Salmo del Día

Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.

Salmo de Hoy

En tu fuerza, Señor , se regocija el rey; ¡cuánto se alegra en tus victorias!

Le has concedido lo que su corazón desea; no le has negado lo que sus labios piden. Selah

Has salido a su encuentro con ricas bendiciones; lo has coronado con diadema de oro fino.

Te pidió vida, se la concediste: una vida larga y duradera.

Por tus victorias se acrecentó su gloria; lo revestiste de honor y majestad.

Has hecho de él manantial de bendiciones; tu presencia lo ha llenado de alegría.

El rey confía en el Señor , en el gran amor del Altísimo; por eso jamás caerá.

Tu mano alcanzará a todos tus enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen.

Cuando tú, Señor , te manifiestes, los convertirás en un horno encendido. En su ira los devorará el Señor ; ¡un fuego los consumirá!

Borrarás de la tierra a su simiente; de entre los mortales, a su posteridad.

Aunque tramen hacerte daño y maquinen perversidades, ¡no se saldrán con la suya!

Porque tú los harás retroceder cuando tenses tu arco contra ellos.

Enaltécete, Señor , con tu poder, y con salmos celebraremos tus proezas.

Salmo 21

Salmo de Ayer

Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza; ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob!

¡Entonen salmos! ¡Toquen ya la pandereta, la lira y el arpa melodiosa!

Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva, y en la luna llena, día de nuestra fiesta.

Este es un decreto para Israel, una ordenanza del Dios de Jacob.

Lo estableció como un pacto con José cuando salió de la tierra de Egipto. Escucho un idioma que no entiendo:

«Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto.

En tu angustia me llamaste, y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba. Selah

»Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay, Israel, si tan solo me escucharas!

No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño.

Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré.

»Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso.

Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera.

»Si mi pueblo tan solo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos,

¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos, y volvería mi mano contra sus adversarios!

Los que aborrecen al Señor se rendirían ante él, pero serían eternamente castigados.

Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría».

Salmo 81

Salmo de Anteayer

Bendito sea el Señor , mi Roca, que adiestra mis manos para la guerra, mis dedos para la batalla.

Él es mi Dios amoroso, mi amparo, mi más alto escondite, mi libertador, mi escudo, en quien me refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.

Señor , ¿qué es el mortal para que lo cuides? ¿Qué es el ser humano para que en él pienses?

Todo mortal es como un suspiro; sus días son fugaces como una sombra.

Abre tus cielos, Señor , y desciende; toca los montes y haz que echen humo.

Lanza relámpagos y dispersa al enemigo; dispara tus flechas y ponlo en retirada.

Extiende tu mano desde las alturas y sálvame de las aguas tumultuosas; líbrame del poder de gente extraña.

Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso.

Te cantaré, oh Dios, un cántico nuevo; con el arpa de diez cuerdas te cantaré salmos.

Tú das la victoria a los reyes; a tu siervo David lo libras de la cruenta espada.

Ponme a salvo, líbrame del poder de gente extraña. Cuando abren la boca, dicen mentiras; cuando levantan su diestra, juran en falso.

Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio.

Que nuestros graneros se llenen con provisiones de toda especie. Que nuestros rebaños aumenten por millares, por decenas de millares en nuestros campos.

Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas; que no haya brechas ni salidas, ni gritos de angustia en nuestras calles.

¡Dichoso el pueblo que recibe todo esto! ¡Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor !

Salmo 144