Explicación de Números 23:19: Dios no es hombre para que mienta (estudio bíblico)


Equipo de Bibliaon
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Números 23:19 revela que Dios es fiel e inmutable. A diferencia de los humanos, él no miente ni cambia de opinión. Lo que promete, lo cumple. Esta verdad nos enseña a confiar plenamente en su palabra y carácter, porque él es digno de plena confianza.

Dios no es hombre para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
Él dijo, ¿y no lo hará? Habló, ¿y no lo cumplirá?
(Números 23:19)

Este pasaje de Números 23:19 forma parte del relato en el que Balaam, un profeta contratado por Balac, rey de Moab, intenta maldecir a Israel. Sin embargo, Dios no lo permite, y Balaam, en cambio, proclama bendiciones sobre su pueblo.

Este versículo resalta la fidelidad de Dios. A diferencia de los humanos, que cambian de opinión, mienten o incumplen sus promesas, Dios es absolutamente confiable. Su palabra es segura, sus promesas son firmes y actúa con total integridad.

La lección principal es que Dios es digno de plena confianza. Él no se equivoca, no se acobarda y cumple todo lo que dice.

Para el pueblo de Israel, estas palabras fueron un consuelo ante las amenazas externas. Para nosotros hoy, son una garantía de que podemos confiar en su Palabra, especialmente en las promesas de salvación, justicia y amor.

Este versículo nos invita a descansar en la fidelidad del Señor, recordando que Dios es soberano, constante y veraz en todo lo que hace.

Dios no es hombre para que mienta

Este pasaje de Números 23:19 resalta la perfección del carácter de Dios en comparación con la humanidad. Según la Biblia, los seres humanos son limitados, defectuosos y propensos al pecado, incluyendo la mentira. Dios, en cambio, es santo, veraz e inmutable.

Mentir es negar la verdad, y la Biblia enseña que Dios es la verdad misma (Juan 14:6). Su naturaleza es pura y justa, incapaz de engaño o error (Tito 1:2). Por lo tanto, todo lo que dice se cumple, y sus promesas son fiables.

Esta enseñanza nos invita a confiar plenamente en Dios. Cuando promete salvación, cuidado o justicia, podemos estar seguros de que cumplirá. Su fidelidad no depende de las circunstancias, sino de su carácter inmutable.

Al afirmar que Dios no es hombre para mentir, la Biblia nos recuerda que él está por encima de las fallas humanas. Podemos descansar en su Palabra, confiados en que él nunca falla ni se desvía de sus propósitos.

Ni hijo de hombre para que se arrepienta

A diferencia de los seres humanos, que cambian de opinión por error, emoción o falta de conocimiento, Dios no necesita arrepentirse porque es perfecto en sabiduría y justicia.

En la Biblia, cuando una persona se arrepiente, significa que reconoce su error y decide cambiar. Pero Dios nunca se equivoca ni actúa impulsivamente. Cuando la Biblia dice que Dios se "arrepintió", como en Génesis 6:6, es una forma de explicar, con palabras humanas, que cambió su camino debido a las actitudes de las personas. Esto no significa que Dios cambiara su identidad ni que su plan dejara de ser perfecto.

El pasaje de Números 23:19 enseña que los planes de Dios son firmes, sabios y confiables. Él no actúa con inconstancia, sino con propósito. Debemos confiar en que su voluntad es perfecta y no cambia con el tiempo.

Lo que dice Números 23:19 sobre la fidelidad de Dios

Este versículo demuestra claramente la absoluta fidelidad de Dios. A diferencia de los humanos, que a menudo incumplen sus promesas, Dios es veraz y confiable en todo lo que dice. No miente ni cambia de opinión, pues su naturaleza es perfecta, santa e inmutable.

La fidelidad de Dios significa que todo lo que promete en su Palabra sucederá en el momento oportuno. Él es constante, nunca actúa impulsiva ni deliberadamente, y cumple sus promesas con justicia y amor. Incluso cuando no comprendemos sus tiempos ni sus caminos, podemos confiar en que él es fiel y actúa para nuestro bien.

Este versículo nos invita a descansar en la certeza de que Dios es fiable. Su fidelidad es un fundamento seguro para nuestra fe. Él nunca falla, nunca se echa atrás y siempre cumple sus promesas. Esto nos da esperanza y seguridad, incluso ante las dificultades.

Lo que aprendemos con Balac y Balaam en Números 23:19

En Números 23:19, aprendemos lecciones a través de la historia de Balac y Balaam. Balac, rey de Moab, quiso maldecir a Israel por temor a su crecimiento y llamó a Balaam, un profeta, para que lo hiciera. Sin embargo, Balaam solo podía decir lo que Dios permitía. En lugar de una maldición, Dios hizo que Balaam declarara bendiciones sobre Israel, demostrando que ningún plan humano puede frustrar la voluntad de Dios.

El versículo destaca la fidelidad e inmutabilidad de Dios. Él no miente ni cambia de opinión. Esto nos enseña que Dios es soberano y que sus planes no se ven afectados por la presión humana.

Balac intentó manipular el resultado con ofrendas e influencia, pero aprendió que Dios es quien decide. Balaam, por otro lado, a pesar de sus conflictos internos, fue usado por Dios para decir la verdad.

La palabra de Dios es firme, sus propósitos son inmutables y debemos confiar plenamente en él.

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