Dios es la fuente de toda sabiduría. Por eso, todo el que desea ser sabio, debe acercarse a Dios. La sabiduría que Dios da es más que conocimiento. Es un tesoro que nos lleva a actuar con prudencia, con buen juicio y a honrar a Dios en todo lo que hacemos.
Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. Porque ella es de más provecho que la plata y rinde más ganancias que el oro. Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo más deseable se le puede comparar!
(Proverbios 3:13-15)
El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!
(Salmo 111:10)
Porque el Señor da la sabiduría; conocimiento y ciencia brotan de sus labios.
(Proverbios 2:6)
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al Señor y huye del mal. Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser.
(Proverbios 3:5-8)
El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
(Proverbios 1:7)
No abandones nunca a la sabiduría, y ella te protegerá; ámala, y ella te cuidará.
(Proverbios 4:6)
Ella es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los que la retienen! Con sabiduría afirmó el Señor la tierra, con inteligencia estableció los cielos.
(Proverbios 3:18-19)
Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no olvides mis palabras ni te apartes de ellas.
(Proverbios 4:5)
Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
(Salmo 90:12)
Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría.
(Proverbios 11:2)
El temor del Señor imparte sabiduría; la humildad precede a la honra.
(Proverbios 15:33)
Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata.
(Proverbios 16:16)
Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina.
(Eclesiastés 10:12)
El orgullo solo genera contiendas, pero la sabiduría está con quienes oyen consejos.
(Proverbios 13:10)
El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado.
(Proverbios 13:20)
Los labios de los sabios esparcen conocimiento; el corazón de los necios ni piensa en ello.
(Proverbios 15:7)
Los sabios son dignos de honra, pero los necios solo merecen deshonra.
(Proverbios 3:35)
Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.
(Efesios 1:17)
La sabiduría te librará del camino de los malvados, de los que profieren palabras perversas.
(Proverbios 2:12)
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie.
(Santiago 1:5)
La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo.
(Salmo 19:7)
En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.
(Santiago 3:17-18)
Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.
(Efesios 5:15-16)
Puedes ponerte a la sombra de la sabiduría o a la sombra del dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de dar vida a quien la posee.
(Eclesiastés 7:12)
El niño crecía y se fortalecía; progresaba en sabiduría, y la gracia de Dios lo acompañaba.
(Lucas 2:40)
Jesús siguió creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba del favor de Dios y de toda la gente.
(Lucas 2:52)
Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas.
(Eclesiastés 7:10)
Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas hacia la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a un tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios.
(Proverbios 2:1-5)
Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno.
(Colosenses 4:5-6)
Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio.
(1 Corintios 3:18)
¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!
(Salmo 104:24)
Hijo mío, si dejas de atender a la corrección, te apartarás de las palabras del saber.
(Proverbios 19:27)
El de sabio corazón acata las órdenes, pero el necio y rezongón va camino al desastre.
(Proverbios 10:8)
En los labios del prudente hay sabiduría; en la espalda del falto de juicio, solo garrotazos. El que es sabio atesora el conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente.
(Proverbios 10:13-14)
A ti, Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que te pedimos, ¡me has dado a conocer el sueño del rey!
(Daniel 2:23)
Miren, yo les he enseñado los preceptos y las normas que me ordenó el Señor mi Dios, para que ustedes los pongan en práctica en la tierra de la que ahora van a tomar posesión. Obedézcanlos y pónganlos en práctica; así demostrarán su sabiduría e inteligencia ante las naciones. Ellas oirán todos estos preceptos, y dirán: “En verdad, este es un pueblo sabio e inteligente; ¡esta es una gran nación!”
(Deuteronomio 4:5-6)
Al Señor le agradó que Salomón hubiera hecho esa petición, de modo que le dijo: Como has pedido esto, y no larga vida ni riquezas para ti, ni has pedido la muerte de tus enemigos, sino discernimiento para administrar justicia, voy a concederte lo que has pedido. Te daré un corazón sabio y prudente, como nadie antes de ti lo ha tenido ni lo tendrá después.
(1 Reyes 3:10-12)
Tiempo después, dos prostitutas fueron a presentarse ante el rey. Una de ellas le dijo: Su Majestad, esta mujer y yo vivimos en la misma casa. Mientras ella estaba allí conmigo, yo di a luz, y a los tres días también ella dio a luz. No había en la casa nadie más que nosotras dos. Pues bien, una noche esta mujer se acostó encima de su hijo, y el niño murió. Pero ella se levantó a medianoche, mientras yo dormía, y, tomando a mi hijo, lo acostó junto a ella y puso a su hijo muerto a mi lado. Cuando amaneció, me levanté para amamantar a mi hijo, ¡y me di cuenta de que estaba muerto! Pero, al clarear el día, lo observé bien y pude ver que no era el hijo que yo había dado a luz.
—¡No es cierto! —exclamó la otra mujer—. ¡El niño que está vivo es el mío, y el muerto es el tuyo!
—¡Mientes! —insistió la primera—. El niño muerto es el tuyo, y el que está vivo es el mío.
Y se pusieron a discutir delante del rey.
El rey deliberó: «Una dice: “El niño que está vivo es el mío, y el muerto es el tuyo”. Y la otra dice: “¡No es cierto! El niño muerto es el tuyo, y el que está vivo es el mío”». Entonces ordenó: Tráiganme una espada.
Cuando se la trajeron, dijo: Partan en dos al niño que está vivo, y denle una mitad a esta y la otra mitad a aquella.
La verdadera madre, angustiada por su hijo, le dijo al rey: ¡Por favor, Su Majestad! ¡Dele usted a ella el niño que está vivo, pero no lo mate!
En cambio, la otra exclamó: ¡Ni para mí ni para ti! ¡Que lo partan!
Entonces el rey ordenó: No lo maten. Entréguenle a la primera el niño que está vivo, pues ella es la madre.
Cuando todos los israelitas se enteraron de la sentencia que el rey había pronunciado, sintieron un gran respeto por él, pues vieron que tenía sabiduría de Dios para administrar justicia.
(1 Reyes 3:16-28)
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Pero ¿dónde se halla la sabiduría? ¿Dónde habita la inteligencia? Nadie sabe lo que ella vale, pues no se encuentra en este mundo.
(Job 28:12-13)
¡Qué profundas son las riquezas de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Qué indescifrables sus juicios e impenetrables sus caminos!
(Romanos 11:33)
El vino lleva a la insolencia, y la bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente!
(Proverbios 20:1)
Hijo mío, si tu corazón es sabio, también mi corazón se regocijará; en lo íntimo de mi ser me alegraré cuando tus labios hablen con rectitud.
(Proverbios 23:15-16)
La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría! Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento. Estima a la sabiduría, y ella te exaltará; abrázala, y ella te honrará; te pondrá en la cabeza una hermosa diadema; te obsequiará una bella corona.
(Proverbios 4:7-9)
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