En un mundo que cambia constantemente, los principios bíblicos ofrecen una base sólida de virtudes que nos lleva a vivir de forma agradable a Dios. Valores como la generosidad y la integridad, guían a los cristianos a vivir una vida llena de significado y propósito.
Las virtudes cristianas, basadas en las enseñanzas de Jesús, no solo iluminan nuestros pasos individuales, sino que también tienen el poder de transformar comunidades y sociedades enteras.
1. Justicia
El Señor es justo, y ama la justicia;
el hombre honrado contemplará su rostro.
(Salmo 11:7)
El sentido de justicia es imprescindible para que las personas vivan relaciones más equilibradas y correctas unas con otras. Dios es justo y nos justifica a través de Jesucristo. Por eso, debemos elegir lo que es bueno (legal) y justo, discerniendo entre lo correcto y lo incorrecto, y comprendiendo las consecuencias de nuestros actos.
2. Verdad
Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
(Juan 8:32)
La verdad, lamentablemente, es un principio poco valorado en nuestros días. Sin embargo, sin ella viviremos en medio de un torbellino de mentiras y falsedad. Jesús dijo que él mismo es la verdad (Juan 14:6). Habla siempre con la verdad (Efesios 4:25). Sé un ejemplo práctico de alguien verdadero y digno de confianza (Proverbios 12:19).
Jesús fue verdadero y sincero con las personas en todas las situaciones. Eso agrada a Dios. Las familias y las demás áreas de tu vida se beneficiarán si enseñamos la verdad y la transparencia a nuestros hijos. Sigue el modelo de la verdad que es Jesús. Cuando mentimos, es como si adoptáramos a un nuevo padre: el padre de la mentira (Juan 8:44).
3. Obediencia
Si me aman, obedezcan mis mandamientos.
(Juan 14:15)
Obedecer no es una tarea fácil. Las personas nacen inclinadas a desobedecer y a transgredir. Se trata de ese "defecto" común a todos nosotros, originado en Adán y Eva: el pecado. Por eso, la mayoría de nosotros tenemos dificultades para respetar a las autoridades y obedecer reglas y leyes. Sin embargo, para el cristiano, obedecer debe ser una de sus características, pues sabemos qué es lo correcto.
La obediencia es importante y agrada al Señor. Siempre hay buenas recompensas para quienes obedecen lo que es correcto. Obedecer a Dios está directamente relacionado con el amor que tenemos por él. Y cuando lo amamos, no es pesado obedecer sus leyes y mandamientos (1 Juan 5:3).
Pero Samuel le contestó: ¿Y crees que al Señor le gustan tus holocaustos y ofrendas más que la obediencia a sus palabras? Entiende que obedecer al Señor es mejor que ofrecerle sacrificios, y que escucharlo con atención es mejor que ofrecerle la grasa de los carneros. Ser rebelde es lo mismo que practicar la adivinación, y ser obstinado es lo mismo que ser idólatra.
(1 Samuel 15:22-23a)
4. Honestidad y lealtad
Por tanto, vuelve a tu Dios; practica la lealtad y la justicia, y confía siempre en tu Dios.
(Oseas 12:6)
Ser leal es una cualidad rara hoy en día. Esta virtud está ligada a otras cualidades como la fidelidad, la honestidad y el buen carácter. Una persona demuestra su lealtad en la forma en que trata a los demás, en cómo cumple sus compromisos y en cómo permanece fiel a sus principios.
Lamentablemente, en todos los ámbitos de la vida siempre habrá muchos atractivos para la corrupción, la traición y la infidelidad. Pero si practicamos este principio a la luz de la Biblia, tendremos más posibilidades de resistir las invitaciones a la deshonestidad (Salmo 1).
La lealtad revela un carácter firme en los valores de Dios. Es fundamental para la práctica de las virtudes y valores, porque así podremos incorporarlos y guardarlos con fidelidad. Dios se agrada de quienes son honestos y leales (Jeremías 9:24).
5. Gratitud
Den gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús.
(1 Tesalonicenses 5:18)
Aprende a dar gracias. Más que una simple norma de buena educación, el decir "muchas gracias" revela la actitud correcta de un corazón agradecido y consciente del bien que recibe.
Por el contrario, la persona ingrata ignora la bondad de Dios y de las personas a su alrededor. Siempre piensa que los demás están obligados a hacer su voluntad y actúa como si nada bueno le ocurriera a diario. La tendencia de las personas ingratas es volverse amargas, rencorosas y egoístas.
Da gracias por todo lo bueno que recibes. Eso te hará agradable ante las personas y, sobre todo, ante Dios.
6. Actitud de servicio
Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres,
(Colosenses 3:23)
Jesucristo estableció un modelo en cuanto a servir al prójimo. Él, de hecho, cumplió el mandamiento de amar al prójimo, dando su vida por ellos. Jesús sanó, alimentó y lavó los pies de sus discípulos, y nuestra actitud debe ser semejante a la suya.
Debemos estar dispuestos a poner la otra mejilla, caminar la segunda milla y dar a quien nos pide.
7. Humildad
No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad, consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
(Filipenses 2:3)
La humildad es otra característica que podemos aprender de Jesús y que es muy valorada por el Señor. Ser humilde es ser diferente del mundo, que es egoísta y orgulloso. Quien es humilde, ha elegido seguir el camino del Señor.
Jesús nos enseña mucho sobre la humildad. Él mismo dejó la forma de Dios y, en humildad, se hizo hombre para morir por nosotros. Él priorizó a los seres humanos y el bienestar eterno de ellos. De la misma manera, debemos dar prioridad a los demás en lugar de a nosotros mismos.
Lee también: