El dominio propio en la Biblia


En la Biblia, el dominio propio o la templanza es una de las manifestaciones del fruto del Espíritu Santo en la vida del creyente. En términos generales, tener dominio propio es saberse controlar. Sin embargo, en la Biblia tiene que ver con la obra del Espíritu Santo en nosotros. Mientras más permitimos que el Espíritu Santo nos transforme, más crecemos en el área del dominio propio.

Gálatas 5:16-25 expresa muy bien esa idea. Dentro de cada creyente hay una lucha entre la naturaleza pecaminosa y la vida llena del Espíritu Santo. La vida pecaminosa se caracteriza por el desorden, la inmoralidad, la satisfacción de la carne. La vida en el Espíritu refleja el fruto del Espíritu Santo y el dominio propio es uno de los componentes de ese fruto.

El significado bíblico del dominio propio

El término bíblico del dominio propio se refiere a la virtud de poder controlar nuestros impulsos y nuestras emociones. Al ejercitar el dominio propio mostramos que gracias a la obra del Espíritu Santo en nosotros tenemos autoridad sobre nuestra carne. Esa autoridad espiritual nos da las fuerzas para obedecer a Dios en todas las áreas de nuestra vida.

La Biblia nos ofrece diversos sinónimos o frases explicativas que nos ayudan a entender mejor el concepto del «dominio propio». Veamos algunos de ellos.

Tener paciencia:

Más vale ser paciente que valiente; más vale el dominio propio que conquistar ciudades.
(Proverbios 16:32)

Ser sobrio (ser templado o moderado):

Ya se acerca el fin de todas las cosas. Así que, para orar bien, manténganse sobrios y con la mente despejada.
(1 Pedro 4:7)

Cualidad que nos hace crecer en el conocimiento del Señor:

Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina.
Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud, entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia; a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, los harán crecer en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e improductivos.
(2 Pedro 1:4-8)

Ser disciplinado:

¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero solo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Así que yo no corro como quien no tiene meta; no lucho como quien da golpes al aire. Más bien, golpeo mi cuerpo y lo domino, no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo quede descalificado.
(1 Corintios 9:24-27)

Saber controlar el cuerpo y vivir de manera santa:

La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo de una manera santa y honrosa, sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los paganos, que no conocen a Dios.
(1 Tesalonicenses 4:3-5)

Ser prudente en el uso de las palabras; saber domar la lengua:

El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos.
(Proverbios 17:27)

Ver también: Proverbios 10:19; Santiago 1:26 y Santiago 3:7-10.

Mantener el sano juicio:

No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio.
(1 Tesalonicenses 5:6)

Pasar por alto el insulto o las ofensas:

El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto.
(Proverbios 12:16)

Apartarse de los deseos pecaminosos:

Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida.
(1 Pedro 2:11)

Creciendo en dominio propio

¿Cómo podemos crecer en el área del dominio propio? ¡Llenándonos cada día más del Espíritu Santo! Si intentamos vencer los deseos carnales por nuestras propias fuerzas será una carga pesada y tarde o temprano nos desanimaremos. Pero si buscamos a Dios cada día y tenemos al Espíritu Santo como nuestro guía y compañero, veremos cambios reales y obtendremos victorias.

Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa.
(Gálatas 5:16)

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
(2 Timoteo1:7)

Sin embargo, para lograr tener más dominio propio también necesitamos desearlo y esforzarnos. Recuerda que mientras estemos aquí en la Tierra, estamos en una lucha espiritual. Hay fuerzas espirituales que buscan tentarnos para que fallemos (Efesios 6:12). Por eso, debe ser una prioridad buscar de Dios cada día. Al llenarnos de él y de su poder él nos enseñará a rechazar todo lo que no es de su agrado y ejercitaremos el dominio propio.

En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
(Tito 2:11-13)

Cómo usar el dominio propio según la Biblia

La Biblia nos enseña a usar el dominio propio en áreas específicas. Veamos algunas de ellas:

Para resistir la tentación

Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir.
(1 Corintios 10:13)

Dios nos ayuda a esperar por la salida que él nos dará para resistir a la tentación. ¿Qué nos corresponde hacer? Esperar bien atentos con fe, aferrándonos al Señor.

Para controlar nuestro carácter

Como ciudad sin defensa y sin murallas es quien no sabe dominarse.
(Proverbios 25:28)

El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto.
(Proverbios 12:16)

El dominio propio nos ayuda a controlarnos a nosotros mismos, a no dejarnos llevar por nuestros impulsos. En lugar de reaccionar de inmediato, tomamos tiempo para analizar la situación intentando ver la perspectiva de Dios y la de la otra persona.

Para vigilar nuestras emociones

«Si se enojan, no pequen». No permitan que el enojo les dure hasta la puesta del sol, ni den cabida al diablo.
(Efesios 4:26-27)

El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla.
(Proverbios 29:11)

Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser lentos para hablar y para enojarse; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere.
(Santiago 1:19-20)

Nuestras emociones pueden jugarnos una mala pasada si les damos rienda suelta, y el diablo se aprovecha de eso. Mantengamos nuestras emociones bajo el dominio del Señor. Llevemos nuestras frustraciones ante el Señor. Pidámosle que nos ayude a recibir su paz en medio de la situación que estemos enfrentando para que podamos actuar conforme a su voluntad.

Para cuidar nuestras palabras

El que mucho habla, mucho yerra; el que es sabio refrena su lengua.
(Proverbios 10:19)

Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada.
(Santiago 1:26)

El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
(Santiago 3:7-10)

Es importante vigilar que nuestras palabras sirvan para edificar y bendecir a las demás personas. Debemos pedirle a Dios que guarde siempre nuestro hablar.

Para llevar una vida sexual íntegra

No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.
(1 Corintios 7:5)

A los solteros y a las viudas les digo que sería mejor que se quedaran como yo. Pero, si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión.
(1 Corintios 7:8-9)

Sea cual sea nuestro estado civil, la Biblia nos indica cómo llevar una vida sexual sana, guiada por Dios. Son muchas las tentaciones sexuales que se nos presentan en la vida y el dominio propio que viene de Dios nos ayuda a permanecer fieles honrándole a él.

Para moderar la ingesta de comida y bebidas

Por tanto, ya que Cristo sufrió en el cuerpo, asuman también ustedes la misma actitud; porque el que ha sufrido en el cuerpo ha roto con el pecado, para vivir el resto de su vida terrenal no satisfaciendo sus pasiones humanas, sino cumpliendo la voluntad de Dios. Pues ya basta con el tiempo que han desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las idolatrías abominables.
(1 Pedro 4:1-3)

No te juntes con los que beben mucho vino, ni con los que se hartan de carne, pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza.
(Proverbios 23:20-21)

Si eres dado a la glotonería, domina tu apetito.
(Proverbios 23:2)

Como seres humanos necesitamos comer comida y beber agua para sobrevivir. Pero en la sociedad moderna, en muchas ocasiones, se come y se bebe por placer y de forma descontrolada. Esto no agrada a Dios.

También hay personas que usan la comida y la bebida como escape emocional. Debemos aprender a llevar nuestras necesidades emocionales ante Dios y pedirle que nos ayude a tener una relación sana con la comida y la bebida.

El dominio propio nos ayuda en estas y en muchas otras áreas de la vida. Permitamos que el Espíritu Santo nos llene cada día más y vivamos vidas victoriosas para la gloria de Dios.

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