23 versículos sobre los ojos: cuidado con lo que tu ojo mira


Los ojos son como la luz del cuerpo. Por eso Jesús nos advierte sobre la importancia de protegerlos del mal. La Biblia nos dice que debemos mirar el bien y apartar la mirada del mal para no apagar la luz de Dios en nosotros. A través de lo que elegimos ver, podemos traer claridad a nuestro interior o atraer la oscuridad y el pecado. Es nuestra la elección.

La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
(Mateo 6:22-23)

Aparta mis ojos para que no vean la vanidad;
vivifícame en tu camino.
(Salmo 119:37)

Miren tus ojos lo que es recto
y diríjase tu vista a lo que está frente a ti.
(Proverbios 4:25)

El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala; este habitará en las alturas; fortaleza de rocas será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus aguas serán seguras.
(Isaías 33:15-16)

Pero yo les digo que todo el que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti. Porque es mejor para ti que se pierda uno de tus miembros y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
(Mateo 5:28-29)

Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. (1 Juan 2:16)

Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
(1 Juan 2:16)

La falta de visión es una dificultad grave, pero peor que la ceguera física es la ceguera espiritual. Jesús abrió la vista a muchos ciegos, pero muchos lo rechazaron y no quisieron ver la realidad que él trajo al mundo: la necesidad de volver nuestros ojos a Dios.

Son muchas las cosas que pueden nublar nuestra visión y generar ceguera espiritual. ¡Debemos tener cuidado! Al fijar nuestra mirada en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe, necesitamos mantener nuestros ojos espirituales abiertos, mirando hacia adelante y hacia arriba para ver la vida según la perspectiva de Dios.

¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?
(Lucas 6:41)

Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.
(Apocalipsis 3:18)

Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán.
(Isaías 35:5)

Mis ojos están siempre puestos en el SEÑOR
porque él sacará mis pies de la red.
(Salmo 25:15)

Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho.
(Génesis 21:19)

Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
(Lucas 24:31-32)

Antes bien, como está escrito:
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han subido en corazón de hombre,
Son las que Dios ha preparado para los que le aman.
(1 Corintios 2:9)

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
(Hebreos 12:2)

alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,
(Efesios 1:18)

He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores,
Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora,
Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios,
Hasta que tenga misericordia de nosotros.
(Salmo 123:2)

Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
(Salmo 91:8)

El que hizo el oído, ¿no oirá?
El que formó el ojo, ¿no verá?
(Salmo 94:9)

como está escrito: Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy.
(Romanos 11:8)

Como Jesús lo entendió, les dijo: ¿Por qué discuten? ¿Porque no tienen pan? ¿Todavía no entienden ni comprenden? ¿Tienen endurecido su corazón? Teniendo ojos, ¿no ven? Teniendo oídos, ¿no oyen? ¿No se acuerdan?
(Marcos 8:17-18)

Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida
(1 Juan 1:1)

He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá: aun los que le traspasaron. Todas las tribus de la tierra harán lamentación por él. ¡Sí, amén!
(Apocalipsis 1:7)

Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
(Salmo 121:1-2)

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