 19:16)

Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.
(Santiago 5:9)

Haced todo sin murmuraciones y contiendas. (Filipenses 2:14)

Haced todo sin murmuraciones y contiendas.
(Filipenses 2:14)

Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
(1 Pedro 2:1)

Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.
(Santiago 3:7-8)

Estos se quejan de todo y todo lo critican, andando según sus propios malos deseos. Su boca habla arrogancias, adulando a las personas para sacar provecho.
(Judas 1:16)

Los hijos de Israel les decían: ¡Ojalá el SEÑOR nos hubiera hecho morir en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos! Nos han sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.
(Éxodo 16:3)

Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
(Éxodo 15:24)

El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová.
(Números 16:41)

Antes que nada, oh hombre, ¿quién eres tú para que contradigas a Dios? ¿Dirá el vaso formado al que lo formó: “¿Por qué me hiciste así?”.
(Romanos 9:20)

Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: Yo soy el pan que descendió del cielo. Y decían: ¿No es este Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo, pues, dice este: Del cielo he descendido? Jesús respondió y les dijo: No murmuréis entre vosotros.
(Juan 6:41-43)

Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?
(Éxodo 17:3)

Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;
(Éxodo 16:2)

Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
(1 Pedro 4:9)

¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?
(Isaías 40:27)

Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.
(1 Corintios 10:10-11)

¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.
(Lamentaciones 3:39)

Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada;
Mas la lengua de los sabios es medicina.
(Proverbios 12:18)

La muerte y la vida están en el poder de la lengua,
y los que gustan usarla comerán de su fruto.
(Proverbios 18:21)

El hombre perverso cava en busca del mal,
Y en sus labios hay como llama de fuego.
(Proverbios 16:27)

Los hombres que Moisés envió a explorar la tierra y que de regreso hicieron murmurar contra él a toda la asamblea, desacreditando aquella tierra,
(Números 14:36)

Más bien, murmuraron en sus tiendas
y no escucharon la voz del SEÑOR.
(Salmo 106:25)

Así también la lengua es un miembro pequeño pero se jacta de grandes cosas. ¡Miren cómo un fuego tan pequeño incendia un bosque tan grande! Y la lengua es un fuego; es un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros y es la que contamina el cuerpo entero. Prende fuego al curso de nuestra vida y es inflamada por el infierno.
(Santiago 3:5-6)

Todos ellos son de lo más obstinados y andan calumniando. Son bronce y hierro; todos ellos son corruptores.
(Jeremías 6:28)

Se han llenado de toda injusticia, maldad, avaricia y perversidad. Están repletos de envidia, homicidios, contiendas, engaños, mala intención. Son contenciosos, calumniadores, aborrecedores de Dios, insolentes, soberbios, jactanciosos, inventores de males, desobedientes a sus padres,
(Romanos 1:29-30)

En este desierto caerán sus cadáveres, todos los que fueron contados en su censo, de veinte años para arriba, y que han murmurado contra mí.
(Números 14:29)

Controla tus palabras. Lee también: