Palabra del Día
Una palabra bíblica diaria para que recibas inspiración y para que tu día sea mejor.
Palabra de Hoy
Creer y obedecer
El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que desobedece al Hijo no verá la vida sino que la ira de Dios permanece sobre él.
(Juan 3:36)
Creer en Jesús nos transforma completamente. Cuando abrimos el corazón a la nueva vida en Cristo Jesús, todo cambia. Conocer a Dios y obedecer lo que él nos manda se convierten en nuestros mayores anhelos. Por lo tanto, la obediencia es fruto de nuestra fe. Creemos en Jesús, nos rendimos a él, y comenzamos a vivir en obediencia.
Es fácil obedecer a alguien que amamos y en quien confiamos, pues sabemos que solo desea lo mejor para nosotros. Ese es el corazón del Padre Dios. ¡En él tenemos vida eterna! En amor, él nos llama a creer y confiar, porque nuestra salvación es por fe. Pero al obedecer sus mandatos, expresamos de forma más tangible nuestro amor por él y nuestro deseo de vivir para él.
Con la obediencia, todo en nuestra vida encaja mejor. La obediencia nos abre la puerta para vivir una vida más feliz y llena de propósito.
No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
(Mateo 7:21)
La obediencia es la expresión más visible de lo que sucede en nuestro interior. Es fácil decir que creemos en Dios y que tenemos fe en él. Vivir diariamente en obediencia es un compromiso más difícil y retador. La obediencia nos llama a dejar de lado nuestras preferencias para enfocarnos en lo que Dios desea y lo que alegra su corazón.
Elige creer en Dios y obedecerle en todo. Su voluntad para ti es buena, perfecta y agradable (Romanos 12:2). Vive la vida plena que él ha preparado para ti. Vívela en amor y obediencia a aquel que te ama más que nadie. ¡Vive para Jesús!
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Palabra de Ayer
Buenas noticias para todo el que cree en Jesús
Y todos los días, no dejaban de enseñar y de anunciar en el templo y por las casas las buenas noticias acerca de Cristo Jesús.
(Hechos 5:42)
Pero estas se han escrito para que ustedes crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que al creer, tengan vida en su nombre.
(Juan 20:31)
La Biblia está llena de buenas noticias para todo el que elige creer en Jesús como su Señor y Salvador. Con Jesús, comenzamos a vivir la vida en plenitud, llenos de la esperanza eterna y libres de las ataduras del pecado.
Quien cree en Cristo recibe el perdón por todos los fallos cometidos y vive con la esperanza de la vida eterna. Pero no es solo eso. En Cristo hay gozo, paz y propósito para cada día. En él encontramos el amor fiel, eterno e inconmovible que no se enfría ni abandona. Con él podemos enfrentar los retos de la vida con ánimo y fortaleza. Cada área de nuestras vidas es bendecida gracias a que, un día, abrimos nuestro corazón a Jesús.
Pero Dios todavía quiere alcanzar a muchos más con sus buenas nuevas. Él nos llama a ti y a mí a compartir su evangelio con los demás, a orar por nuestros vecinos, a bendecir a los que nos rodean con su Palabra y con su amor, a marcar una diferencia en el lugar donde él nos ha puesto con actos de bondad y palabras de ánimo y consuelo.
Dios quiere hablarte cada día
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Da gracias a Dios porque se reveló a tu corazón. Alaba al Padre por su incomparable amor y por todo lo que hace cada día por ti. Pero también sé intencional en compartir cada día sus buenas noticias con tus familiares, amigos y conocidos para que ellos también reciban la salvación y disfruten de la compañía de Dios en sus vidas.
Les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura».
(Marcos 16:15)
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Palabra de Anteayer
Andando con Dios
En pos del SEÑOR su Dios andarán, y a él temerán. Guardarán sus mandamientos y escucharán su voz. A él servirán y a él serán fieles.
(Deuteronomio 13:4)
Caminar con Dios es más que seguir reglas. Es vivir una relación diaria que transforma cada paso. Cuando caminamos a su lado, nos damos cuenta de que no estamos solos en las luchas, dudas y desafíos que surgen en el camino. Su presencia nos fortalece y nos guía, incluso cuando todo a nuestro alrededor parece incierto.
A menudo deseamos resultados inmediatos, respuestas rápidas y caminos despejados. Sin embargo, quienes caminan con el Señor aprenden a confiar en su tiempo, sabiendo que cada retraso tiene un propósito y cada silencio esconde su cuidado especial. Él nos guía con amor, moldea nuestro carácter y alinea nuestro corazón con el suyo.
Caminar con Dios también significa aprender a descansar. En un mundo inquieto, donde el miedo y la ansiedad nos intentan dominar, Dios nos invita a entregarle nuestras cargas y permitir que su paz gobierne nuestros pensamientos. Cuando confiamos en sus promesas, encontramos seguridad incluso en medio de las tormentas.
Además, caminar con el Señor nos llama a vivir de manera diferente. Sus palabras iluminan nuestro camino, enseñándonos a amar más, perdonar con sinceridad y servir con humildad. Cada paso que damos con él revela un poco más de su carácter en nosotros.
Que cada día sea una oportunidad para renovar nuestro caminar. Que nuestra mirada permanezca fija en él, nuestro corazón receptivo a su voz y nuestros pies listos para seguir su dirección. Porque caminar con Dios es descubrir que la verdadera vida no está en lo que conquistamos, sino en aquel que camina con nosotros, guiándonos con gracia y fidelidad.
Que nuestro caminar esté marcado por una fe constante, una esperanza renovada y un amor abundante, recordando siempre que, con Dios, cada paso forma parte de un propósito mayor, significativo y grandioso.
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