30 versículos de arrepentimiento


Arrepentirse es sentirse triste por causa de su propio pecado y tomar la firme decisión de cambiar. Cuando alguien se arrepiente, rechaza el pecado y reconoce que necesita a Jesús para ser salvo. El verdadero arrepentimiento viene de la convicción de pecado por parte del Espíritu Santo que lleva a la persona a cambiar de vida con la ayuda de Jesús.

La persona que se arrepiente busca agradar a Dios en todo. El arrepentimiento es la condición esencial para la salvación. Veamos lo que la Biblia dice sobre el arrepentimiento.

1 Juan 1:9

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. (1 Juan 1:9)

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
(1 Juan 1:9)

Dios no rechaza jamás a quien se acerca a él con corazón arrepentido. Él da su perdón al que se acerca a él con arrepentimiento y humildad, porque su deseo es que vivamos eternamente con él.

Hechos 3:19-20

Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor, enviándoles el Mesías que ya había sido preparado para ustedes, el cual es Jesús.

2 Corintios 7:9-10

Sin embargo, ahora me alegro, no porque se hayan entristecido, sino porque su tristeza los llevó al arrepentimiento. Ustedes se entristecieron tal como Dios lo quiere, de modo que nosotros de ninguna manera los hemos perjudicado. La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.

Mateo 4:17

Desde entonces comenzó Jesús a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».

Lucas 5:31-32

No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —les contestó Jesús—. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan. (Lucas 5:31-32)

No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos —les contestó Jesús—. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
(Lucas 5:31-32)

El pecado es como una enfermedad que nos infecta y nos destruye. Pero el arrepentimiento es el primer paso para la sanidad. Jesús es el médico que salva la vida de todo aquel que se arrepiente.

Lucas 15:7

Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.

Lucas 15:8-10

O supongamos que una mujer tiene diez monedas de plata y pierde una. ¿No enciende una lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y, cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo; ya encontré la moneda que se me había perdido”. Les digo que así mismo se alegra Dios con sus ángeles por un pecador que se arrepiente.

Hechos 17:30-31

Pues bien, Dios pasó por alto aquellos tiempos de tal ignorancia, pero ahora manda a todos, en todas partes, que se arrepientan. Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos.

Lucas 13:2-3

Jesús les respondió: «¿Piensan ustedes que esos galileos, por haber sufrido así, eran más pecadores que todos los demás? ¡Les digo que no! De la misma manera, todos ustedes perecerán, a menos que se arrepientan.

Lucas 24:46-47

Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día, y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.

2 Timoteo 2:24-26

Y un siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse. Así, humildemente, debe corregir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el arrepentimiento para conocer la verdad, de modo que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad.

Ezequiel 18:32

Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente. (Ezequiel 18:32)

Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.
(Ezequiel 18:32)

El pecado lleva a la muerte, pero el arrepentimiento lleva a la vida. Cuando nos arrepentimos y creemos en Jesús como nuestro Salvador, recibimos el perdón y la vida eterna. ¡El arrepentimiento nos libra de la muerte!

Salmo 51:1-4

Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran amor; conforme a tu inmensa bondad, borra mis transgresiones. Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado. Yo reconozco mis transgresiones; siempre tengo presente mi pecado. Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.

Hechos 26:20

Al contrario, comenzando con los que estaban en Damasco, siguiendo con los que estaban en Jerusalén y en toda Judea, y luego con los gentiles, a todos les prediqué que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, y que demostraran su arrepentimiento con sus buenas obras.

Mateo 3:8

Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento.

2 Crónicas 7:14

Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.

2 Pedro 3:9

El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan.

Hechos 2:38

Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo. (Hechos 2:38)

Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
(Hechos 2:38)

Dios perdona a todo el que se arrepiente y le da una bendición especial: el Espíritu Santo. Cuando nos arrepentimos somos salvos y recibimos al Espíritu Santo dentro de nuestros corazones. Él nos guía y nos enseña a vivir para Dios.

Apocalipsis 3:19

Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y arrepiéntete.

Marcos 1:15

Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!

Santiago 4:8

Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!

Mateo 3:2

Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca». (Mateo 3:2)

Decía: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca».
(Mateo 3:2)

El Reino de los cielos está cada vez más cerca. Y solo aquel que es salvo, puede entrar en él. El arrepentimiento nos abre la puerta a la eternidad para que podamos disfrutar de toda la bondad y la justicia de Dios.

Salmo 32:5

Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Selah.

Proverbios 28:13

Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón.

Isaías 30:15

Porque así dice el Señor omnipotente, el Santo de Israel: En el arrepentimiento y la calma está su salvación, en la serenidad y la confianza está su fuerza, ¡pero ustedes no lo quieren reconocer!

Jeremías 25:4-5

Además, una y otra vez el Señor les ha enviado a sus siervos los profetas, pero ustedes no los han escuchado ni les han prestado atención. Ellos los exhortaban: “Dejen ya su mal camino y sus malas acciones. Así podrán habitar en la tierra que, desde siempre y para siempre, el Señor les ha dado a ustedes y a sus antepasados.

Mateo 11:20

Entonces comenzó Jesús a denunciar a las ciudades en que había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían arrepentido.

Lucas 17:3-4

Así que, ¡cuídense! Si tu hermano peca, repréndelo; y, si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo.

Lucas 3:8

Produzcan frutos que demuestren arrepentimiento. Y no se pongan a pensar: “Tenemos a Abraham por padre”. Porque les digo que aun de estas piedras Dios es capaz de darle hijos a Abraham.

Job 42:4-6

Dijiste: “Ahora escúchame, yo voy a hablar; yo te cuestionaré, y tú me responderás”. De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por tanto, me retracto de lo que he dicho, y me arrepiento en polvo y ceniza.

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