19 versículos de guerra espiritual para alcanzar la victoria con Cristo


¿Deseas aprender a resistir en la guerra espiritual y luchar con la fuerza que viene de Dios? Descubre lo que la Biblia dice y prepárate para permanecer firme en el Señor cuando lleguen los ataques del enemigo.

Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan hacer frente a las intrigas del diablo; porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.
Por esta causa, tomen toda la armadura de Dios para que puedan resistir en el día malo y, después de haberlo logrado todo, quedar firmes.
(Efesios 6:11-13)

Dios sabe que la guerra espiritual es intensa y él mismo nos ha dado la armadura necesaria para enfrentarnos al enemigo y vencerlo. Prepárate cada día con la armadura de Dios y resiste con la fortaleza que Dios te da. No seas pasivo en la guerra, no te dejes intimidar por el enemigo de las almas. Llénate del Espíritu Santo cada día, alístate para batallar y lucha guiado por Dios y para su gloria.

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
(2 Corintios 10:3-4)

Entonces me explicó diciendo:
Esta es la palabra del SEÑOR para Zorobabel: No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos.
(Zacarías 4:6)

Destruimos los argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; llevamos cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo.
(2 Corintios 10:5)

Tal como lo hizo Pablo, nosotros no luchamos con armas físicas, sino con armas espirituales poderosas para destruir fortalezas. Recibimos las armas al orar, leer la Palabra y al tener comunión con Dios. Son armas que nos equipan para resistir y destruir los argumentos levantados contra nuestra fe.

Llena tu mente y tus pensamientos del Señor. Batalla y vence con el poder de su verdad.

Sean sobrios y velen. Su adversario, el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quién devorar. Resistan al tal estando firmes en la fe, sabiendo que los mismos sufrimientos se van cumpliendo entre sus hermanos en todo el mundo.
(1 Pedro 5:8-9)

Permanezcan, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia y calzados sus pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz. Y sobre todo, ármense con el escudo de la fe con que podrán apagar todos los dardos de fuego del maligno. Tomen también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.
(Efesios 6:14-18)

Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes. Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores y purifiquen su corazón, ustedes de doble ánimo.
(Santiago 4:7-8)

Si quieres triunfar en la guerra espiritual, debes someterte a tu Jefe, el SEÑOR Dios de los ejércitos. Estando firmemente apoyado en él y andando bajo su dirección, podrás resistir al diablo y ver cómo huye. La cercanía diaria con Dios es la forma más eficaz de prepararse para batallar día tras día.

Porque todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
(1 Juan 5:4-5)

Por lo tanto, hallo esta ley: Aunque quiero hacer el bien, el mal está presente en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros.
(Romanos 7:21-23)

Porque la intención de la carne es muerte, pero la intención del Espíritu es vida y paz. Pues la intención de la carne es enemistad contra Dios; porque no se sujeta a la ley de Dios ni tampoco puede. Así que los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Sin embargo, ustedes no viven según la carne sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en ustedes. Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
(Romanos 8:6-9)

La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz. Andemos decentemente, como de día; no con glotonerías y borracheras ni en pecados sexuales y desenfrenos ni en peleas y envidia. Más bien, vístanse del Señor Jesucristo y no hagan provisión para satisfacer los malos deseos de la carne.
(Romanos 13:12-14)

El mundo en que vivimos está cada vez más oscuro espiritualmente. Es por eso que debemos vestirnos cada día con las armas de la luz de Cristo. Él es la luz del mundo, y andando con él vivimos en victoria, de forma digna que glorifica al Padre y muestra a otros el gozo real que hay en vivir como hijos de Dios. ¡Despójate de todo lo oscuro que pueda haber en tu vida y permite que reine en ti la luz de Cristo!

Hijitos, ustedes son de Dios, y los han vencido, porque el que está en ustedes es mayor que el que está en el mundo.
(1 Juan 4:4)

He aquí, les doy autoridad de pisar serpientes, escorpiones y sobre todo el poder del enemigo; y nada les dañará. Sin embargo, no se regocijen de esto, de que los espíritus se les sujeten, sino regocíjense de que sus nombres están inscritos en los cielos.
(Lucas 10:19-20)

Porque la carne desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu lo que es contrario a la carne. Ambos se oponen mutuamente para que no hagan lo que quisieran.
(Gálatas 5:17)

Porque los tales son falsos apóstoles, obreros fraudulentos disfrazados como apóstoles de Cristo. Y no es de maravillarse, porque Satanás mismo se disfraza como ángel de luz.
(2 Corintios 11:13-14)

También despojó a los principados y las autoridades, y los exhibió como espectáculo público habiendo triunfado sobre ellos en la cruz.
(Colosenses 2:15)

Con su muerte en la cruz y su resurrección, Jesús triunfó completa y definitivamente sobre el poder de la muerte y de los principados de maldad. La cruz debía haber sido un símbolo de vergüenza, pero Cristo la convirtió en símbolo de victoria eterna y vida. Él resucitó, está vivo y nosotros viviremos con él por toda la eternidad. Andemos firmes y seguros de su victoria.

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que tenía delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
(Hebreos 12:1-2)

Solamente procuren que su conducta como ciudadanos sea digna del evangelio de Cristo, de manera que, sea que yo vaya a verlos o que esté ausente, oiga acerca de ustedes que están firmes en un mismo espíritu, combatiendo juntos y unánimes por la fe del evangelio, y no siendo intimidados de ninguna manera por los adversarios. Para ellos esta fe es indicio de perdición, pero para ustedes es indicio de salvación; y esto procede de Dios.
(Filipenses 1:27-28)

Más bien, exhórtense los unos a los otros cada día mientras aún se dice: “Hoy”, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado.
(Hebreos 3:13)

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