Cómo animar a los hermanos de la iglesia (ideas para prédica)


Como iglesia, somos llamados a bendecirnos y animarnos los unos a los otros en nuestro andar con el Señor. La Biblia da importancia a la edificación mutua usando nuestras palabras y nuestras acciones para ayudar a los demás. Esto es algo que podemos hacer en las reuniones como iglesia y también en nuestro día a día.

Cuando un hermano en la fe está triste o pasando por momentos difíciles, el resto de la iglesia debe orar y ver si hay alguna manera práctica para ayudarle. Ese contacto constante y ese interés por ayudarnos los unos a los otros, nos fortalecen como pueblo de Dios.

Colosenses 3:15-16 es un buen pasaje para buscar ideas sobre cómo podemos ser de ánimo y bendición para nuestros hermanos en la fe. Son conceptos fáciles de aplicar que todos podemos ponerlos en práctica.

Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que habite en ustedes la palabra de Cristo con toda su riqueza: instrúyanse y aconséjense unos a otros con toda sabiduría; canten salmos, himnos y canciones espirituales a Dios, con gratitud de corazón.
Colosenses 3:15-16

Lo primero es dar prioridad a llenarnos de la paz del Señor en medio de cualquier circunstancia. Es en Dios que podemos renovar nuestras mentes y nuestros corazones para lograr ver cada situación desde su perspectiva. Ahora bien, ¿cómo lo conseguimos? ¿Cómo logramos "recargar nuestras pilas" emocionales y espirituales para poder ser de bendición y ánimo para los demás?

  • A través de la oración y del tiempo con Dios. Pasa tiempo ante la presencia de Dios, orando, intercediendo por este mundo y recibiendo todo lo que él desea darte. Da prioridad a renovar tu relación con el Padre celestial.
  • Sumérgete en el estudio de la Palabra y busca la dirección de Dios. Intenta leer y estudiar la Biblia cada día. Renueva tu espíritu al permitir que el Espíritu Santo de Dios te hable de forma especial a través de la Palabra. Dios es fiel y anhela hablar con sus hijos. ¡Ten un oído atento a su voz!

Según fortaleces tu espíritu, recuerda a las personas que tienes a tu alrededor. Piensa en formas específicas en las que puedes animar a los demás, empezando por tu familia en Cristo, pero también buscando oportunidades para bendecir a todos los que te rodean.

Animándonos los unos a los otros

1. Toma tiempo para hablar con los demás

Sea por teléfono, por mensaje o en persona, toma tiempo para hablar con los demás y para darles palabras de ánimo, orar y mostrar tu interés genuino. No solo hables con ellos, aprovecha para orar por ellos pidiendo la protección de Dios y su mover. Comparte palabras de testimonio sobre cómo Dios ha obrado en tu vida en situaciones similares. ¡Exalta el poder y el amor de Dios en todo momento!

2. Comparte Salmos o versículos bíblicos que te han ayudado

Comparte la Palabra transformadora con aquellos que te rodean. En la Biblia encontramos muchísimos Salmos y pasajes que nos dan ánimo y que aumentan nuestra confianza en Dios. ¡Echa mano de ellos! Algunos de los que puedes compartir son los siguientes:

3. Comparte cánticos o himnos de fortaleza

Al igual que con los versículos bíblicos, otra gran idea es compartir cánticos o himnos de fortaleza. Si ves un vídeo o escuchas un cántico que alegra y alimenta tu espíritu acercándote más a Dios, compártelo con tus hermanos en la fe. La música tranquiliza y sosiega el espíritu, todavía mucho más la música basada en la Palabra del Señor.

4. Ayuda en lo que te sea posible

Hace varios años había un cántico que decía «En las luchas y en las pruebas la iglesia sigue caminando y solo se detiene para predicar. ¡Oh, gloria! ¡Aleluya! La iglesia sigue caminando y solo se detiene para predicar». ¡Qué gran verdad! En tiempo de lucha y en tiempo de pruebas debemos continuar colaborando para la extensión del reino de Dios, a la medida que nos sea posible. Pregunta si hay alguna forma práctica en la que puedas ayudar.

Trabajando juntos como iglesia

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. (Mateo 5:16)

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
(Mateo 5:16)

¡Somos la Iglesia! Como tal, Dios nos ha llamado a muchas cosas, entre las que se encuentran las siguientes:

1. Ser luz y sal de la tierra

Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
(Mateo 5:13-16)

2. Bendecir y cuidar de los indefensos

La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y conservarse limpio de la corrupción del mundo.
(Santiago 1:27)

¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!
(Proverbios 31:9)

3. Ser ejemplo de amor

Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.
(1 Juan 4:7-8)

Nadie ha visto jamás a Dios, pero, si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece entre nosotros, y entre nosotros su amor se ha manifestado plenamente.
(1 Juan 4:12)

¡Cumplamos con nuestro ministerio! ¡Qué Dios sea glorificado en nuestras vidas hoy y por siempre! Pidamos su dirección y su unción para seguir siendo la luz y la sal de la tierra, llevando su Palabra y su amor a todos los que nos rodean.

4 versículos sobre animarnos unos a otros

1. Animarnos a acercarnos a Dios y alejarnos del pecado

Cuídense, hermanos, de que ninguno de ustedes tenga un corazón pecaminoso e incrédulo que los haga apartarse del Dios vivo. Más bien, mientras dure ese «hoy», anímense unos a otros cada día, para que ninguno de ustedes se endurezca por el engaño del pecado.
(Hebreos 3:12-13)

2. Animarnos en la fe y fortalecernos

Tengo muchos deseos de verlos para impartirles algún don espiritual que los fortalezca; mejor dicho, para que unos a otros nos animemos con la fe que compartimos.
(Romanos 1:11-12)

3. Animarnos al amor, a las buenas obras y a reunirnos

Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
(Hebreos 10:23-25)

4. Animémonos, porque estaremos con Jesús para siempre

El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre. Por lo tanto, anímense unos a otros con estas palabras.
(1 Tesalonicenses 4:16-18)

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