En la Biblia, Dios nos desafía a que miremos nuestro mundo de una forma diferente. Esto incluye nuestra visión sobre la política. ¿Por dónde debemos comenzar cuando consideramos el gobierno, la política o el voto? La Biblia dice en 1 Timoteo 2:1-2:
¡Debemos comenzar por la oración, intercediendo y suplicando a Dios por nuestros gobernantes!
El Nuevo Testamento fue escrito bajo el dominio cruel y déspota de los emperadores romanos. No había democracia en ese tiempo. Muchos de los gobernadores eran injustos, peligrosos, inestables y hasta sádicos. Por lo tanto, el pueblo común no tenía protección ante los impulsos y caprichos de aquellos que los gobernaban. El propio Pablo, que escribió estos versículos, sufrió muchísimo bajo el mandato de líderes injustos. Aun así, él recomendó orar por los gobernantes. ¿Por qué?
Una vida tranquila y pacífica
Es sensato orar por los gobernantes. Aun en la mejor de las democracias no podemos garantizar que los gobernantes electos serán personas de bien. Nos pueden engañar personas mentirosas y despiadadas. También ocurre en algunas ocasiones que nuestro candidato preferido pierde. No podemos alterar esa realidad, pero sí podemos tener influencia de otra manera: ¡orando!
Si queremos vivir una vida tranquila con dignidad y paz, es muy importante cumplir con nuestra responsabilidad de orar por los gobernantes. Dios tiene poder para cambiar el corazón de hasta el peor de los líderes. Allí donde no hay esperanza, nuestras oraciones pueden contribuir para que ocurra un cambio sorprendente.
Los primeros cristianos oraron con fervor por los gobernantes y aconteció un milagro: el imperio romano pasó de ser perseguidor a ser promotor del cristianismo. Oremos con fe. Todavía hoy, Dios quiere transformar gobiernos y naciones. Seamos parte de lo que él desea hacer en nuestra tierra hoy.
En una democracia todo cristiano tiene la oportunidad de participar activamente en la política de su país. ¡Ese es un gran privilegio! Pero ante todo, debemos poner a Dios en el centro y orar por los gobernantes para que tengan sabiduría y para que se esfuercen en garantizar una vida tranquila y justa para todos.
La oración por los gobernantes es el primer paso para el cambio.
Algunos versículos que nos ayudarán a orar
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Salmo 72:1-2
Oh Dios, otorga tu justicia al rey, tu rectitud al príncipe heredero. Así juzgará con rectitud a tu pueblo y hará justicia a tus pobres.
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Salmo 72:4
El rey hará justicia a los pobres del pueblo y salvará a los necesitados; ¡él aplastará a los opresores!
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Proverbios 11:14
Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros.
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Proverbios 21:1
En las manos del Señor el corazón del rey es como un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado.
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Daniel 2:21
Él cambia los tiempos y las épocas, pone y depone reyes. A los sabios da sabiduría, y a los inteligentes, discernimiento.
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Salmo 2:10-11
Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra. Sirvan al Señor con temor; con temblor ríndanle alabanza.
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Jeremías 29:7
Además, busquen el bienestar de la ciudad adonde los he deportado, y pidan al Señor por ella, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de la ciudad.
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1 Pedro 2:17
Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.