El Salmo 90 es una lección de todo lo que Moisés aprendió a lo largo de su vida.
Moisés, hombre de Dios, es el autor del Salmo 90. Moisés vivió 120 años, tuvo 3 carreras (príncipe, pastor de ovejas y líder de Israel), escribió 5 libros de la Biblia y preparó al pueblo de Israel para la conquista de la tierra prometida.
Salmo 90 completo
Señor, tú has sido nuestro refugio
generación tras generación.
2 Desde antes que nacieran los montes
y que crearas la tierra y el mundo,
desde los tiempos antiguos
y hasta los tiempos postreros,
tú eres Dios.
3 Tú haces que los hombres vuelvan al polvo,
cuando dices: «¡Vuélvanse al polvo, mortales!»
4 Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó;
son como unas cuantas horas de la noche.
5 Arrasas a los mortales. Son como un sueño.
Nacen por la mañana, como la hierba
6 que al amanecer brota lozana
y por la noche ya está marchita y seca.
7 Tu ira en verdad nos consume,
tu indignación nos aterra.
8 Ante ti has puesto nuestras iniquidades;
a la luz de tu presencia, nuestros pecados secretos.
9 Por causa de tu ira se nos va la vida entera;
se esfuman nuestros años como un suspiro.
10 Algunos llegamos hasta los setenta años,
quizás alcancemos hasta los ochenta,
si las fuerzas nos acompañan.
Tantos años de vida, sin embargo,
solo traen pesadas cargas y calamidades:
pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros.
11 ¿Quién puede comprender el furor de tu enojo?
¡Tu ira es tan grande como el temor que se te debe!
12 Enséñanos a contar bien nuestros días,
para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
13 ¿Cuándo, Señor, te volverás hacia nosotros?
¡Compadécete ya de tus siervos!
14 Sácianos de tu amor por la mañana,
y toda nuestra vida cantaremos de alegría.
15 Días y años nos has afligido, nos has hecho sufrir;
¡devuélvenos ahora ese tiempo en alegría!
16 ¡Sean manifiestas tus obras a tus siervos,
y tu esplendor a sus descendientes!
17 Que el favor del Señor nuestro Dios
esté sobre nosotros.
Confirma en nosotros la obra de nuestras manos;
sí, confirma la obra de nuestras manos.
Explicación del Salmo
Señor, tú has sido nuestro refugio
generación tras generación.
Desde antes que nacieran los montes
y que crearas la tierra y el mundo,
desde los tiempos antiguos
y hasta los tiempos postreros,
tú eres Dios.
(Salmo 90:1-2)
Moisés vio de cerca la gloria y el poder de Dios. Él vio cómo las aguas se convertían en sangre, el mar se abría y cómo la gloria de Dios llenaba el tabernáculo. Dios es todopoderoso y Moisés fue testigo de cosas grandes y asombrosas.
Dios es eterno. Esto significa que él ha existido siempre, por toda la eternidad. ¡Para Dios mil años son poco tiempo! Todo lo que existe fue creado por él, todo el mundo está bajo su poder. Dios tiene control sobre la vida y la muerte.
Ese es el Dios verdadero en quien podemos confiar.
Algunos llegamos hasta los setenta años,
quizás alcancemos hasta los ochenta,
si las fuerzas nos acompañan.
Tantos años de vida, sin embargo,
solo traen pesadas cargas y calamidades:
pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros.
(Salmo 90:10)
Aun dejándonos llevar por los patrones modernos, Moisés tuvo una vida muy larga y productiva. Sin embargo, él mismo reconocía que delante de Dios él no era nada. Al compararla con el poder eterno de Dios su vida era apenas un soplo.
La vida de Moisés no fue fácil. Él pasó por sufrimientos y frustraciones sin recibir todo el reconocimiento que merecía. Él sabía que las cosas que hacía no eran por mérito propio. Fue Dios quien le dio la capacidad y las fuerzas para realizarlas. Él necesitaba del Señor tal como nos sucede a nosotros. Todos los seres humanos somos débiles y necesitamos ayuda. Si estamos atentos, nos daremos cuenta de que Dios está siempre a nuestro lado para ayudarnos y sostenernos.
Enséñanos a contar bien nuestros días,
para que nuestro corazón adquiera sabiduría.
(Salmo 90:12)
Toda bendición, todo éxito y todo lo que alcanzamos a lo largo de nuestra vida viene de Dios. Dios es quien nos da la fuerza, la sabiduría y la alegría que necesitamos para alcanzar nuestras metas. Sin Dios no somos nada.
Cuando contamos nuestros días recordando la grandeza y la eternidad de Dios, nos damos cuenta de cuán pequeños somos. Es en ese análisis que descubrimos cuánto dependemos de nuestro Padre celestial. Es muy sabia la decisión de confiar en él. Nuestro trabajo es mucho más valioso cuando está apoyado en el Señor.
La realidad es que sin Dios todo el trabajo de Moisés habría sido irrelevante. Fue Dios quien consolidó su trabajo y abrió todas las puertas. Cuando nos dedicamos a Dios y confiamos en él, él consolida nuestro trabajo y lo transforma en bendición.
Que el favor del Señor nuestro Dios
esté sobre nosotros.
Confirma en nosotros la obra de nuestras manos;
sí, confirma la obra de nuestras manos.
(Salmo 90:17)
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