Palabras de Dios para una madre que perdió un hijo


Perder un hijo es una de las tristezas más fuertes y dolorosas que puede sentir una madre. Tener que enterrar un hijo es algo que va contra la naturaleza. Pero Dios entiende ese dolor, porque él también vio a su Hijo Jesucristo morir en la cruz, una muerte difícil y violenta. Dios quiere traer paz a tu corazón y sanar esa herida tan profunda. Recibe sus palabras y su amor en este momento.

Dios te consuela en tu momento de dolor

Dios te dice hoy:
Llora, hija mía, permite que tus lágrimas fluyan. Sé que hay mucho dolor en tu corazón. Yo te rodeo con mis brazos y te sostengo, no estás sola en este tiempo tan duro. Apóyate en mí, clama a mí y abre tu corazón. Cuéntame los momentos preciosos que viviste con tu hijo, la manera en la que tú lo bendijiste y él te bendijo. Al abrir tu corazón y recordar momentos preciosos, tu corazón comenzará a sanar. Confía en mí, yo te daré la paz y la fortaleza que necesitas para seguir adelante. ¡Te amo por siempre, hija mía!

El Señor está a tu lado, él te escucha y te ayuda

Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.

Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
(Salmo 34:17-19)

Refúgiate en el Señor

Sé que es difícil entender lo que ha sucedido, pero yo sigo estando en control. Por favor, no dudes de mi amor y mi bondad. Yo estoy contigo, hija mía, puedes refugiarte en mí. Yo quiero sanar tu corazón y llenarte de paz. Aunque ahora no entiendas lo que sucede, confía en mi cuidado y mi amor.

Te presté a tu hijo por un tiempo determinado, más corto de lo que podías imaginar, pero sé que fue de gozo para tu vida. Te agradezco por todo el amor que derramaste sobre él, tus cuidados amorosos cuando estaba enfermo y tu paciencia.

Ahora decide mantenerte fuerte en mí. Recibe mi fuerza, mis cuidados, paz y mi amor y sigue adelante, porque todavía tengo propósitos buenos para ti.

Dios te dice hoy...

Yo estoy contigo, hija mía, puedes refugiarte en mí. Aunque hoy no entiendas lo que sucede, confía en mi cuidado y mi amor. Te presté tu hijo por un tiempo determinado y te agradezco el amor que derramaste sobre él. Ahora, apóyate en mí y sigue adelante, porque todavía tengo propósitos buenos para ti.

Dios está contigo, es tu roca y te sostiene

Se llenó de amargura mi alma,
Y en mi corazón sentía punzadas.
Tan torpe era yo, que no entendía;
Era como una bestia delante de ti.
Con todo, yo siempre estoy contigo;
Me tomaste de la mano derecha.
Me has guiado según tu consejo,
Y después me recibirás en gloria.
¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Estando contigo, nada me deleita ya en la tierra.
Mi carne y mi corazón desfallecen;
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
(Salmo 73:21-26)

Oración de una madre que sufre por la pérdida de su hijo amado

Señor amado, mi corazón está roto. No tengo fuerzas para seguir adelante. Por mí sola no puedo continuar, necesito de ti. Por favor, ayúdame en este momento de tanto dolor. Yo sé que estás conmigo, yo sé que tu voluntad es buena. Pero tengo un dolor intenso en mi corazón y necesito sentir tu presencia, tu paz y la fortaleza que viene de ti. Ven, Señor amado, toca mi alma, calma mi dolor y lléname con tu paz. Nunca me he sentido tan sola ni tan impotente y solo tú puedes restaurarme y levantarme. Muévete en mi vida, sana mi corazón. En tu nombre, Jesús, mi Señor y Salvador. Amén.

Ánimo, el Señor está contigo dándote consuelo

Mamá, Dios está contigo en este momento de dolor. Recibe su consuelo, recibe su amor. Llora en su presencia, cuéntale lo que sientes. Él te entiende y puede sanar tu corazón. Acércate a Dios.

Mamá, Dios está contigo en este momento de dolor. Recibe su consuelo, recibe su amor. Llora en su presencia, cuéntale lo que sientes. Él te entiende y puede sanar tu corazón. Acércate a Dios.

Dios quiere ayudarte, él te entiende

Amada mía, sé que jamás olvidarás a tu hijo. Te lo presté durante ese tiempo, pero ahora debes seguir adelante aunque él ya no esté. Sé que anhelabas más tiempo a su lado, pero yo sé la razón por la cual ha sucedido esto. Aunque sea difícil de entender, yo todavía tengo buenas cosas para ti y para tu familia. No dudes de mi amor y mi propósito para ti.

Recuerda que yo estoy contigo hoy y por siempre, secando tus lágrimas y sanando tu corazón. Toma tu tiempo para procesar esto tan duro, pero hazlo aferrada a mí. Yo te amo y todavía tengo cosas lindas para ti, mi voluntad para tu vida sigue siendo buena. Poco a poco yo sanaré tu corazón, la alegría volverá y vivirás con los recuerdos preciosos del tiempo compartido con tu hijo.

Llegará el día en el que ya no habrá más lágrimas ni dolor

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
(Apocalipsis 21:4)

Recibe consuelo y aliento: