La pereza es muy peligrosa. Todos necesitamos descansar, pero no debemos exagerar. Los que se dejan vencer por la pereza terminan ignorando lo que deben hacer, y eso trae problemas. Cuando ignoramos las responsabilidades y dependemos de otros, aun teniendo la capacidad de trabajar, abrimos la puerta a la pobreza y a muchas dificultades.
El alma del perezoso desea
y nada alcanza,
pero el alma de los diligentes será prosperada.
(Proverbios 13:4)
Por la pereza se hunde el techo, y por la flojedad de manos tiene goteras la casa.
(Eclesiastés 10:18)
Ve a la hormiga, oh perezoso; observa sus caminos y sé sabio.
Ella no tiene jefe ni comisario ni gobernador;
pero prepara su comida en el verano,
y guarda su sustento en el tiempo de la siega.
(Proverbios 6:6-8)
No ames el sueño para que no te empobrezcas;
abre tus ojos y te saciarás de pan.
(Proverbios 20:13)
Perezoso: ¿Hasta cuándo has de estar acostado?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Un poco de dormir, un poco de dormitar
y un poco de cruzar las manos para reposar.
Así vendrá tu pobreza como un vagabundo,
y tu escasez como un hombre armado.
(Proverbios 6:9-11)
El camino del perezoso es como cerco de espinas,
pero la senda de los rectos es llana.
(Proverbios 15:19)
Dice el perezoso:
“¡Hay un león en el camino!
¡Hay un león en medio de las calles!”.
Como las puertas giran sobre sus bisagras,
así también el perezoso en su cama.
El perezoso hunde su mano en el plato
y se cansa de volverla a su boca.
El perezoso es más sabio en su opinión que siete que responden con discreción.
(Proverbios 26:13-16)
La mano negligente empobrece, pero la mano de los diligentes enriquece.
El que recoge en el verano es un hijo sensato;
pero el que duerme en el tiempo de la siega es un hijo que avergüenza.
(Proverbios 10:4-5)
Porque hemos oído que algunos andan desordenadamente entre ustedes, sin trabajar en nada sino entrometiéndose en lo ajeno. A los tales les ordenamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo que trabajando sosegadamente coman su propio pan.
(2 Tesalonicenses 3:11-12)
Aún estando con ustedes los amonestábamos así: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.
(2 Tesalonicenses 3:10)
Como es el vinagre a los dientes y el humo a los ojos,
así es el perezoso a los que lo envían.
(Proverbios 10:26)
En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor;
(Romanos 12:11)
El negligente no alcanza presa, pero el hombre diligente obtendrá preciosa riqueza.
(Proverbios 12:27)
El deseo del perezoso lo mata, porque sus manos rehúsan trabajar.
Hay quien todo el día codicia y codicia, pero el justo da y no escatima.
(Proverbios 21:25-26)
Pasé junto al campo de un hombre perezoso
y junto a la viña de un hombre falto de entendimiento.
Y he aquí que por todos lados habían crecido ortigas;
los cardos habían cubierto el área,
y su cerco de piedra estaba destruido.
Yo observé esto y lo medité en mi corazón;
lo vi y saqué esta enseñanza:
Un poco de dormir, un poco de dormitar
y un poco de cruzar las manos para reposar.
Así vendrá tu pobreza como un vagabundo,
y tu escasez como un hombre armado.
(Proverbios 24:30-34)
La pereza hace caer en sueño profundo, y la persona negligente padecerá de hambre.
(Proverbios 19:15)
La mano de los diligentes gobernará, pero la de los negligentes será tributaria.
(Proverbios 12:24)
Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres,
(Colosenses 3:23)
El que es negligente en su trabajo
es hermano del destructor.
(Proverbios 18:9)
En toda labor hay ganancia,
pero la palabra solo de labios lleva a la pobreza.
(Proverbios 14:23)
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