En la vida, todos enfrentamos momentos en los que una decisión puede cambiarlo todo: el rumbo de un camino, una relación, un futuro. En esos momentos de incertidumbre, no estamos solos. Dios, en su amor y sabiduría infinitos, nos ofrece dirección, claridad y paz. Cuando pedimos ayuda al Señor, estamos en el buen camino para tomar la mejor decisión.
Hijo mío, no se aparten estas cosas
de tus ojos;
guarda la iniciativa y la prudencia,
y serán vida para tu alma
y gracia para tu cuello.
Entonces andarás confiadamente por tu camino
y tu pie no tropezará.
(Proverbios 3:21-23)
Y si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídala a Dios —quien da a todos con liberalidad y sin reprochar— y le será dada. Pero pida con fe, no dudando nada. Porque el que duda es semejante a una ola del mar movida por el viento y echada de un lado a otro.
(Santiago 1:5-6)
Confía en el Señor de todo corazón
y no te apoyes en tu propia prudencia.
Reconócelo en todos tus caminos
y él enderezará tus sendas.
(Proverbios 3:5-6)
¿Qué hombre es el que teme al SEÑOR?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.
Su alma reposará en bienestar,
y sus descendientes heredarán la tierra.
El secreto del SEÑOR es para los que le temen;
a ellos hará conocer su pacto.
(Salmo 25:12-14)
De tus ordenanzas adquiero inteligencia;
por eso aborrezco todo camino de mentira.
Lámpara es a mis pies tu palabra
y lumbrera a mi camino.
(Salmo 119:104-105)
Pero el Consolador, el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que yo les he dicho.
(Juan 14:26)
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra.
(2 Timoteo 3:16-17)
No se conformen a este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento de modo que comprueben cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
(Romanos 12:2)
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen.
(Juan 10:27)
Muéstrame, oh SEÑOR, tus caminos; enséñame tus sendas.
Encamíname en tu verdad y enséñame
porque tú eres el Dios de mi salvación.
En ti he esperado todo el día.
(Salmo 25:4-5)
Hazme oír por la mañana tu misericordia porque en ti confío.
Hazme conocer el camino en que
he de andar
porque hacia ti levanto mi alma.
(Salmo 143:8)
Donde no hay consulta
los planes se frustran,
pero con multitud de consejeros se realizan.
(Proverbios 15:22)
En el camino de la sabiduría te he instruido
y por sendas de rectitud te he hecho andar.
Cuando camines, tus pasos no hallarán impedimento;
y si corres, no tropezarás.
Aférrate a la disciplina y no la sueltes; consérvala, porque ella es tu vida.
(Proverbios 4:11-13)
En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.
(Salmo 119:11)
¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
(Salmo 119:9)
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo podemos saber el camino?
Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
(Juan 14:5-6)
El temor del SEÑOR es el principio del conocimiento;
los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.
(Proverbios 1:7)
Toma buenas decisiones con la ayuda del Señor.
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