Estudio bíblico para mujeres: ¡Guerreras de Dios!


Toda mujer cristiana es una guerrera, pero ¿qué significa eso? En el contexto militar, una guerrera es una mujer entrenada para luchar y derrotar a sus enemigos utilizando la fuerza y la estrategia. Ella se enfrenta al peligro con valentía para defender su causa. Una guerrera no huye de la lucha.

Las guerreras de Dios luchan por la causa de Cristo, por el evangelio que se esfuerza en ganar almas para el Señor. Y la guerra en la que se encuentran es muy real.

La verdadera lucha es espiritual

Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. (Efesios 6:10-12)

Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
(Efesios 6:10-12)

Nuestra verdadera lucha no es contra personas, ejércitos nacionales o partidos políticos. Nuestra lucha es contra las fuerzas espirituales del mal que esclavizan nuestro mundo.

La Biblia enseña que el diablo es nuestro enemigo y quiere destruirnos. Él odia todo lo que es de Dios y hace todo lo posible para estropear su creación. Todos los pecadores que no fueron salvos por Jesús están bajo el dominio del diablo. Donde reina el pecado, reina el diablo. Y una de las metas del cristiano es participar en la destrucción de este reino de las tinieblas con la implantación del Reino de Dios.

El diablo y los demonios que lo siguen son como un ejército bien estructurado, con jerarquía y estrategia para causar estragos. Ellos promueven el mal y el pecado para que las personas permanezcan en la esclavitud sin conocer la verdad liberadora acerca de Cristo. Estas fuerzas espirituales son los enemigos contra los que luchamos.

Afortunadamente, nosotros también pertenecemos a un ejército. En la cruz, Jesús ganó la victoria total sobre el mal. Cuando una persona se convierte arrepintiéndose de sus pecados y reconociendo a Jesús como su Salvador, Dios saca a esa persona del reino de las tinieblas y la hace ciudadana del cielo. ¡El enemigo ya no tiene derecho sobre ella! Se establece un poco más del Reino de Dios.

La lucha contra el pecado

Otra parte de la batalla espiritual es la lucha contra nuestra vieja vida plagada de pecados. Cuando aceptamos a Jesús, recibimos el perdón completo y nos convertimos en hijos de Dios, pero eso no nos hace inmunes a la tentación. ¡Incluso Jesús, quien nunca pecó, fue tentado!

La tentación es un enemigo peligroso. Nos presenta el pecado como algo bueno y agradable, pero es una trampa. Cuando pecamos, abrimos una brecha en nuestra armadura espiritual y nos hacemos más vulnerables a nuevos ataques del enemigo.

¡Vencer la tentación es realmente una batalla! Requiere disciplina, estrategia, sabiduría, oración y mucha confianza en Dios. Pero con la ayuda de Dios, puedes volverte más y más fuerte en esta lucha. Y cuando sufres la derrota, Dios está de tu lado ayudándote a levantarte y a comenzar a luchar de nuevo.

Las mujeres cristianas también luchan

Así como la salvación está abierta a todos, sean hombres o mujeres, Dios también llama a todos a luchar en esta guerra. Los hombres no luchan solos. Las mujeres luchan codo a codo con ellos.

Una guerrera cristiana no necesita mucha fuerza física ni saber usar una ametralladora. Las armas con las que luchamos no son humanas. Luchamos con armas espirituales, y en Jesús tenemos el poder para vencer.

Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
(2 Corintios 10:4)

Si amas a Jesús, eres una guerrera en el ejército de Dios. Tienes la responsabilidad de prepararte para la guerra, pero no pelearás sola. Dios te da hermanos y hermanas que luchan a tu lado. La iglesia es donde se reúnen las tropas. No olvides presentarte para el servicio.

La fuerza que viene de Dios

Ana elevó esta oración: Mi corazón se alegra en el Señor; en él radica mi poder. Puedo celebrar su salvación y burlarme de mis enemigos. (1 Samuel 2:1)

Ana elevó esta oración:
Mi corazón se alegra en el Señor;
en él radica mi poder.
Puedo celebrar su salvación
y burlarme de mis enemigos.
(1 Samuel 2:1)

Aunque estamos llamadas a luchar, la victoria no depende de nuestras propias fuerzas. Solo en Dios encontramos el poder para vencer.

Para lograr la victoria en la guerra espiritual, necesitamos ponernos toda la armadura de Dios y caminar en los pasos de Jesús. Cuando ponemos toda nuestra confianza en Dios, él nos da fuerza y nos permite luchar contra las trampas espirituales. Incluso cuando estamos en situaciones que nos parecen insuperables, Dios tiene el poder para hacernos libres.

La guerra puede volverse violenta y el camino difícil, duro de seguir, pero si nos aferramos a Jesús y nos mantenemos firmes, él nos sostendrá. Al final, veremos la salvación de Dios y seremos partícipes de la victoria. ¡Sé una guerrera, no abandones la lucha y Dios estará siempre contigo!

Otros artículos que podrían ser de interés: