El deseo de libertad es profundo en los seres humanos. Intentamos ser libres por nuestros medios, pero Dios es el único que nos puede hacer verdaderamente libres. Los siguientes versículos nos hablan sobre la libertad que Dios nos da.
Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.
(Gálatas 5:1)
La libertad que Cristo nos da, nos libera de la esclavitud del pecado y de la muerte eterna. ¡Gloria a Dios porque en él somos verdaderamente libres!
Así que, si el Hijo os liberta, seréis verdaderamente libres.
(Juan 8:36)
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
(Juan 8:31-32)
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
(Romanos 8:1-2)
En Cristo, somos libres de la condenación. La obra de Dios es perfecta y nadie nos podrá arrebatar la libertad que tenemos en él.
El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
(2 Corintios 3:17)
Vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
(Gálatas 5:13)
Cuando erais esclavos del pecado, erais libres con respecto a la justicia. ¿Pero qué fruto teníais de aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte. Pero ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y, como fin, la vida eterna, porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.
(Romanos 6:20-23)
Todas las cosas me son lícitas, pero no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna.
(1 Corintios 6:12)
La creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza. Por tanto, también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
(Romanos 8:20-21)
Busqué a Jehová, y él me oyó
y me libró de todos mis temores.
(Salmo 34:4)
Dios también nos libera de miedos y temores. En él tenemos seguridad y paz en esta vida y por toda la eternidad.
Guardaré tu Ley siempre,
para siempre y eternamente.
Y andaré en libertad,
porque busqué tus mandamientos.
(Salmo 119:44-45)
También a vosotros, que erais en otro tiempo extraños y enemigos por vuestros pensamientos y por vuestras malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprochables delante de él.
(Colosenses 1:21-22)
Actuad como personas libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.
(1 Pedro 2:16)
El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí,
porque me ha ungido Jehová.
Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres,
a vendar a los quebrantados de corazón,
a publicar libertad a los cautivos
y a los prisioneros apertura de la cárcel.
(Isaías 61:1)
Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.
(Santiago 1:25)
Pero ahora, aparte de la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la Ley y por los Profetas: la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
(Romanos 3:21-24)
Sabed, pues, esto, hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que no pudisteis ser justificados por la Ley de Moisés, en él es justificado todo aquel que cree.
(Hechos 13:38-39)
Muchas son las aflicciones del justo,
pero de todas ellas lo librará Jehová.
(Salmo 34:19)
Dios hace habitar en familia a los desamparados;
saca a los cautivos a prosperidad;
mas los rebeldes habitan en tierra árida.
(Salmo 68:6)
Con mucha más razón, habiendo sido ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira, porque, si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
(Romanos 5:9-10)
Los que amáis a Jehová, aborreced el mal;
él guarda las almas de sus santos;
de manos de los impíos los libra.
(Salmo 97:10)
Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne.
(Hebreos 10:19-20)
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