Salmo del Día

Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.

Salmo de Hoy

Cual ciervo jadeante en busca del agua, así te busca, oh Dios, todo mi ser.

Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?

Mis lágrimas son mi pan de día y de noche, mientras me echan en cara a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?»

Recuerdo esto y me deshago en llanto: yo solía ir con la multitud, y la conducía a la casa de Dios. Entre voces de alegría y acciones de gracias hacíamos gran celebración.

¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

Me siento sumamente angustiado; por eso, mi Dios, pienso en ti desde la tierra del Jordán, desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar.

Un abismo llama a otro abismo en el rugir de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas se han precipitado sobre mí.

Esta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe.

Y le digo a Dios, a mi Roca: «¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar de luto y oprimido por el enemigo?»

Mortal agonía me penetra hasta los huesos ante la burla de mis adversarios, mientras me echan en cara a todas horas: «¿Dónde está tu Dios?»

¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

Salmo 42

Salmo de Ayer

Aplaudan, pueblos todos; aclamen a Dios con gritos de alegría.

¡Cuán imponente es el Señor Altísimo, el gran rey de toda la tierra!

Sometió a nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies;

escogió para nosotros una heredad que es el orgullo de Jacob, a quien amó. Selah

Dios el Señor ha ascendido entre gritos de alegría y toques de trompeta.

Canten salmos a Dios, cántenle salmos; canten, cántenle salmos a nuestro rey.

Dios es el rey de toda la tierra; por eso, cántenle un salmo solemne.

Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en su santo trono.

Los nobles de los pueblos se reúnen con el pueblo del Dios de Abraham,

Salmo 47

Salmo de Anteayer

Sálvame, Dios mío, que las aguas ya me llegan al cuello.

Me estoy hundiendo en una ciénaga profunda, y no tengo dónde apoyar el pie. Estoy en medio de profundas aguas, y me arrastra la corriente.

Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta. Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios.

Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; muchos son los enemigos gratuitos que se han propuesto destruirme. ¿Cómo voy a devolver lo que no he robado?

Oh Dios, tú sabes lo insensato que he sido; no te puedo esconder mis transgresiones.

Señor Soberano, Todopoderoso, que no sean avergonzados por mi culpa los que en ti esperan; oh Dios de Israel, que no sean humillados por mi culpa los que te buscan.

Por ti yo he sufrido insultos; mi rostro se ha cubierto de ignominia.

Soy como un extraño para mis hermanos; soy un extranjero para los hijos de mi madre.

El celo por tu casa me consume; sobre mí han recaído los insultos de tus detractores.

Cuando lloro y ayuno, tengo que soportar sus ofensas;

cuando me visto de luto, soy objeto de burlas.

Los que se sientan a la puerta murmuran contra mí; los borrachos me dedican parodias.

Pero yo, Señor , te imploro en el tiempo de tu buena voluntad. Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme; por tu fidelidad, sálvame.

Sácame del fango; no permitas que me hunda. Líbrame de los que me odian, y de las aguas profundas.

No dejes que me arrastre la corriente; no permitas que me trague el abismo, ni que el foso cierre sus fauces sobre mí.

Respóndeme, Señor , por tu bondad y tu amor; por tu gran compasión, vuélvete a mí.

No escondas tu rostro de este siervo tuyo; respóndeme pronto, que estoy angustiado.

Ven a mi lado, y rescátame; redímeme, por causa de mis enemigos.

Tú bien sabes cómo me insultan, me avergüenzan y denigran; sabes quiénes son mis adversarios.

Los insultos me han destrozado el corazón; para mí ya no hay remedio. Busqué compasión, y no la hubo; busqué consuelo, y no lo hallé.

En mi comida pusieron hiel; para calmar mi sed me dieron vinagre.

Que se conviertan en trampa sus banquetes, y su prosperidad en lazo.

Que se les nublen los ojos, para que no vean; y que sus fuerzas flaqueen para siempre.

Descarga tu furia sobre ellos; que tu ardiente ira los alcance.

Quédense desiertos sus campamentos, y deshabitadas sus tiendas de campaña.

Pues al que has afligido lo persiguen, y se burlan del dolor del que has herido.

Añade a sus pecados más pecados; no los hagas partícipes de tu salvación.

Que sean borrados del libro de la vida; que no queden inscritos con los justos.

Y a mí, que estoy pobre y adolorido, que me proteja, oh Dios, tu salvación.

Con cánticos alabaré el nombre de Dios; con acción de gracias lo exaltaré.

Esa ofrenda agradará más al Señor que la de un toro o un novillo con sus cuernos y pezuñas.

Los pobres verán esto y se alegrarán; ¡reanímense ustedes, los que buscan a Dios!

Porque el Señor oye a los necesitados, y no desdeña a su pueblo cautivo.

Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos,

porque Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá. Allí se establecerá el pueblo y tomará posesión de la tierra.

La heredarán los hijos de sus siervos; la habitarán los que aman al Señor.

Salmo 69