La Biblia nos enseña que agradar a Dios implica vivir una vida santa y dedicada a él. Debemos buscar la voluntad de Dios, no la aprobación de los hombres, y hacer todo de corazón, como para el Señor. Esto incluye vivir una vida digna, dar fruto en buenas obras y crecer en el conocimiento de Dios. Los siguientes versículos nos aconsejan vivir para agradar a Dios.
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
(Romanos 12:1-2)
sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones.
(1 Tesalonicenses 2:4)
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.
(1 Tesalonicenses 4:1)
Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibirán la recompensa de la herencia. ¡A Cristo el Señor sirven!
(Colosenses 3:23-24)
¿Busco ahora convencer a los hombres, o a Dios? ¿Será que busco agradar a los hombres? Si yo todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo.
(Gálatas 1:10)
Y el Dios de paz, que por la sangre del pacto eterno levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, los haga aptos en todo lo bueno para hacer su voluntad, haciendo él en nosotros lo que es agradable delante de él por medio de Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
(Hebreos 13:20-21)
Tengan una conducta ejemplar entre los gentiles, para que en lo que ellos los calumnian como a malhechores, al ver las buenas obras de ustedes, glorifiquen a Dios en el día de la visitación.
(1 Pedro 2:12)
Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti, oh SEÑOR,
Roca mía y Redentor mío.
(Salmo 19:14)
Por lo tanto, estemos presentes o ausentes, nuestro anhelo es serle agradables.
(2 Corintios 5:9)
Y esta es mi oración: que su amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles en el día de Cristo, llenos del fruto de justicia, fruto que viene por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
(Filipenses 1:9-11)
para que anden como es digno del Señor a fin de agradarle en todo; de manera que produzcan fruto en toda buena obra y que crezcan en el conocimiento de Dios;
(Colosenses 1:10)
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