La historia de Ester, contada en el Antiguo Testamento, narra cómo una joven judía llegó a ser reina de Persia y salvó a su pueblo del exterminio. Todo comenzó cuando el rey Asuero, en una gran fiesta, pidió a su esposa Vasti que se presentara ante los invitados. Ella se negó y el rey, sintiéndose humillado, decidió buscar una nueva reina.
Por todo el reino se organizó una búsqueda para encontrar a la joven más hermosa para sustituir a Vasti. Ester, una joven judía huérfana criada por su primo Mardoqueo, fue una de las seleccionadas. Ella ganó el favor de Hegai, el encargado del harén, y recibió el mejor cuidado. Cuando llegó su turno de presentarse ante el rey, Asuero quedó encantado con su belleza y la eligió como nueva reina.
Siguiendo el consejo de Mardoqueo, Ester no reveló su origen judío. El tiempo pasó, Mardoqueo descubrió un complot contra el rey y se lo informó a través de Ester. Gracias a esto, los traidores fueron castigados y la historia quedó registrada en las crónicas reales, aunque Mardoqueo no recibió ninguna recompensa en ese momento.
Surgió entonces un nuevo problema: Amán, un hombre ambicioso de poder y parte del gobierno, se enfureció porque Mardoqueo no se inclinó ante él. Al saber que Mardoqueo era judío, Amán tramó un plan para exterminar a todos los judíos del reino. Convenció al rey de firmar un decreto que autorizaba esa matanza, sin saber que la reina Ester también era judía.
Cuando Mardoqueo se enteró del plan, se vistió de luto y pidió ayuda a Ester. Ella dudó, porque no podía presentarse ante el rey sin que él la llamara, pero Mardoqueo la animó diciéndole que tal vez fue puesta como reina «para esta hora». Entonces, Ester decidió actuar, pero primero pidió a su pueblo que ayunara durante tres días con ella.
Después del ayuno, Ester se presentó ante el rey y fue recibida con favor. En lugar de pedir directamente por su pueblo, Ester invitó al rey y a Amán a dos banquetes. Mientras tanto, Amán mandó a construir una horca para colgar a Mardoqueo, aún molesto por su desobediencia.
La noche antes del segundo banquete, el rey no puede dormir y leyó en las crónicas cómo Mardoqueo lo había salvado mucho tiempo antes. Al darse cuenta de que nunca se le recompensó, pidió a Amán que honrara públicamente a Mardoqueo, lo que humilló profundamente a Amán. Esa misma tarde, Amán fue al segundo banquete sin saber lo que le esperaba.
Durante el banquete, Ester reveló su ascendencia judía y que Amán había planeado destruir a su pueblo. El rey, furioso, mandó colgar a Amán en la horca que él mismo había construido para Mardoqueo. Aunque no se podía anular el edicto contra los judíos, el rey permitió que se defendieran de sus enemigos.
Gracias al valor de Ester y la sabiduría de Mardoqueo, los judíos fueron protegidos. Mardoqueo fue honrado y recibió un alto cargo en el reino. La historia de Ester es un ejemplo de cómo Dios puede usar a personas comunes para cumplir propósitos importantes, incluso en medio de grandes peligros.
Estudio bíblico sobre Ester
¿Cómo escogieron a Ester para que se convirtiera en reina?
Después de destituir a Vasti, el rey Asuero decidió buscar una nueva reina. Se convocó a todas las jóvenes vírgenes y más hermosas de cada provincia. Ellas participarían en una especie de concurso de belleza, pasando por un proceso de preparación en el palacio. Antes de presentarse ante el rey, y durante un año, las jóvenes recibirían tratamientos especiales de belleza. La que más le agradara al rey, se convertiría en reina en lugar de Vasti.
Ester fue una de las jóvenes que llevaron al palacio real. Ella era bellísima y, por la gracia de Dios, fue favorecida. Cuando llegó su turno de presentarse ante el rey, ella estaba preparada. El rey se enamoró de Ester y la eligió como reina de todo el Imperio Persa.
El primo de Ester, Mardoqueo, solía ir a la puerta del rey para saber noticias de su prima. Tal como él le había aconsejado, Ester no le contó a nadie que era judía. Un día, estando sentado cerca, Mardoqueo escuchó a dos eunucos conspirar contra el rey Asuero y se lo informó a Ester, quien alertó al rey. Los traidores fueron castigados y la historia fue registrada en las crónicas del rey.
Lo que Dios hizo en la vida de Ester
Dios cuidó de Ester, guio sus pasos y usó su vida como instrumento suyo para salvar al pueblo judío del exterminio (Ester 4:14). Huérfana y criada por Mardoqueo, Dios la elevó a la posición de reina de Persia, demostrando su poder para transformar vidas. Incluso en silencio, Dios condujo cada detalle: desde la elección de Ester por el rey hasta el valor que ella tuvo al presentarse ante el rey para interceder por su pueblo (Ester 5:1-2).
