¡Huye del pecado! 9 versículos sobre huir de la tentación


Equipo de Bibliaon
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Huir del pecado es un acto de valentía y sabiduría. La Biblia nos recuerda que Dios nunca nos permite enfrentar tentaciones que superan nuestras fuerzas. Él siempre nos proporciona una salida. Cuando elegimos alejarnos del pecado, elegimos la vida abundante que Cristo nos promete. Alejarse de la tentación es acercarse a la santidad. ¡Refúgiate en Dios y en su Palabra y tendrás fuerzas para vivir una vida justa, lejos de las trampas del pecado!

1. Huye de los deseos malignos

Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de corazón puro invocan al Señor.
(2 Timoteo 2:22)

Durante toda la vida enfrentamos tentaciones, pero, especialmente en la juventud, nos enfrentamos a muchos malos deseos. Debemos tener sumo cuidado con esos pensamientos, porque pueden conducirnos fácilmente a malas acciones. La solución es huir de esos deseos, centrando nuestros pensamientos en las cosas de Dios.

2. Huye del amor al dinero

Porque el amor al dinero es raíz de todos los males; el cual codiciando algunos, fueron descarriados de la fe y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores.
Pero tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia, la mansedumbre.
(1 Timoteo 6:10-11)

El dinero o el éxito en sí mismos no son pecados, pero lo que hacemos con ellos sí puede convertirse en una enorme trampa. La gran lección aquí es no dejarnos llevar por la ambición tentadora y la codicia de las riquezas. El dinero, los bienes materiales y las posesiones pueden ser cosas buenas si no ocupan el primer lugar en nuestros corazones.

Cuando codiciamos o nos dedicamos demasiado a lograr cosas, permitimos que esas cosas se conviertan en ídolos en nuestros corazones. Usa tu dinero (y tus posesiones materiales) y ama a Dios y a tu prójimo, no al revés. Busca en primer lugar a Dios, seguido por la justicia, la honestidad, la fe, el amor y la gentileza.

3. Huye de toda forma de mal

Apártense de toda apariencia de mal. (1 Tesalonicenses 5:22)

Apártense de toda apariencia de mal.
(1 Tesalonicenses 5:22)

Mantente alejado de toda forma de maldad. Hay cosas o situaciones que, en principio, no parecer malas, pero pueden alimentar deseos, inducir al error o, incluso, dar lugar a mal testimonio. Por tanto, aléjate de todo aquello que sea ilícito, inmoral o inconveniente para los hijos de Dios.

Cristo nos ama y nos llama a caminar en luz y santidad, así que busquemos ser ejemplo en nuestra conducta pública y privada (aun cuando nadie nos esté mirando). Recuerda siempre que vale la pena vivir para agradar a Dios cada día.

4. Huye de la inmoralidad

Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el inmoral sexual peca contra su propio cuerpo.
(1 Corintios 6:18)

En este caso, huir no es una metáfora, sino que es bien literal. Cuando te encuentres en un ambiente tentador, ¡sal de allí inmediatamente! En algunas situaciones la tentación a la inmoralidad sexual es muy fuerte y la mejor solución es huir a un entorno más seguro para lograr resistir. No juegues con la tentación, ¡huye!

5. Huye de la maledicencia

Ninguna palabra obscena salga de su boca sino la que sea buena para edificación, según sea necesaria, para que imparta gracia a los que oyen.
(Efesios 4:29)

La maledicencia - los chismes, maldiciones y la murmuración -, pueden corromper las relaciones y destruir la paz. Cuando participamos en chismes o palabras maliciosas, nos alejamos de los principios de Cristo. El llamado bíblico es claro: debemos evitar cualquier palabra que no edifique. Huir de las malas palabras u obscenidad, es proteger nuestro corazón y nuestro testimonio, usando siempre palabras de bondad y gracia.

6. Huye de la idolatría

Por tanto, amados míos, huyan de la idolatría.
(1 Corintios 10:14)

¡Cuántas cosas compiten por tener el primer lugar en nuestras vidas! Las personas, el trabajo, el dinero, el poder… todas esas cosas pueden convertirse en ídolos si controlan nuestra vida. Cuando empezamos a ver que algo se está convirtiendo en un ídolo, necesitamos huir de la tentación de adorarlo, dándole el primado de nuestra vida a Dios.

7. Huye de la pereza

Ve a la hormiga, oh perezoso; observa sus caminos y sé sabio.
(Proverbios 6:6)

La pereza es una trampa que nos impide alcanzar lo que Dios quiere para nuestras vidas. Cuando nos desanimamos, la productividad se resiente y la voluntad de Dios para nosotros pasa a un segundo plano. La Biblia nos exhorta a aprender de la hormiga, que trabaja diligentemente. Escapar de la pereza es buscar vivir con propósito y acción.

8. Huye de las contiendas

El carbón para brasas, y la leña para el fuego;
Y el hombre rencilloso para encender contienda.
(Proverbios 26:21)

La contienda es fuente de división y conflicto. Debemos evitar discusiones inútiles que no traen paz ni edifican. La sabiduría bíblica nos aconseja evitar conductas que inciten al conflicto y las peleas, buscando siempre la paz y el entendimiento. Huir de la contienda es buscar la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento.

9. Huye del orgullo

Antes del quebrantamiento es la soberbia,
Y antes de la caída la altivez de espíritu.
(Proverbios 16:18)

El orgullo es una trampa sutil que nos separa de Dios y de las personas. Nos ciega a nuestros propios errores y nos impide reconocer nuestra necesidad de ayuda y humildad. Huir del orgullo es reconocer que dependemos de la gracia de Dios y que toda la gloria le pertenece a él.

¡Huye de las tentaciones y sigue a Jesucristo!

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