Palabra del Día
Una palabra bíblica diaria para que recibas inspiración y para que tu día sea mejor.
Palabra de Hoy
El poder de las palabras
Las palabras tienen mucho poder: pueden edificar o pueden destruir. Si no vas a decir algo que vaya a ser de bendición para otra persona, mejor no digas nada. Cuidado también con lo que escuchas. No permitas que las palabras de otras personas te lastimen. Para recibir bendición, oye siempre -en primer lugar- la voz de Dios, porque Dios desea tu bien y sabe lo que es mejor para ti.
Voy a escuchar lo que Dios el Señor dice: él promete paz a su pueblo y a sus fieles, siempre y cuando no se vuelvan a la necedad
-- Salmo 85:8
Escuchar a Dios, llena el corazón de paz. Las palabras de Dios construyen y edifican, y es así como deben ser nuestras palabras. Todo lo que decimos, debe contribuir para el bienestar de los demás.
Para asegurarnos de que sea así, debemos filtrar bien lo que dejamos entrar a nuestro ser por nuestros ojos y por nuestros oídos. Lo que dejamos entrar a nuestro corazón influye grandemente sobre lo que sale por nuestra boca.
El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.
(Lucas 6:45)
¿Quieres que tus palabras edifiquen y bendigan a todos los que te rodean? ¿Anhelas llevar la luz del Señor dondequiera que vas? Vigila lo que entra a tus oídos, a tu mente y a tu corazón. Llénate del Señor y anima a todos los que encuentres en tu camino.
Palabra de Ayer
La fe, la esperanza y el amor
Ahora, pues, permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
(1 Corintios 13:13)
¿Qué es más importante para la vida cristiana? ¿Obedecer las reglas? ¿Hacer cosas buenas? La Biblia enseña que lo más importante es tener fe, esperanza y, principalmente, amor. Sin amor, nada de lo que hacemos tiene valor, aunque sea algo increíble. Por eso, nuestro enfoque principal debe ser crecer en esas 3 áreas.
Analiza tu corazón con sinceridad y pídele a Dios que te muestre cómo puedes fortalecerte en esas áreas. ¿Necesitas tener más fe? Recuerda lo que Dios ha hecho por ti y lo que Jesús significa en tu vida. Renueva tu compromiso con él y deléitate en el gozo de tu salvación.
Esta es la palabra de fe que predicamos: que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.
(Romanos 10:8-10)
Tal vez necesitas fortalecer tu esperanza. No olvides que Dios tiene el futuro en sus manos y sus planes para tu vida son buenos.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
(Jeremías 29:11)
Pero si tu necesidad es la de llenar tu corazón y tu vida con más amor, acude a la fuente del amor: Dios.
Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.
(1ª Juan 4:7-9)
¿En cuál de estas áreas deseas crecer?
Palabra de Anteayer
Cómo resolver conflictos
En nuestra vida, es realmente imposible agradar a todo el mundo. Esa es la razón por la que, en algunos momentos, no lograremos evitar problemas y discusiones. Sin embargo, Dios quiere que seamos personas de paz. Aun cuando tengamos la razón, debemos aprender a calmar la confusión, perdonar y seguir adelante.
Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
(Colosenses 3:12-13)
La decisión de resolver el conflicto se basa tanto en nuestro amor por Dios y nuestro deseo de obedecer sus mandatos, como en el amor y el aprecio que tenemos hacia la otra persona. Debemos recordar que nosotros también somos imperfectos. En ocasiones, nosotros hemos cometido errores y nuestros corazones se llenaron de gratitud al recibir comprensión y perdón.
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Busquemos tener esa misma actitud hacia los demás. No nos enfoquemos en la ofensa. Recordemos los momentos bonitos vividos con esa persona. Recordemos también la sensación maravillosa que trae la reconciliación. No nos aferremos a lo que causa dolor, tristeza y división. Sembremos amor y comprensión, siempre que sea posible. Dios será glorificado en nosotros y alegraremos su corazón.
El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos.
(Proverbios 17:9)
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