La historia de Ester muestra que Dios prepara y posiciona personas en lugares estratégicos para cumplir sus propósitos. Así como lo hizo con Ester, Dios transforma nuestras vidas para que seamos luz e instrumentos de salvación para otros.
Ester intercede por los judíos
Un hombre llamado Amán fue engrandecido por el rey Asuero. Amán era ambicioso y arrogante, exigía que todos se arrodillaran y se postraran ante él. Pero Mardoqueo se negó, lo que irritó a Amán. Furioso, investigó sobre Mardoqueo. Para Amán, no era suficiente matar solo a Mardoqueo, sino también a todo su pueblo.
El plan malicioso de exterminar a todos los judíos acabó siendo aprobado por el rey. Asuero no sabía que su esposa Ester era judía. Con el decreto firmado y publicado, el exterminio de los judíos ya tenía fecha marcada. Mardoqueo y otros judíos, de luto, se lamentaron profundamente. Él informó a Ester sobre el terrible plan de Amán y le pidió que intercediera ante el rey por todo su pueblo.
Ester ayunó y, arriesgando su vida, se presentó ante el rey sin ser llamada. Invitó al rey, junto con Amán, a dos banquetes. Amán preparó una horca para Mardoqueo, pero el rey, al recordar los méritos de Mardoqueo, ordenó que fuera honrado.
En el segundo banquete, Ester reveló todo el plan de Amán, pidiéndole al rey que salvara a su pueblo. El rey, furioso, mandó colgar a Amán en la misma horca que él había preparado para Mardoqueo. Sin embargo, el edicto contra los judíos ya estaba firmado y no podía revocarse. Aun así, el rey concedió a los judíos permiso para defenderse de sus enemigos.
En el día señalado, los judíos se prepararon y atacaron a sus enemigos. Resistieron y defendieron sus vidas contra todos los que intentaron hacerles daño. Dos días después, en todas las provincias, había alegría y fiesta entre los judíos.
La reina Ester y Mardoqueo escribieron cartas instituyendo esos días como la celebración de Purim en todas las ciudades. Hasta hoy, los judíos celebran Purim. Es una celebración en memoria del ayuno y el lamento por las amenazas sufridas, pero también en alabanza a Dios por haberlos librado de sus enemigos, salvando al pueblo.
Mardoqueo se convirtió en el segundo en poder en Persia, y Ester permaneció como reina, al lado de Asuero en el gran Imperio.
¿Cómo era la reina Ester físicamente?
La Biblia describe a la reina Ester como una mujer muy hermosa físicamente. En Ester 2:7, dice que era “de bella figura y de hermosa apariencia”, es decir, tenía un rostro bello y una apariencia agradable. Su belleza llamó la atención de todos, incluso del rey Asuero, quien la eligió como reina entre muchas otras jóvenes (Ester 2:17).
Aunque la Biblia no da detalles específicos sobre sus rasgos físicos, queda claro que Ester se destacaba por su apariencia encantadora. Sin embargo, además de su belleza exterior, Ester también poseía sabiduría y valentía, cualidades que la convirtieron en una gran mujer usada por Dios.
¿Cómo murió la reina Ester?
La Biblia no relata cómo ni cuándo murió la reina Ester. El libro de Ester termina con el pueblo judío siendo salvado y Mardoqueo convirtiéndose en una persona importante (Ester 10:3), pero no menciona los últimos días de Ester ni detalles sobre su muerte.
Todo lo que se sabe sobre su vida después de estos eventos proviene de tradiciones o escritos sin confirmación en las Escrituras. El enfoque bíblico está en su valentía, fe y obediencia a Dios, quien la usó para un propósito grandioso.
¿Qué podemos aprender con la historia de Ester?
1. Dios guía nuestro presente con el futuro en mente: Dios dirigió la vida de Ester, llevándola a ser reina, y por eso ella pudo ayudar a su pueblo en el momento preciso. Dios conocía lo que sucedería y la preparó para que ella fuera de ayuda y bendición.
2. Debemos ser valientes ante las oportunidades que se nos presentan: Aunque el riesgo era mucho para Ester, ella buscó la dirección y fortaleza de Dios e hizo lo que le correspondía hacer por el bien de su pueblo.
3. Hacer lo correcto cuesta sacrificio, pero tiene recompensa: Para ayudar a su pueblo, Ester arriesgó su propia vida. Ella podría haber sido indiferente ante el sufrimiento de su pueblo. Pero puso en riesgo su propia vida para preservarlos. Sin embargo, al final logró salvarlos del exterminio y Dios premió su valentía. Su actitud nos recuerda la actitud de Jesucristo, el verdadero Salvador, que se ofreció en sacrificio para salvarnos de la condenación eterna.
4. Hay poder en la oración y el ayuno: Ester ayunó y buscó a Dios para obtener gracia y soluciones para sus problemas. A veces olvidamos que la oración de un justo es muy efectiva. La humildad y el quebrantamiento que nos trae el ayuno nos hace centrarnos en Dios al consagrarnos a él. Dios es bueno, él escucha y responde las oraciones, según su buena voluntad. Dios recompensó la valentía y la intercesión de Ester.
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