Cómo es el infierno según la Biblia


La Biblia habla del infierno como el lugar de castigo para aquellos que han elegido rechazar a Dios y vivir a su manera, lejos de él. El infierno, según lo describe la Biblia, no es un lugar agradable. Es un lugar de dolor y tormento, un lago que arde con fuego y azufre.

En el juicio final, Satanás y sus seguidores, serán echados en ese lago de fuego y azufre, donde serán atormentados por la eternidad. Por lo tanto, el infierno no será el lugar donde Satanás reinará: será el lugar donde recibirá su castigo.

Es importante saber que el infierno no es un lugar imaginario, un símbolo o una metáfora: es un lugar físico y real. Es el lugar de castigo por la elección de vivir en desobediencia a Dios. El pecado nos separa de Dios y el castigo por el pecado es la muerte eterna. Dios, siendo Dios justo, no puede dejar el pecado sin castigo.

El infierno será un lugar muy oscuro, espiritualmente hablando, ya que los que estén allí, estarán completamente apartados de Dios por toda la eternidad. Ya no tendrán la oportunidad de escuchar sobre Dios ni de arrepentirse o recibir su perdón. Tristemente, ese castigo será eterno, puesto que el infierno no tiene fin. Por eso, mientras se está con vida, es mejor elegir a Cristo.

Es bueno recordar que no estamos sin esperanza. El regalo de la vida eterna está al alcance de todos. Dios no es injusto: él le brinda a todos la oportunidad de recibir su perdón y de vivir con él por toda la eternidad.

La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, es para todos los que creen en él. Pues no hay diferencia alguna, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús.
(Romanos 3:22-24)

¡Acepta hoy el regalo de Dios y recibe la certeza de la vida eterna!

¿Quién irá al infierno?

Todos los que rechacen a Dios y elijan vivir su vida a su manera, lejos de él, irán al castigo eterno, al infierno. La Biblia deja claro que, los que eligen desobedecer a Dios irán a un lugar diferente al que está preparado para los que hayan recibido a Jesús como Señor y Salvador. Cada uno debe decidir, mientras está vivo, dónde pasará la eternidad.

Entonces éstos irán al castigo eterno, y los justos irán a la vida eterna.
(Mateo 25:46)

Sin embargo, Dios no desea que nadie se pierda. Él revela su gloria a las personas a través de la naturaleza, es paciente y da oportunidad a todos para que oigan su mensaje y sepan sobre él. Esto lo hace a través de su Palabra, de las circunstancias, o encuentros con personas que lo aman y le sirven. Pero la decisión final es personal. Dios no impone su amor sobre nadie, ni obliga a nadie a servirle.

El cielo y el infierno en la Biblia

La Biblia habla sobre dos lugares donde las personas recibirán la recompensa o el castigo eterno, según su elección mientras estuvieron vivas. El lugar de recompensa eterna es llamado cielo, y el lugar de castigo eterno, infierno.

El cielo será un lugar donde habrá gozo eterno. Allí estará la presencia de Dios en todo su esplendor, y todos los que durante su vida terrenal aceptaron a Jesús como Señor y Salvador, estarán allí. En el cielo no habrá dolor, ni lágrimas, ni imperfección. Todo será mucho más maravilloso de lo que podemos imaginar. Será un lugar de alabanza continua ante el Dios amoroso, Creador del universo.

Por otro lado, el infierno será un lugar de tormento eterno, un lugar de sufrimiento y dolor. Todos los que hayan rechazado a Dios, los que hayan decidido vivir a su manera, independientes de Dios, estarán allí por la eternidad.

El cielo según la Biblia: cómo es, qué es y dónde está

¿En qué parte de la Biblia se menciona el infierno?

En la Biblia encontramos varias menciones al infierno, aunque a veces se usan otros términos al referirse a este. Los otros nombres usados principalmente son, Hades y Seol (abismo o sepulcro, dependiendo de la versión usada). Veamos algunos de los versículos bíblicos que hablan sobre el infierno.

El mar entregó los muertos que yacían en él; también la muerte y el Hades entregaron los muertos que yacían con ellos, y cada uno fue juzgado conforme a sus obras. Luego la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. Todos los que no tenían su nombre registrado en el libro de la vida fueron lanzados al lago de fuego.
(Apocalipsis 20:13-15)

El diablo, que los había engañado, fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta. Y allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
(Apocalipsis 20:10)

Cuando lo vi, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí, y me dijo: «No temas. Yo soy el primero y el último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre. Amén. Yo tengo las llaves de la muerte y del infierno».
(Apocalipsis 1:17-18)

Porque fuego se ha encendido en mi ira, y arderá hasta las profundidades del Seol; devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes.
(Deuteronomio 32:22)

Yo les voy a enseñar a quién deben temer: Teman a aquel que, después de quitar la vida, tiene el poder de arrojarlos en el infierno. Sí, a él ténganle miedo.
(Lucas 12:5)

Ante Dios, el sepulcro queda al descubierto; no hay escondite para el reino de la muerte.
(Job 26:6)

Cuando el rico estaba en el Hades, en medio de tormentos, alzó sus ojos y, a lo lejos, vio a Abrahán, y a Lázaro junto a él.
(Lucas 16:23)

Delante de Dios es justo también que se haga sufrir a quienes los hacen sufrir a ustedes, y al mismo tiempo darles un descanso a ustedes, los que sufren, lo mismo que a nosotros, cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo con sus poderosos ángeles, entre llamas de fuego, para darles su merecido a los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Éstos sufrirán el castigo de la destrucción eterna, y serán excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder.
(2 Tesalonicenses 1:6-9)

Pero yo les digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio, y cualquiera que a su hermano le diga “necio”, será culpable ante el concilio, y cualquiera que le diga “fatuo”, quedará expuesto al infierno de fuego.
(Mateo 5:22)

Si tu mano te lleva a pecar, córtatela. Es mejor que entres en la vida manco, y no que entres con las dos manos y que vayas al infierno, al fuego que nunca se apaga. [Allí, los gusanos no mueren, y el fuego nunca se apaga.]
(Mateo 9:43-44)

Entonces dirá también a los de la izquierda: “¡Apártense de mí, malditos! ¡Vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles!
(Mateo 25:41)

Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los homicidas, los que incurren en inmoralidad sexual, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.
(Apocalipsis 21:8)

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