En la Biblia, unción significa consagración. En el Antiguo Testamento, se ungía con aceite a personas y objetos para dedicarlos a una obra especial. En Jesús, cada creyente es ungido para servir a Dios. Nuestras vidas están dedicadas a Dios por el poder del Espíritu Santo. Pertenecemos a Dios y somos llamados a hacer su voluntad. Dios protege y cuida a sus ungidos.
Y Dios es el que nos confirma con ustedes en Cristo y el que nos ungió; es también quien nos ha sellado y ha puesto como garantía al Espíritu en nuestros corazones.
(2 Corintios 1:21-22)
Pero ustedes tienen la unción de parte del Santo y conocen todas las cosas.
(1 Juan 2:20)
Preparas mesa delante de mí
en presencia de mis adversarios.
Unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia
me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del SEÑOR
moraré por días sin fin.
(Salmo 23:5-6)
El SEÑOR es la fuerza de su pueblo,
la fortaleza de salvación para su ungido.
(Salmo 28:8)
Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
A predicar el año agradable del Señor.
Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José?
(Lucas 4:17-22)
Jesús es el Ungido de Dios, consagrado a Dios y elegido para salvarnos de nuestros pecados. Mesías (hebreo) y Cristo (griego) significan "Ungido".
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
(Isaías 61:1-3)
y que mediante el Espíritu Santo por boca de nuestro padre David, tu siervo, dijiste:
¿Por qué se amotinaron las naciones y los pueblos tramaron cosas vanas? Se levantaron los reyes de la tierra y sus gobernantes consultaron unidos contra el Señor y contra su Ungido.
Porque verdaderamente, tanto Herodes como Poncio Pilato con los gentiles y el pueblo de Israel se reunieron en esta ciudad contra tu santo Siervo Jesús, al cual ungiste,
(Hechos 4:25-27)
Ahora reconozco que el SEÑOR da la victoria a su ungido;
le responderá desde su santo cielo con la fuerza liberadora de su diestra.
Estos confían en carros,
y aquellos en caballos;
pero nosotros confiamos
en el nombre del SEÑOR nuestro Dios.
Ellos se doblegan y caen,
pero nosotros nos levantamos
y estamos firmes.
(Salmo 20:6-8)
Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.
Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados. Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él.
(1 Juan 2:27-29)
Dijo: “¡No toquen a mis ungidos
ni hagan mal a mis profetas!”.
(1 Crónicas 16:22)
Luego tomarás el aceite de la unción, y ungirás el tabernáculo y todo lo que está en él. Así lo consagrarás junto con todos sus utensilios, y será santo. Ungirás también el altar del holocausto y todos sus utensilios. Así consagrarás el altar, y el altar será santísimo. Asimismo, ungirás la fuente y su base, y la consagrarás.
Después harás que Aarón y sus hijos se acerquen a la entrada del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua. Vestirás a Aarón con las vestiduras sagradas, lo ungirás y lo consagrarás, para que me sirva como sacerdote. Luego harás que sus hijos se acerquen, los vestirás con las vestiduras y los ungirás como ungiste a su padre. Así me servirán como sacerdotes. Su unción les servirá para un sacerdocio perpetuo a través de sus generaciones.
Moisés hizo conforme a todo lo que el SEÑOR le había mandado; así lo hizo.
(Éxodo 40:9-16)
Después Moisés tomó el aceite de la unción, ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él; y las santificó. Roció con él el altar siete veces; ungió el altar y todos sus utensilios, y la fuente con su base, para santificarlos. Luego derramó parte del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón, y lo ungió para consagrarlo.
(Levítico 8:10-12)
Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque este es. Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.
(1 Samuel 16:12-13)
Y le dijo Jehová: Ve, vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco; y llegarás, y ungirás a Hazael por rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi ungirás por rey sobre Israel; y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, ungirás para que sea profeta en tu lugar.
(1 Reyes 19:15-16)
Conoce, pues, y entiende que desde la salida de la palabra para restaurar y edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; y volverá a ser edificada con plaza y muro, pero en tiempos angustiosos. Después de las sesenta y dos semanas, el Mesías será quitado y no tendrá nada; y el pueblo de un gobernante que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Con cataclismo será su fin y hasta el fin de la guerra está decretada la desolación.
(Daniel 9:25-26)
Saliste para socorrer a tu pueblo,
Para socorrer a tu ungido.
Traspasaste la cabeza de la casa del impío,
Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah
(Habacuc 3:13)
Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre;
cetro de justicia es el cetro de tu reino.
7 Has amado la justicia y aborrecido la injusticia;
por eso te ha ungido Dios, el Dios tuyo,
con aceite de gozo, más que a tus compañeros.
(Salmo 45:6-7)
Luego tomarás el aceite de la unción, y lo derramarás sobre su cabeza, y le ungirás.
(Éxodo 29:7)
Con ellos vestirás a tu hermano Aarón, y con él a sus hijos. Los ungirás, los investirás y los consagrarás para que me sirvan como sacerdotes.
(Éxodo 28:41)
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