Los animales forman parte del vasto grupo de seres vivos creados por Dios y están bajo su dominio y cuidado. Con sus características y funciones propias, los animales fueron creados con el propósito de reflejar la gloria de Dios y de cohabitar el mundo con los humanos y el resto de la creación.
Y dijo Dios: «¡Que produzcan las aguas seres vivos, y aves que vuelen sobre la tierra, por la bóveda celeste!» Dios creó entonces los grandes monstruos marinos, y todo ser vivo que repta y que las aguas produjeron según su género, y todo animal alado según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense! ¡Llenen las aguas de los mares! ¡Que se multipliquen las aves en la tierra!»
(Génesis 1:20-22)
Luego dijo Dios: «¡Que produzca la tierra seres vivos según su género; y bestias, serpientes y animales terrestres según su especie!» Y así fue. Y Dios hizo animales terrestres según su género, y ganado según su género, y todo animal que repta sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
(Génesis 1:24-25)
Y así, Dios el Señor formó de la tierra todos los animales del campo, y todas las aves de los cielos, y se los llevó a Adán para ver qué nombre les pondría; y el nombre que Adán les puso a los animales con vida es el nombre que se les quedó.
(Génesis 2:19)
En el relato de la creación del universo en Génesis, vemos que los animales, como todas las demás criaturas, son el resultado de la acción de Dios. Él, con su palabra, creó el mundo, lo hizo habitable y lo llenó de seres vivos. Entre todo lo creado, Dios también colocó a los seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios. Los humanos recibieron la responsabilidad de dominar y cuidar toda la creación.
Saca a todos los animales que están contigo; a todo ser vivo: aves y bestias, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y pueblen la tierra. ¡Reprodúzcanse y multiplíquense sobre la tierra!
(Génesis 8:17)

Estarás en paz con las piedras del campo,
y los animales salvajes serán tus amigos.
(Job 5:23)
El temor y el miedo a ustedes estarán en todo animal de la tierra, en toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar. Quedan en las manos de ustedes.
(Génesis 9:2)
No todos los cuerpos son iguales, sino que uno es el cuerpo de los hombres, y otro muy distinto el de los animales, otro el de los peces, y otro el de las aves.
(1 Corintios 15:39)
pues míos son todos los animales del bosque,
¡los miles de animales que hay en las colinas!
(Salmo 50:10)
También salieron del arca todos los animales, y todo reptil y toda ave, y todo lo que se mueve sobre la tierra, según sus especies.
(Génesis 8:19)
Cuando llegue ese día, haré por ti un pacto con las bestias del campo, con las aves del cielo y con las serpientes de la tierra. Pondré fin al arco, la espada y la guerra, y te haré dormir tranquila.
(Oseas 2:18)
Mira a Behemot, la bestia de las bestias;
criatura mía, lo mismo que tú.
Se alimenta de hierba, como los bueyes,
(Job 40:15)
También las bestias del campo braman pidiendo tu ayuda, porque se han secado los arroyos, y el fuego ha consumido las praderas del desierto.
(Joel 1:20)
Yo, con gran despliegue de poder y con mi brazo extendido, hice la tierra y al hombre, y también a los animales que están sobre la tierra, y la tierra se la di a quien mejor me pareció.
(Jeremías 27:5)
¡Lo has hecho señor de las obras de tus manos!
¡todo lo has puesto debajo de sus pies!
¡Todas las ovejas y todos los toros!
¡Todos los animales del bosque!
¡Las aves en el cielo y los peces en el mar!
¡Todo lo que surca las profundidades del mar!
(Salmo 8:6-8)
¿Te atreverías a cazar la presa para el león?
¿Te atreverías a saciar el hambre de sus cachorros,
que tendidos en sus cuevas
esperan impacientes la hora de comer?
¿Quién alimenta al cuervo y sus polluelos,
cuando éstos saltan de un lado a otro
y graznan hambrientos pidiendo a Dios su comida?
(Job 38:39-41)
¿Y acaso el búfalo querrá servirte?
¿Se quedará tranquilo en tu pesebre?
(Job 39:9)
Al ver el asna al ángel del Señor, se echó al suelo debajo de Balaam, y éste se enojó y la azotó con un palo. Entonces el Señor hizo que el asna hablara, y ésta le dijo a Balaam: «¿Y yo qué te he hecho? ¿Por qué me has azotado tres veces?»
(Números 22:27-28)
Los discípulos fueron, e hicieron tal y como Jesús les mandó: trajeron la burra y el burrito, pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima.
(Mateo 21:6-7)
¡Vean el vasto mar! ¡Contemplen su grandeza!
En él se mueven incontables seres vivos,
lo mismo grandes que pequeños.
Allí navegan las grandes naves;
allí está Leviatán, que creaste para jugar con él.Todos los seres esperan de ti
que a su tiempo les des de comer.
Si abres tu mano y les das su pan,
ellos lo toman y quedan satisfechos.
(Salmo 104:25-28)
El justo sabe cuando su bestia tiene hambre,
pero los impíos son crueles de corazón.
(Proverbios 12:10)
que fue reprendido por su iniquidad; ¡una bestia de carga, que no podía hablar, habló con voz humana y puso un alto a la locura del profeta!
(2 Pedro 2:16)
Pero Moisés respondió: ¡Pues hasta tú vas a darnos los animales que debemos ofrecer al Señor nuestro Dios como sacrificio y holocausto!
(Éxodo 10:25)
A los caballos les ponemos un freno en la boca, para que nos obedezcan, y así podemos controlar todo su cuerpo.
(Santiago 3:3)
Los discípulos se fueron y encontraron todo tal y como él les había dicho. Mientras desataban el burrito, sus dueños les dijeron: «¿Por qué lo desatan?» Y ellos contestaron: «Porque el Señor lo necesita.»
(Lucas 19:32-34)
Aunque ricos, los mortales no permanecen;
lo mismo que las bestias, un día perecen.
(Salmo 49:12)
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