19 versículos sobre ir a la iglesia y congregarse


Es importante congregarse y participar de las reuniones de iglesia. Cuando nos reunimos con otros creyentes para adorar a Dios, entramos en la presencia de Dios, acercándonos a él como familia. Dios quiere que trabajemos juntos para nuestro crecimiento, que nos animemos y edifiquemos. Cuando adoramos a Dios unidos, el Espíritu Santo se mueve y nos fortalece. ¡No dejemos de congregarnos!

No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
(Hebreos 10:25)

Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.
(Mateo 18:20)

Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos. (Mateo 18:20)

Por lo tanto, anímense y edifíquense unos a otros, como en efecto ya lo hacen.
Hermanos, les rogamos que sean considerados con los que trabajan entre ustedes, y que los instruyen y dirigen en el Señor. Ténganlos en alta estima y ámenlos por causa de su obra. Y ustedes, vivan en paz.
(1 Tesalonicenses 5:11-13)

Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.
(Romanos 12:10)

Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro.
(Efesios 4:15-16)

Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
(Hechos 2:46-47)

Yo me alegro con los que me dicen:
«Vamos a la casa del Señor.»
(Salmo 122:1)

Dos son mejor que uno, porque sacan más provecho de sus afanes.
Si uno de ellos se tropieza, el otro lo levanta.
¡Pero ay de aquel que tropieza y no hay quien lo levante!
Si dos se acuestan juntos, mutuamente se calientan;
pero uno solo no puede calentarse.
Uno solo puede ser vencido, pero dos presentan resistencia.
El cordón de tres hilos no se rompe fácilmente.
(Eclesiastés 4:9-12)

¡Sirvan al Señor con alegría!
¡Vengan a su presencia con regocijo!
(Salmo 100:2)

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
(Efesios 4:11-13)

Vea 16 versículos para motivar a congregarse y tener comunión.

Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.
(Romanos 12:4-8)

Por lo tanto, hermanos, cuando ustedes se reúnan, tal vez cada uno tenga un salmo, una enseñanza, una revelación, un mensaje en lengua extraña, o una interpretación; pero todo deben hacerlo para la edificación.
(1 Corintios 14:26)

Si se habla en una lengua extraña, que hablen dos, y hasta tres, pero que lo hagan por turnos, y que uno de ellos interprete lo que se diga. Pero si no hay quien interprete, esa persona debe guardar silencio en la iglesia, y hablar para sí mismo y para Dios. De la misma manera, que hablen dos y hasta tres profetas, y que los demás juzguen lo dicho. Si alguien estando sentado recibe una revelación, el primero debe dejar de hablar; así todos podrán profetizar por turno, a fin de que todos aprendan y sean exhortados. El don de profecía debe estar bajo el control de los profetas, pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.
(1 Corintios 14:27-33)

Así que, hermanos, procuren profetizar, y no impidan que se hable en lenguas extrañas, siempre y cuando todo se haga decentemente y con orden.
(1 Corintios 14:39-40)

No se emborrachen con vino, lo cual lleva al desenfreno; más bien, llénense del Espíritu. Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cánticos espirituales; canten y alaben al Señor con el corazón, y den siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
(Efesios 5:18-20)

Tú y yo compartíamos dulces secretos,
y juntos andábamos por la casa de Dios.
(Salmo 55:14)

Ante todo, exhorto a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres; por los reyes y por todos los que ocupan altos puestos, para que vivamos con tranquilidad y reposo, y en toda piedad y honestidad.
(1 Timoteo 2:1-2)

Fue así como los que recibieron su palabra fueron bautizados, y ese día se añadieron como tres mil personas, las cuales se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en el mutuo compañerismo, en el partimiento del pan y en las oraciones.
Al ver las muchas maravillas y señales que los apóstoles hacían, todos se llenaban de temor, y todos los que habían creído se mantenían unidos y lo compartían todo; vendían sus propiedades y posesiones, y todo lo compartían entre todos, según las necesidades de cada uno. Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón, mientras alababan a Dios y brindaban ayuda a todo el pueblo. Y cada día el Señor añadía a la iglesia a los que habían de ser salvos.
(Hechos 2:41-47)

Pero ustedes, amados hermanos, sigan edificándose sobre la base de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo,
(Judas 1:20)

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