Textos bíblicos para la inauguración del templo


La inauguración del templo de una iglesia es una actividad especial de consagración a Dios. Es un momento para celebrar, dar gracias y dedicar ese nuevo espacio para la adoración y el servicio a Dios. La Palabra de Dios es el fundamento de toda edificación espiritual, por lo que hemos seleccionado versículos que pueden usarse para este momento importante.

Si Jehová no edificare la casa,
En vano trabajan los que la edifican;
Si Jehová no guardare la ciudad,
En vano vela la guardia.
(Salmo 127:1)

Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos.
(Mateo 18:20)

Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos. (Mateo 18:20)

yo los llevaré a mi santo monte, para que se alegren en mi casa de oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán bien recibidos sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
(Isaías 56:7)

Yo he elegido y santificado esta casa, para que en ella esté mi nombre siempre. Mis ojos y mi corazón estarán aquí siempre.
(2 Crónicas 7:16)

Por lo tanto, ustedes ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, y están edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo. En Cristo, todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para llegar a ser un templo santo en el Señor; en Cristo, también ustedes son edificados en unión con él, para que allí habite Dios en el Espíritu.
(Efesios 2:19-22)

Entremos por sus puertas y por sus atrios
con alabanzas y con acción de gracias;
¡Alabémosle, bendigamos su nombre!
(Salmo 100:4)

Es mejor pasar un día en tus atrios
que vivir mil días fuera de ellos.
¡Prefiero estar a la puerta de tu templo, oh Dios,
que vivir en las mansiones de la maldad!
(Salmo 84:10)

La palabra de Cristo habite ricamente en ustedes. Instrúyanse y exhórtense unos a otros con toda sabiduría; canten al Señor salmos, himnos y cánticos espirituales, con gratitud de corazón.
(Colosenses 3:16)

Dígnate posar, de día y de noche, tus ojos sobre este templo, pues un día prometiste: “Allí estará mi nombre.”
(1 Reyes 8:29)

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