La conversión de Pablo de Tarso, antes conocido como Saulo, es uno de los momentos más memorables del Nuevo Testamento. Antes de conocer a Jesús, Saulo persiguió ferozmente a los cristianos, creyendo que de esa forma servía a Dios. Pero yendo camino a Damasco, tuvo un encuentro con Jesús, quien lo confrontó por sus acciones.
Tras ese encuentro, Saulo quedó ciego durante tres días hasta que recibió la sanidad del Señor por medio de Ananías, quien también lo bautizó. A partir de ese momento, la vida de Saulo cambió por completo. Empezó a llamarse Pablo y se convirtió en uno de los predicadores más grandes e importantes del evangelio, proclamando a Jesús con valentía y fe.
Su historia demuestra cómo Dios puede transformar cualquier vida, por más dura y lejana que esté de él.
La conversión de Saulo (relato bíblico)
Entonces Saulo, respirando aún amenazas y homicidio contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas en Damasco, con el fin de llevar preso a Jerusalén a cualquiera que hallara del Camino, fuera hombre o mujer.
Mientras iba de viaje, llegando cerca de Damasco, aconteció de repente que le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. Él cayó en tierra y oyó una voz que le decía:
Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Y él dijo: ¿Quién eres, Señor?
Y él respondió: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer.
Los hombres que iban con Saulo habían quedado de pie, enmudecidos. A la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie. Entonces Saulo fue levantado del suelo, y aun con los ojos abiertos no veía nada. Así que, guiándole de la mano, le condujeron a Damasco. Por tres días estuvo sin ver, y no comió ni bebió.
Había cierto discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor le dijo en visión: Ananías.
Él respondió: Heme aquí, Señor.
El Señor le dijo: Levántate, ve a la calle que se llama La Derecha y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí él está orando, y en una visión ha visto a un hombre llamado Ananías que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.
Entonces Ananías respondió: Señor, he oído a muchos hablar acerca de este hombre, y de cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén. Aun aquí tiene autoridad de parte de los principales sacerdotes para tomar presos a todos los que invocan tu nombre.
Y le dijo el Señor: Ve, porque este hombre me es un instrumento escogido para llevar mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
Entonces Ananías fue y entró en la casa; le puso las manos encima y dijo: Saulo, hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recuperes la vista y seas lleno del Espíritu Santo.
De inmediato le cayó de los ojos algo como escamas, y volvió a ver. Se levantó y fue bautizado;
(Hechos 9:1-18)
Explicación de cómo fue la conversión de Pablo
Antes de su conversión, Saulo era un fariseo devoto y un implacable perseguidor de los cristianos, creyendo que, de esa forma, defendía la fe judía. En su gran celo por perseguir a los cristianos, Pablo insistió hasta que recibió una carta del sumo sacerdote para ir a Damasco y arrestar a los seguidores de Jesús.
Yendo de camino a Damasco, ocurrió algo extraordinario. Una luz brillante lo cegó y oyó una voz que decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Era la voz de Jesús, interrogándolo sobre sus acciones contra los cristianos. Saulo, asombrado, preguntó: «¿Quién eres, Señor?». Jesús respondió: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues». Después de esto, Saulo, quedó avergonzado y ciego. Los que le acompañaban lo llevaron a Damasco, donde permaneció ciego durante tres días, sin comer ni beber.
En Damasco, un discípulo llamado Ananías recibió instrucciones de Dios para ir a ver a Saulo. Ananías dudó, conociendo la reputación de Saulo, pero finalmente, obedeció a Dios. Al encontrarse con Saulo, Ananías le impuso las manos e inmediatamente Saulo recuperó la vista. Saulo fue bautizado y recuperó las fuerzas. De inmediato, comenzó a predicar acerca de Jesús, proclamándolo Hijo de Dios.
La conversión de Saulo, quien pasó a llamarse Pablo, es un poderoso ejemplo de transformación. De ser un gran enemigo de la fe, se convirtió en uno de los apóstoles principales de Cristo. La lección que podemos aprender es que nadie está fuera de la gracia de Dios y que, independientemente de nuestro pasado, es posible cambiar radicalmente cuando encontramos la verdad en Cristo. La conversión de Pablo también nos enseña la importancia de la obediencia y la humildad ante Dios.
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