Palabra del Día
Una palabra bíblica diaria para que recibas inspiración y para que tu día sea mejor.
Palabra de Hoy
Dios nos salvó por su misericordia
En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros. Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia.
(Tito 3:3-5a)
¿Te has puesto a pensar en lo inmensa que es la misericordia de Dios? En lugar de fijarse en nuestras imperfecciones y descartarnos a ti y a mí, Dios tuvo compasión de nosotros y nos ofreció el camino a la salvación a través de Jesús. En Cristo él nos salvó, nos justificó y nos dio la esperanza de la vida eterna.
Dios quiere hablarte cada día
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Dios no enfocó su mirada en nuestra necedad y desobediencia. Como Padre amoroso que es, él se enfocó en su amor por nosotros y su deseo de rescatarnos. En Cristo, nos dio la oportunidad de recibir su perdón y la vida abundante que hay en él. No hay regalo que se pueda comparar con el regalo que Dios nos ha dado.
Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana. ¡Grande es tu fidelidad!
(Lamentaciones 3:22-23)
Por lo tanto, vivamos este y cada día con corazones agradecidos a Dios, amando y obedeciendo al que nos salvó.
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Palabra de Ayer
Perdona y serás perdonado
Y cuando se pongan de pie para orar, si tienen algo contra alguien, perdónenlo para que su Padre que está en los cielos también les perdone a ustedes sus ofensas.
(Marcos 11:25)
Muchas personas creen erróneamente que solo pueden perdonar si la otra persona se disculpa. Si pensamos que la única forma de obtener perdón es cuando alguien nos lo pide, veremos que eso es inviable, ya que algunas personas nunca pedirán disculpas por las ofensas cometidas.
Es posible perdonar incluso si la otra persona está distante y no tenemos forma de saber si se arrepiente o no. En determinados casos, puede ser necesario perdonar a alguien que ha fallecido. En esta situación, ni siquiera existe la posibilidad de que la persona muestre arrepentimiento.
Por eso, es sumamente importante que confesemos nuestros pecados y pidamos perdón a Dios, en el nombre de Jesús.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.
(1 Juan 1:9)
La falta de perdón es como un veneno: nos quita la alegría y nos impide vivir la vida que Dios quiere que vivamos. Si te cuesta perdonar, pídele a Dios que te ayude, toma la iniciativa y perdona. Al perdonar, aliviamos una carga y podemos avanzar con confianza, sabiendo que Dios es misericordioso.
Sean misericordiosos, como también su Padre es misericordioso.
No juzguen, y no serán juzgados. No condenen, y no serán condenados. Perdonen, y serán perdonados.
(Lucas 6:36-37)
Palabra de Anteayer
De las tinieblas a su luz admirable
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anuncien las virtudes de aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
(1 Pedro 2:9)
Por lo general, no nos gusta estar rodeados de oscuridad. Los lugares oscuros nos frenan de movernos libremente, pues siempre hay algo de temor de tropezar con algo y caer. La oscuridad física produce una sensación extraña de impotencia. Es mucho peor con la oscuridad espiritual.
Pero, cuando abrimos nuestro corazón a Jesús, pasamos del reino de las tinieblas a su luz admirable. Donde había confusión, impotencia y temor, ahora tenemos claridad, fortaleza y valentía.
En Cristo tenemos una nueva identidad: hemos sido escogidos para formar parte de su familia. Somos sacerdotes, podemos acercarnos a nuestro Padre Dios en cualquier momento para disfrutar de su presencia y hablar con él. En Jesús somos valiosos y tenemos un propósito claro: anunciar las bondades y el poder de Dios a todos los que encontramos en nuestro camino.
Él nos ha librado de la autoridad de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo amado, en quien tenemos redención, el perdón de los pecados.
(Colosenses 1:13-14)
¿Tienes a Jesús en tu corazón? ¿Has pasado del reino de las tinieblas al reino de luz? Si es así, ahora perteneces al reino de Cristo Jesús, nuestro Salvador. Andando en su luz, verás las cosas de otra manera. Su obra de perdón ha llenado tu corazón de esperanza y ha dado dirección clara a tu vida.
Alaba hoy a Jesús y agradécele que te sacara de las tinieblas. Gracias a su obra eres libre de la oscuridad eterna y vivirás en su luz.