21 versículos sobre el bautismo


Bautizarse es una decisión muy importante para los cristianos. Con el bautismo, declaramos ante todos nuestro deseo y nuestra decisión de vivir para Cristo. Simbólicamente, al bajar a las aguas bautismales enterramos nuestra antigua vida pecaminosa. Al subir de las aguas, declaramos que hemos resucitado con Cristo y que la muerte ha sido vencida.

¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva.
(Romanos 6:3-4)

Al sumergirnos en las aguas bautismales sepultamos nuestra vida antigua, dejando atrás nuestros pecados, tal como Jesús fue sepultado. Pero él no se quedó muerto: ¡Jesús resucitó! Durante el bautismo, al levantarnos de las aguas, proclamamos la victoria de Cristo en la cruz y la obra que ha hecho en nosotros. ¡En él, tenemos vida nueva y victoriosa! El bautismo es un momento de victoria y celebración.

Fueron sepultados juntamente con él en el bautismo, en el cual también fueron resucitados juntamente con él por medio de la fe en el poder de Dios que lo levantó de entre los muertos.
(Colosenses 2:12)

El bautismo es poderoso en el ámbito espiritual. Al bautizarnos, declaramos ante los asistentes y sobre todo, ante las huestes celestiales, que hemos escogido seguir a Cristo por toda la eternidad.

Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
(Gálatas 3:26-27)

El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.
(Marcos 16:16)

Un día en que todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y mientras oraba, se abrió el cielo, y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz del cielo que decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo».
(Lucas 3:21-22)

Jesús mismo dio importancia al bautismo. Él fue donde Juan el Bautista para ser bautizado, dándonos ejemplo. Es precisamente en el momento del bautismo de Jesús que vemos las tres personas de la Trinidad en acción. Jesús, siendo bautizado, la presencia del Espíritu Santo en forma de paloma, y la voz del Padre Dios proclamando su amor y satisfacción por su Hijo.

En esos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. En seguida, al subir del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma.
(Marcos 1:9-10)

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
(Mateo 28:19-20)

La misión que Jesús nos dio como seguidores suyos, incluye bautizar a los que le reciben a él como Señor de sus vidas. Cada discípulo de Jesús debe ser bautizado. El bautismo no es solo un paso de obediencia, sino una proclamación ante todos de que Jesús es nuestro Señor.

Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.
(Hechos 2:38)

El bautismo, que corresponde a esta figura, ahora, mediante la resurrección de Jesucristo, los salva, no por quitar las impurezas de la carne sino como apelación de una buena conciencia hacia Dios.
(1 Pedro 3:21)

Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre.
(Hechos 22:16)

Cuando Saulo tuvo su encuentro poderoso con Jesús, Dios envió a Ananías donde él para que lo animara e instruyera en sus primeros pasos como seguidor y servidor de Jesús. Sus primeras instrucciones para Saulo fueron que se levantara y se bautizara. Con su bautismo mostraría que todos sus pecados quedaban atrás. ¡Era un Saulo nuevo! Sería el nuevo comienzo para un ministerio lleno del poder del Espíritu Santo.

Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús.
(Juan 3:5)

Mientras iban por el camino, llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: Mire usted, aquí hay agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado?
Entonces mandó parar la carroza, y ambos bajaron al agua, y Felipe lo bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó de repente a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, pero siguió alegre su camino.
(Hechos 8:36-39)

Todo el que cree en Jesús como Señor y Salvador, puede ser bautizado. ¡Basta con creer en Jesús y dejar que su Espíritu obre en el corazón!

Todos fuimos bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
(1 Corintios 12:13)

Pablo les explicó: El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Él le decía al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús.
Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
(Hechos 19:4-5)

¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo lo mismo que nosotros?
(Hechos 10:47)

Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos.
(Efesios 4:4-6)

Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece es el que bautiza con el Espíritu Santo”.
(Juan 1:33)

Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas, y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado
(Hechos 9:18)

Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.
(Hechos 2:41)

Yo los bautizo a ustedes con agua —les respondió Juan a todos—. Pero está por llegar uno más poderoso que yo, a quien ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
(Lucas 3:16)

Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia. También creyeron y fueron bautizados muchos de los corintios que oyeron a Pablo.
(Hechos 18:8)

¿Cuál es el bautismo correcto según la Biblia?

Seguimos el ejemplo de Jesús. Por lo tanto, intentamos hacer las cosas como él las hizo y como las vemos en su Palabra. Jesús fue bautizado por inmersión, sumergido en las aguas del río Jordán (Marcos 1:9-11, Mateo 3:13-17). Por eso, el bautismo por inmersión es el bautismo practicado por muchas iglesias cristianas evangélicas.

A la medida de lo posible, si la salud de la persona lo permite, creemos que la Palabra nos deja el ejemplo de Jesús para que lo imitemos en este, y en todos los asuntos.

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