27 versículos sobre el dinero


El dinero es muy útil, pero no debemos amarlo. Todo lo que tenemos viene de Dios. Debemos depender de Dios, no del dinero. Dios nos da riquezas, pero también nos sostiene en la pobreza. Cuando usamos el dinero para servir a Dios y ayudar a los demás, somos bendecidos.

Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas.
(Mateo 6:24)

Mejor es lo poco del justo
que las riquezas de muchos impíos.
(Salmo 37:16)

No se te ocurra pensar: «Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos». Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy su pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados.
(Deuteronomio 8:17-18)

Sean sus costumbres sin amor al dinero, contentos con lo que tienen ahora porque él mismo ha dicho: Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé.
(Hebreos 13:5)

Las riquezas no aprovecharán en el día de la ira,
pero la justicia librará de la muerte.
(Proverbios 11:4)

El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece. (Proverbios 13:11)

El dinero mal habido pronto se acaba;
quien ahorra, poco a poco se enriquece.
(Proverbios 13:11)

Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
(1 Timoteo 6:9-10)

El que ama el dinero no quedará satisfecho con dinero, y el que ama las riquezas no tendrá beneficio. También esto es vanidad.
(Eclesiastés 5:10)

Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
(Lucas 18:24)

Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
(1 Timoteo 6:6-8)

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
(1 Timoteo 6:17)

El hombre de bien tiene compasión y presta,
y administra sus cosas con justicia.
Por eso no resbalará jamás;
para siempre será recordado el justo.
(Salmo 112:5-6)

Dulce es el sueño del trabajador, haya comido poco o haya comido mucho; pero al rico no lo deja dormir la abundancia.
(Eclesiastés 5:12)

Mejor es lo poco con el temor de Jehová,
Que el gran tesoro donde hay turbación.
(Proverbios 15:16)

¿De qué sirve el dinero en la mano del necio
para adquirir sabiduría, si no tiene entendimiento?
(Proverbios 17:16)

Porque la protección de la sabiduría es como la protección del dinero, pero la ventaja de conocer la sabiduría es que da vida a los que la poseen.
(Eclesiastés 7:12)

Hay un grave mal que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por su dueño, para su propio mal; o aquellas riquezas que se pierden en un mal negocio. Y al engendrar un hijo nada le queda en la mano. Como salió del vientre de su madre, desnudo, así volverá; tal como vino se irá. Nada de su duro trabajo llevará en su mano cuando se vaya.
(Eclesiastés 5:13-15)

Por el placer se hace el banquete, y el vino alegra a los vivos; y el dinero sirve para todo.
(Eclesiastés 10:19)

No acumulen para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban. Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón.
(Mateo 6:19-21)

Ningún siervo puede servir a dos señores porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas.
Los fariseos, que eran avaros, oían todas estas cosas y se burlaban de él. Y él les dijo: Ustedes son los que se justifican a ustedes mismos delante de los hombres. Pero Dios conoce el corazón de ustedes; porque lo que entre los hombres es sublime, delante de Dios es abominación.
(Lucas 16:13-15)

Estando Jesús sentado frente al arca del tesoro, observaba cómo el pueblo echaba dinero en el arca. Muchos ricos echaban mucho, y una viuda pobre vino y echó dos monedas pequeñas de poco valor. Él llamó a sus discípulos y les dijo: De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca. Porque todos han echado de su abundancia; pero esta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.
(Marcos 12:41-44)

Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios. Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
(Hechos 8:18-23)

La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece.
(Proverbios 10:4)

El que aumenta sus riquezas con usura e intereses
acumula para el que se compadece de los pobres.
(Proverbios 28:8)

Por lo cual teme, no sea que te tiente la abundancia
ni el mucho soborno te desvíe.
En la desgracia no te ayudará tu clamor ni todos tus esfuerzos.
(Job 36:18-19)

De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas,
Y la buena fama más que la plata y el oro.
(Proverbios 22:1)

Las riquezas del hombre pueden ser el rescate de su vida,
pero el pobre ni oye las amenazas.
(Proverbios 13:8)

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