23 versículos sobre estudiar la Biblia


Estudiar la Biblia es muy importante para quienes desean seguir a Jesús. La Biblia nos enseña la verdad sobre Dios y su gran amor por nosotros, además de mostrarnos cómo vivir de una manera que agrade a Dios. La Biblia nos da sabiduría y conocimiento, pues Dios nos habla a través de ella. Estudiar la Biblia nos ayuda a reconocer la verdad y a evitar ser engañados por mentiras.

y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
(2 Timoteo 3:15-17)

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia,  a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)

Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
(Deuteronomio 6:5-9)

Hijo mío, no te olvides de mi ley,
Y tu corazón guarde mis mandamientos;
Porque largura de días y años de vida
Y paz te aumentarán.
(Proverbios 3:1-2)

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
(Josué 1:8)

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
(2 Timoteo 2:15)

Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
(Hechos 17:11)

Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;
(Juan 5:39)

Entonces respondiendo Jesús, les dijo: ¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?
(Marcos 12:24)

Mi pueblo es destruido porque carece de conocimiento. Porque tú has rechazado el conocimiento yo te echaré del sacerdocio; y porque te has olvidado de la ley de tu Dios yo también me olvidaré de tus hijos.
(Oseas 4:6)

Acerca de esta salvación han inquirido e investigado diligentemente los profetas que profetizaron de la gracia que fue destinada para ustedes. Ellos escudriñaban para ver qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, quien predijo las aflicciones que habían de venir a Cristo y las glorias después de ellas.
(1 Pedro 1:10-11)

Entre tanto que voy ocúpate en la lectura, en la exhortación y en la enseñanza.
(1 Timoteo 4:13)

Los proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel:
para conocer sabiduría y disciplina; para comprender los dichos
de inteligencia;
para adquirir disciplina y enseñanza, justicia, derecho y equidad;
para dar sagacidad a los ingenuos
y a los jóvenes conocimiento y prudencia.
El sabio oirá y aumentará su saber,
y el entendido adquirirá habilidades.
Comprenderá los proverbios y los
dichos profundos,
las palabras de los sabios y sus enigmas.
(Proverbios 1:1-6)

¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.
Con todo mi corazón te he buscado;
no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.
¡Bendito seas tú, oh SEÑOR!
Enséñame tus leyes.
Con mis labios he contado
todos los juicios de tu boca.
Me he gozado en el camino de tus testimonios
más que sobre toda riqueza.
En tus ordenanzas meditaré;
consideraré tus caminos.
Me deleitaré en tus estatutos;
no me olvidaré de tus palabras.
(Salmo 119:9-16)

Pues lo que fue escrito anteriormente fue escrito para nuestra enseñanza a fin de que, por la perseverancia y la exhortación de las Escrituras, tengamos esperanza.
(Romanos 15:4)

Y sucederá que cuando se siente sobre el trono de su reino, él deberá escribir para sí en un pergamino una copia de esta ley, del rollo que está al cuidado de los sacerdotes levitas. La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al SEÑOR su Dios, guardando todas las palabras de esta ley y estas prescripciones a fin de ponerlas por obra. Esto servirá para que no se enaltezca su corazón sobre sus hermanos, y no se aparte del mandamiento ni a la derecha ni a la izquierda, a fin de que prolongue los días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.
(Deuteronomio 17:18-20)

Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprenda tus justos juicios.
(Salmo 119:7)

Aférrate a la disciplina y no la sueltes; consérvala, porque ella es tu vida.
(Proverbios 4:13)

Porque el mandamiento es antorcha
y la instrucción es luz.
Y las reprensiones de la disciplina son camino de vida.
(Proverbios 6:23)

El primer día del mes primero había iniciado el viaje de retorno de Babilonia, y el primer día del mes quinto llegó a Jerusalén, pues la bondadosa mano de su Dios estaba con él. Porque Esdras había preparado su corazón para escudriñar la ley del SEÑOR y para cumplirla, a fin de enseñar a Israel los estatutos y los decretos.
(Esdras 7:9-10)

¡Cuánto amo tu ley!
Todo el día ella es mi meditación.
Por tus mandamientos me has hecho más sabio que mis enemigos, porque para siempre son míos.
He comprendido más que todos mis instructores
porque tus testimonios son mi meditación.
(Salmo 119:97-99)

Lámpara es a mis pies tu palabra
y lumbrera a mi camino.
(Salmo 119:105)

Así que ustedes, oh amados, sabiendo esto de antemano, guárdense; no sea que, siendo desviados por el engaño de los malvados, caigan de su firmeza. Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
(2 Pedro 3:17-18)

¡A la ley y al testimonio! Si ellos no hablan de acuerdo con esta palabra, es que no les ha amanecido.
(Isaías 8:20)

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