33 versículos de misiones (el llamado de Dios en el corazón de los misioneros)


Si formas parte de la familia de Dios, has sido llamado a una misión muy importante: compartir su amor con los demás. Sea en tu barrio, con tu familia, en otra ciudad o en otro país, Dios desea que participes activamente en la misión de llevar su mensaje redentor a otras personas. ¡Comienza hoy a compartir el evangelio!

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
(Romanos 10:14-15)

Para que las personas clamen a Dios y crean en él, primero deben oír el mensaje de salvación. Oirán a aquellos que acepten el reto de ir y predicar el evangelio a toda criatura.

Los que aceptan el reto y deciden ir a donde Dios los envía, son preciosos ante el Señor. Sus pies son hermosos, el hecho de que estén dispuestos a salir y avanzar en el nombre del Señor, trae bendición a sus vidas y a todos los que escuchan su mensaje.

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel.
(Isaías 61:1)

... pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
(Hechos 1:8)

Quien lleva el mensaje del evangelio debe hacerlo con el poder del Espíritu Santo. La vida misionera no es fácil, pero con el poder del Espíritu logramos ir y perseverar dondequiera que Dios nos envía, sea en un pueblo vecino en nuestro país, en un país diferente o en la otra punta del mundo. Con el poder de Dios podemos ir y proclamar que Dios vive y salva.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
(Mateo 28:19-20)

Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
(Lucas 10:1-2)

Hay mucho por hacer, todavía hay millones de personas que no han escuchado el evangelio. Debemos orar por obreros que salgan a llevar el evangelio y también estar dispuestos a ir si Dios nos llama.

El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel.
(Hechos 9:15)

Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
(Hechos 20:24)

Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
(Marcos 16:15)

Dios nos llama a compartir su evangelio con todos. Estemos atentos a las oportunidades que se nos presentan para mostrar el amor de Dios y hablar de él con los que nos rodean. Todos deben saber quién es Jesús y lo que ha hecho por nosotros.

He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas.
(Mateo 10:16)

Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
(Juan 20:21)

Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
(Mateo 5:15-16)

Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.
(Hechos 13:47)

Proclamad entre las naciones su gloria,
En todos los pueblos sus maravillas.
(Salmo 96:3)

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
(Romanos 1:16)

Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar.
(Marcos 3:14)

Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
(Lucas 19:10)

Cantad entre las gentes su gloria,
Y en todos los pueblos sus maravillas.
(1 Crónicas 16:24)

¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!
(Isaías 52:7)

Se acordarán, y se volverán a Jehová todos los confines de la tierra,
Y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.
(Salmo 22:27)

Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
(Mateo 24:14)

Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
(1 Corintios 1:22-24)

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
(Romanos 10:17)

Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.
(Apocalipsis 7:9-12)

... y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
(Lucas 24:46-47)

... sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.
(1 Pedro 3:15)

Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
(Juan 17:18-21)

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.
(Romanos 5:8-9)

... que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
(2 Timoteo 4:2)

¡Den gracias al SEÑOR! ¡Invoquen su nombre!
Den a conocer entre los pueblos sus hazañas.
(Salmo 105:1)

El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con ustedes porque no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento.
(2 Pedro 3:9)

Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.
(1 Timoteo 2:5-6)

Porque yo les daré boca y sabiduría, a la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se les opongan.
(Lucas 21:15)

El primer versículo de misiones en la Biblia

Muchos consideran el llamado de Dios a Abraham como el primer texto bíblico sobre misiones. Esto es así, porque Dios dio a Abraham un llamado y una misión clara que traería bendición a todas las familias de la tierra. Abraham contaría con la compañía de Dios para cumplir con esa misión especial.

Entonces el SEÑOR dijo a Abram: “Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra”.
(Génesis 12:1-3)

Tal como lo hizo con Abraham, todavía hoy Dios llama a hombres y mujeres a cumplir con la misión que él les encomienda. Muchos son llamados a dejar sus países de origen y sus parientes para ir y compartir las buenas noticias de salvación con personas de otras naciones y culturas.

Cuando Dios llama, él capacita, acompaña y bendice, tanto a la persona que obedece como a la misión que se lleva a cabo. Dios es fiel y cuando obedecemos su llamado, abrimos la puerta para ver más de su poder y sentir su amor de forma especial.

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