No debemos ser cómplices del pecado ni dar por bien que los hermanos anden en error. Somos llamados a protegernos, a vigilarnos con amor y animarnos los unos a los otros a vivir en santidad. No podemos tolerar el pecado en la iglesia, sino reprender lo que está mal y exhortar a vivir en obediencia a Dios.
No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto.
(Efesios 5:11-12)
No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro.
(1 Timoteo 5:22)
Los pecados de algunos son evidentes aun antes de ser llevados a juicio, mientras que los pecados de otros se descubren después.
(1 Timoteo 5:24)
Así que no se hagan cómplices de ellos. Porque ustedes antes eran oscuridad y ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz.
(Efesios 5:7-8)
Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer.
(1 Corintios 5:11)
No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
(Romanos 12:2)
Someteos, pues, a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Limpiad vuestras manos, pecadores; y purificad vuestros corazones, vosotros de doble ánimo. Afligíos, lamentad y llorad. Vuestra risa se convierta en llanto, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
(Santiago 4:7-10)
¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!
(Isaías 5:20)
Hermanos, si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado.
(Gálatas 6:1)
Porque Dios no nos ha llamado a la impureza, sino a la santificación.
(1 Tesalonicenses 4:7)
Con respecto a vuestra antigua manera de vivir, despojaos del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos; pero renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre que ha sido creado a semejanza de Dios en justicia y santidad de verdad.
(Efesios 4:22-24)
Hijitos, nadie os engañe. El que practica justicia es justo, como él es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio. Para esto fue manifestado el Hijo de Dios: para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él, y no puede seguir pecando, porque ha nacido de Dios.
(1 Juan 3:7-9)
El que camina en justicia y habla con rectitud, el que aborrece el lucro de la opresión, el que sacude sus manos para no recibir soborno, el que tapa sus oídos para no oír de hechos de sangre, el que cierra sus ojos para no ver la iniquidad, él vivirá en las alturas, y una fortaleza de roca será su alto refugio. Su pan le será provisto, y su agua no faltará.
(Isaías 33:15-16)
Porque si pecamos voluntariamente, después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado, sino una horrenda expectativa de juicio y de fuego ardiente que ha de devorar a los adversarios.
(Hebreos 10:26-27)
No entres en el sendero de los impíos, ni pongas tu pie en el camino de los malos. Evítalo; no pases por él. Apártate de él; pasa de largo.
(Proverbios 4:14-15)
Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil.
(Mateo 26:41)
Esto digo e insisto en el Señor: que no os conduzcáis más como se conducen los gentiles, en la vanidad de sus mentes, teniendo el entendimiento entenebrecido, alejados de la vida de Dios por la ignorancia que hay en ellos, debido a la dureza de su corazón. Una vez perdida toda sensibilidad, se entregaron a la sensualidad para cometer ávidamente toda clase de impurezas.
(Efesios 4:17-19)
El que es injusto, haga injusticia todavía. El que es impuro, sea impuro todavía. El que es justo, haga justicia todavía, y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí vengo pronto, y mi recompensa conmigo, para pagar a cada uno según sean sus obras.
(Apocalipsis 22:11-12)
¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los inmorales sexuales, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, santificados y justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
(1 Corintios 6:9-11)
Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo».
(1 Pedro 1:14-16)
Así también vosotros, considerad que estáis muertos para el pecado, pero que estáis vivos para Dios en Cristo Jesús.
(Romanos 6:11)
Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. Por estas cosas viene el castigo de Dios. Ustedes las practicaron en otro tiempo, cuando vivían en ellas. Pero ahora abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno.
(Colosenses 3:5-8)
Porque ustedes antes eran oscuridad y ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor. No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas, porque da vergüenza aun mencionar lo que los desobedientes hacen en secreto. Pero todo lo que la luz pone al descubierto se hace visible,
(Efesios 5:8-13)
Así que les digo: vivan por el Espíritu y no sigan los deseos de la carne;
(Gálatas 5:16)
Hacen mal en jactarse. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura fermenta toda la masa? Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado. Así que celebremos nuestra Pascua no con la vieja levadura, que es la malicia y la perversidad, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad.
(1 Corintios 5:6-8)
Por lo tanto, también Jesús padeció fuera de la puerta de la ciudad para santificar al pueblo por medio de su propia sangre.
(Hebreos 13:12)
Si alguien los visita y no lleva esta enseñanza, no lo reciban en casa ni le den la bienvenida, pues quien le da la bienvenida se hace cómplice de sus malas obras.
(2 Juan 1:10-11)
¡Somos la sal de la tierra! Si pertenecemos a Cristo, rompemos el círculo vicioso del pecado. Si alguien ve un error, debe denunciarlo, negarse a consentirlo y huir de la apariencia del mal. Debemos amar y tolerar a las personas, pero no debemos tolerar el pecado. ¡Somos llamados a influir el mundo con la Palabra de Cristo! ¡Renueva tu mente, no te conformes al pecado, vive en santidad!
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