17 versículos sobre ser parte de la familia de Dios


¡La familia de Dios es bien grande! Todos los que somos salvos pertenecemos a la familia de Dios porque hemos sido adoptados por Jesús. Ya no pertenecemos al pecado. Ahora pertenecemos a nuestro Padre que nos ama. ¡Tenemos hermanos y hermanas en todo el mundo que aman a Jesús!

Por lo tanto, ya no son extranjeros ni forasteros sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Han sido edificados sobre el fundamento de los apóstoles y de los profetas, siendo Jesucristo mismo la piedra angular. En él todo el edificio, bien ensamblado, va creciendo hasta ser un templo santo en el Señor. En él también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
(Efesios 2:19-22)

Miren cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que seremos. Pero sabemos que, cuando él sea manifestado, seremos semejantes a él porque lo veremos tal como él es.
(1 Juan 3:1-2)

Miren cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo somos! (1 Juan 3:1a)

Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ese es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.
(Marcos 3:33-35)

Pues no recibieron el espíritu de esclavitud para estar otra vez bajo el temor sino que recibieron el espíritu de adopción como hijos, en el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”. El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si somos hijos, también somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
(Romanos 8:15-17)

Pertenecer a la familia de Dios es un gran privilegio. Dios no nos trata como extraños ni esclavos. Nos cuida con el amor de un padre. «Abba» significa «Papá». En la iglesia encontramos una familia imperfecta, pero unida por el amor del Padre. ¡Qué maravilloso es pertenecer a esta familia tan especial!

Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiera a los que estaban bajo la ley a fin de que recibiéramos la adopción de hijos. Y por cuanto son hijos, Dios envió a nuestro corazón el Espíritu de su Hijo que clama: “Abba, Padre”. Así que ya no eres más esclavo sino hijo; y si hijo, también eres heredero por medio de Dios.
(Gálatas 4:4-7)

En amor nos predestinó por medio de Jesucristo para adopción como hijos suyos, según el beneplácito de su voluntad, 6 para la alabanza de la gloria de su gracia que nos dio gratuitamente en el Amado.
(Efesios 1:5-6)

El esclavo no permanece en la casa para siempre; el Hijo sí queda para siempre.
(Juan 8:35)

Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios, los cuales nacieron no de sangre ni de la voluntad de la carne ni de la voluntad de varón sino de Dios.
(Juan 1:12-13)

Por lo tanto, mientras tengamos oportunidad, hagamos el bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
(Gálatas 6:10)

Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que él me envió.
(Juan 8:42)

así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo pero todos somos miembros los unos de los otros.
(Romanos 12:5)

De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él.
(1 Corintios 12:26)

No dejemos de congregarnos, como algunos tienen por costumbre; más bien, exhortémonos, y con mayor razón cuando vemos que el día se acerca.
(Hebreos 10:25)

No reprendas con dureza al anciano sino exhórtalo como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas, como a madres; y a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.
(1 Timoteo 5:1-2)

Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
(Efesios 3:14-15)

Permanezcan bajo la disciplina; Dios los está tratando como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina? Pero si están sin la disciplina de la cual todos han sido participantes, entonces son ilegítimos, y no hijos. Además, teníamos a nuestros padres carnales que nos disciplinaban y los respetábamos. ¿No obedeceremos con mayor razón al Padre de los espíritus, y viviremos? Ellos nos disciplinaban por pocos días como a ellos les parecía, mientras que él nos disciplina para bien a fin de que participemos de su santidad.
(Hebreos 12:7-10)

Así que, todos son hijos de Dios por medio de la fe en Cristo Jesús porque todos los que fueron bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer; porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.
(Gálatas 3:26-28)

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