Versículos bíblicos sobre el ayuno


El ayuno es una de las disciplinas espirituales del cristiano y nos ayuda a acercarnos a Dios. Cuando ayunamos, renunciamos a algo físico como la comida, para enfocarnos en fortalecer nuestro espíritu y nuestra relación con Dios. El ayuno es un acto de humildad ante Dios y afirma nuestra dependencia de él.

Isaías 58:2-4

Porque día tras día me buscan, y desean conocer mis caminos,
como si fueran una nación que practicara la justicia,
como si no hubieran abandonado mis mandamientos.
Me piden decisiones justas, y desean acercarse a mí,
y hasta me reclaman: “¿Para qué ayunamos, si no lo tomas en cuenta?
¿Para qué nos afligimos, si tú no lo notas?”
Pero el día en que ustedes ayunan, hacen negocios y explotan a sus obreros.
Ustedes solo ayunan para pelear y reñir, y darse puñetazos a mansalva.
Si quieren que el cielo atienda sus ruegos, ¡ayunen, pero no como ahora lo hacen!
(Isaías 58:2-4)

A Dios no le agrada el ayuno que se convierte en solo un ritual o costumbre, sin venir acompañado por un corazón que anhela agradarle a él. Debemos entender la forma en la que Dios desea que ayunemos, y ese entendimiento comienza teniendo una relación estrecha con Dios.

Isaías 58:5-9

¿Acaso el ayuno que he escogido es solo un día para que el hombre se mortifique?
¿Y solo para que incline la cabeza como un junco, haga duelo y se cubra de ceniza?
¿A eso llaman ustedes día de ayuno y el día aceptable al Señor?
El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?
Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá. Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: “¡Aquí estoy!”
(Isaías 58:5-9)

Mateo 6:16-18

Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que demudan sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
(Mateo 6:16-18)

Joel 2:12

Ahora bien —afirma el Señor—, vuélvanse a mí de todo corazón, con ayuno, llantos y lamentos.
(Joel 2:12)

Joel 2:15

Toquen la trompeta en Sión, proclamen el ayuno, convoquen a una asamblea solemne.
(Joel 2:15)

Hechos 14:21-23

Después de anunciar las buenas nuevas en aquella ciudad y de hacer muchos discípulos, Pablo y Bernabé regresaron a Listra, a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo a los discípulos y animándolos a perseverar en la fe. «Es necesario pasar por muchas dificultades para entrar en el reino de Dios», les decían. En cada iglesia nombraron ancianos y, con oración y ayuno, los encomendaron al Señor, en quien habían creído.
(Hechos 14:21-23)

Hechos 13:1-3

En la iglesia de Antioquía eran profetas y maestros Bernabé; Simeón, apodado el Negro; Lucio de Cirene; Manaén, que se había criado con Herodes el tetrarca; y Saulo. Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».
Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.
(Hechos 13:1-3)

Zacarías 7:5-6

Dile a todo el pueblo de la tierra, y también a los sacerdotes:
“Cuando ustedes ayunaban y se lamentaban en los meses quinto y séptimo
de los últimos setenta años, ¿realmente ayunaban por mí?
Y, cuando ustedes comen y beben, ¿acaso no lo hacen para sí mismos?”
(Zacarías 7:5-6)

Zacarías 8:19

Así dice el Señor Todopoderoso: “Para Judá, los ayunos de los meses cuarto, quinto, séptimo y décimo serán motivo de gozo y de alegría, y de animadas festividades. Amen, pues, la verdad y la paz”.
(Zacarías 8:19)

Esdras 8:21

Luego, estando cerca del río Ahava, proclamé un ayuno para que nos humilláramos ante nuestro Dios y le pidiéramos que nos acompañara durante el camino, a nosotros, a nuestros hijos y nuestras posesiones.
(Esdras 8:21)

Esdras 8:23

Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó.
(Esdras 8:23)

Joel 1:14

Entréguense al ayuno, convoquen a una asamblea solemne.
Reúnan a los ancianos del pueblo en la casa del Señor su Dios;
reúnan a todos los habitantes del país, y clamen al Señor.
(Joel 1:14)

2 Samuel 1:12

Lloraron y ayunaron hasta el anochecer porque Saúl y su hijo Jonatán habían caído a filo de espada, y también por el ejército del Señor y por la nación de Israel.
(2 Samuel 1:12)

Mateo 4:1-2

Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación. Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre.
(Mateo 4:1-2)

Mateo 9:14-15

Un día se le acercaron los discípulos de Juan y le preguntaron: ¿Cómo es que nosotros y los fariseos ayunamos, pero no así tus discípulos?
Jesús les contestó: ¿Acaso pueden estar de luto los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán.
(Mateo 9:14-15)

Salmo 69:9-10

El celo por tu casa me consume;
sobre mí han recaído
los insultos de tus detractores.
Cuando lloro y ayuno,
tengo que soportar sus ofensas.
(Salmo 69:9-10)

Éxodo 34:28

Y Moisés se quedó en el monte, con el Señor, cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber nada. Allí, en las tablas, escribió los términos del pacto, es decir, los diez mandamientos.
(Éxodo 34:28)

Daniel 9:1-3

Corría el primer año del reinado de Darío hijo de Asuero, un medo que llegó a ser rey de los babilonios, cuando yo, Daniel, logré entender ese pasaje de las Escrituras donde el Señor le comunicó al profeta Jeremías que la desolación de Jerusalén duraría setenta años. Entonces me puse a orar y a dirigir mis súplicas al Señor mi Dios. Además de orar, ayuné y me vestí de luto y me senté sobre cenizas.
(Daniel 9:1-3)

Daniel 10:2-3

En aquella ocasión yo, Daniel, pasé tres semanas como si estuviera de luto. En todo ese tiempo no comí nada especial, ni probé carne ni vino, ni usé ningún perfume.
(Daniel 10:2-3)

Deuteronomio 9:9

Cuando subí a la montaña para recibir las tablas de piedra, es decir, las tablas del pacto que el Señor había hecho contigo, me quedé en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, y no comí pan ni bebí agua.
(Deuteronomio 9:9)

Ester 4:15-16

Ester le envió a Mardoqueo esta respuesta: «Ve y reúne a todos los judíos que están en Susa, para que ayunen por mí. Durante tres días no coman ni beban, ni de día ni de noche. Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y, si perezco, que perezca!»
(Ester 4:15-16)

Lucas 2:36-37

Había también una profetisa, Ana, hija de Penuel, de la tribu de Aser. Era muy anciana; casada de joven, había vivido con su esposo siete años, y luego permaneció viuda hasta la edad de ochenta y cuatro. Nunca salía del templo, sino que día y noche adoraba a Dios con ayunos y oraciones.
(Lucas 2:36-37)

Lucas 4:1-2

Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días y fue tentado por el diablo. No comió nada durante esos días, pasados los cuales tuvo hambre.
(Lucas 4:1-2)

Jueces 20:26

Entonces los israelitas, con todo el pueblo, subieron a Betel, y allí se sentaron y lloraron en presencia del Señor. Ayunaron aquel día hasta el anochecer y presentaron al Señor holocaustos y sacrificios de comunión.
(Jueces 20:26)

Marcos 9:28-29

Cuando Jesús entró en casa, sus discípulos le preguntaron en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?
—Esta clase de demonios solo puede ser expulsada a fuerza de oración y ayuno —respondió Jesús.
(Marcos 9:28-29)

Lucas 5:33-35

Algunos le dijeron a Jesús: Los discípulos de Juan ayunan y oran con frecuencia, lo mismo que los discípulos de los fariseos, pero los tuyos se la pasan comiendo y bebiendo.
Jesús les replicó: ¿Acaso pueden obligar a los invitados del novio a que ayunen mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; en aquellos días sí ayunarán.
(Lucas 5:33-35)

Jonás 3:5-10

Y los ninivitas le creyeron a Dios, proclamaron ayuno y, desde el mayor hasta el menor, se vistieron de luto en señal de arrepentimiento.
Cuando el rey de Nínive se enteró del mensaje, se levantó de su trono, se quitó su manto real, hizo duelo y se cubrió de ceniza. Luego mandó que se pregonara en Nínive:
Por decreto del rey y de su corte:
«Ninguna persona o animal, ni ganado lanar o vacuno, probará alimento alguno, ni tampoco pastará ni beberá agua. Al contrario, el rey ordena que toda persona, junto con sus animales, haga duelo y clame a Dios con todas sus fuerzas. Ordena así mismo que cada uno se convierta de su mal camino y de sus hechos violentos. ¡Quién sabe! Tal vez Dios cambie de parecer, y aplaque el ardor de su ira, y no perezcamos».

Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado.
(Jonás 3:5-10)

2 Samuel 12:16-17

David se puso a rogar a Dios por él; ayunaba y pasaba las noches tirado en el suelo. Los ancianos de su corte iban a verlo y le rogaban que se levantara, pero él se resistía, y aun se negaba a comer con ellos.
(2 Samuel 12:16-17)

2 Samuel 12:22-23

David respondió: Es verdad que cuando el niño estaba vivo yo ayunaba y lloraba, pues pensaba: “¿Quién sabe? Tal vez el Señor tenga compasión de mí y permita que el niño viva”. Pero, ahora que ha muerto, ¿qué razón tengo para ayunar? ¿Acaso puedo devolverle la vida? Yo iré adonde él está, aunque él ya no volverá a mí.
(2 Samuel 12:22-23)

Lucas 18:11-12

El fariseo se puso a orar consigo mismo: “Oh Dios, te doy gracias porque no soy como otros hombres —ladrones, malhechores, adúlteros— ni mucho menos como ese recaudador de impuestos. Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que recibo”.
(Lucas 18:11-12)

1 Corintios 7:5

No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.
(1 Corintios 7:5)

1 Samuel 7:6

Cuando los israelitas se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la derramaron ante el Señor. También ayunaron durante el día, y públicamente confesaron: «Hemos pecado contra el Señor». Fue en Mizpa donde Samuel comenzó a gobernar a los israelitas.
(1 Samuel 7:6)

Levítico 16:29-31

Este será para ustedes un estatuto perpetuo, tanto para el nativo como para el extranjero: El día diez del mes séptimo ayunarán y no realizarán ningún tipo de trabajo. En dicho día se hará propiciación por ustedes para purificarlos, y delante del Señor serán purificados de todos sus pecados. Será para ustedes un día de completo reposo, en el cual ayunarán. Es un estatuto perpetuo.
(Levítico 16:29-31)

Nehemías 1:4

Al escuchar esto, me senté a llorar; hice duelo por algunos días, ayuné y oré al Dios del cielo.
(Nehemías 1:4)

Nehemías 9:1-3

El día veinticuatro de ese mes los israelitas se reunieron para ayunar, se vistieron de luto y se echaron ceniza sobre la cabeza. Habiéndose separado de los extranjeros, confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados, y asumieron así su responsabilidad. Durante tres horas leyeron el libro de la ley del Señor su Dios, y en las tres horas siguientes le confesaron sus pecados y lo adoraron.
(Nehemías 9:1-3)

Salmo 35:12-14

Me devuelven mal por bien, y eso me hiere en el alma; pues cuando ellos enfermaban yo me vestía de luto, me afligía y ayunaba. ¡Ay, si pudiera retractarme de mis oraciones! Me vestía yo de luto, como por un amigo o un hermano. Afligido, inclinaba la cabeza, como si llorara por mi madre.
(Salmo 35:12-14)

2 Crónicas 20:2-3

...y alguien fue a informarle: «Del otro lado del Mar Muerto y de Edom viene contra ti una gran multitud. Ahora están en Jazezón Tamar, es decir, en Engadi». Atemorizado, Josafat decidió consultar al Señor y proclamó un ayuno en todo Judá.
(2 Crónicas 20:2-3)

2 Corintios 11:27

He pasado muchos trabajos y fatigas, y muchas veces me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed, y muchas veces me he quedado en ayunas; he sufrido frío y desnudez.
(2 Corintios 11:27)

1 Reyes 21:25-27

Nunca hubo nadie como Acab que, animado por Jezabel su esposa, se prestara para hacer lo que ofende al Señor. Su conducta fue repugnante, pues siguió a los ídolos, como lo habían hecho los amorreos, a quienes el Señor expulsó de la presencia de Israel.
Cuando Acab escuchó estas palabras, se rasgó las vestiduras, se vistió de luto y ayunó. Dormía vestido así y andaba deprimido.
(1 Reyes 21:25-27)

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