23 versículos sobre la fe de Job frente a las pruebas


Job es conocido por su fe, paciencia y esperanza en Dios. Todo el sufrimiento y las pérdidas que soportó le ayudaron a conocer mejor al Señor. Él dejó un gran ejemplo de perseverancia, integridad y fe victoriosa. En medio de sus grandes pruebas, Job no negó a Dios, sino que declaró claramente su fe y confianza en él.

Yo sé que mi Redentor vive
y que al final se levantará sobre el polvo.
(Job 19:25)

La vida de Job se presenta como la de un hombre justo que temía a Dios y se apartaba del mal. Job perdió:

  • sus bienes (Job 1:13-17),
  • sus hijos (Job 1:18-19),
  • su salud (Job 2:7-9).

Y aunque sintió la falta de compasión de sus amigos (Job 12:4), mantuvo su confianza en Dios, en su soberanía, grandeza y amor. Al final de su prueba, Job recuperó las bendiciones de Dios que se duplicaron, y tuvo diez hijos más.

Yo sé que mi Redentor vive y que al final se levantará sobre el polvo. (Job 19:25)

En el país de Uz vivía un hombre llamado Job. Era un hombre recto, que amaba y honraba a Dios y no hacía ningún mal a nadie.
(Job 1:1)

Un día, mientras los hijos y las hijas de Job comían y bebían en la casa del hermano mayor, llegó un mensajero a la casa de Job y le dijo: Estábamos arando el campo con los bueyes, y las asnas pacían cerca, cuando de pronto llegaron los sabeos y nos atacaron, y mataron a los pastores y se llevaron los animales. Solo yo pude escapar para traerte la noticia.

Todavía estaba hablando el mensajero, cuando llegó otro y dijo: Dios permitió que del cielo cayera un fuego destructor, que fulminó a tus ovejas y a los pastores. ¡Todo lo consumió! Solo yo pude escapar para traerte la noticia.

Enseguida llegó otro mensajero con otra mala noticia: Tres escuadrones de caldeos llegaron y atacaron a los criados, y se llevaron los camellos. Solo yo pude escapar para traerte la noticia.
(Job 1:13-17)

Aún no terminaba de hablar este hombre, cuando llegó otro con esta noticia: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo en casa de su hermano mayor, cuando del desierto llegó un fuerte tornado, y azotó la casa, y esta se derrumbó sobre tus hijos y los mató. Solo yo pude escapar para darte la noticia.
(Job 1:18-19)

Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.
(Job 1:20-22)

Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.
(Job 2:7-8)

Yo soy uno de quien su amigo se mofa,
Que invoca a Dios, y él le responde;
Con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
(Job 12:4)

Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios.
(Job 2:9-10)

Con Dios está la sabiduría y el poder;
Suyo es el consejo y la inteligencia.
(Job 12:13)

Él manda al sol, y no sale;
Y sella las estrellas;
Él solo extendió los cielos,
Y anda sobre las olas del mar;
Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,
Y los lugares secretos del sur;
Él hace cosas grandes e incomprensibles,
Y maravillosas, sin número.
(Job 9:7-10)

Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?
(Job 9:4)

Tus manos me hicieron y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces?
Acuérdate que como a barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver?
(Job 10:8-9)

Me vestiste de piel y carne,
Y me tejiste con huesos y nervios.
Vida y misericordia me concediste,
Y tu cuidado guardó mi espíritu.
(Job 10:11-12)

¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano de Jehová la hizo?
En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo el género humano.
(Job 12:9-10)

Al árbol cortado, le quedan raíces;
y vuelve a retoñar, y no le faltan renuevos.
Tal vez con el paso del tiempo envejezca su raíz,
y su tronco llegue a morir en el polvo,
pero al sentir el agua, cobra vida,
y crece y echa nuevo follaje.
(Job 14:7-9)

Entonces Job le respondió al Señor, y le dijo: Yo sé bien que todo lo puedes,
que no hay nada que tú no puedas realizar.
(Job 42:1-2)

Yo había oído hablar de ti,
pero ahora mis ojos te ven.
Por lo tanto, me retracto de lo dicho,
y me humillo hasta el polvo y las cenizas.
(Job 42:5-6)

Y después de deshecha esta mi piel,
En mi carne he de ver a Dios;
Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro,
Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
(Job 19:26-27)

Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.
(Job 42:10)

Y vinieron a él todos sus hermanos y todas sus hermanas, y todos los que antes le habían conocido, y comieron con él pan en su casa, y se condolieron de él, y le consolaron de todo aquel mal que Jehová había traído sobre él; y cada uno de ellos le dio una pieza de dinero y un anillo de oro.
(Job 42:11)

Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas, y tuvo siete hijos y tres hijas. Llamó el nombre de la primera, Jemima, el de la segunda, Cesia, y el de la tercera, Keren-hapuc. Y no había mujeres tan hermosas como las hijas de Job en toda la tierra; y les dio su padre herencia entre sus hermanos.
(Job 42:12-15)

Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos, y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Y murió Job viejo y lleno de días.
(Job 42:16-17)

He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.
(Santiago 5:11)

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