Tener hijos es un privilegio y una bendición que Dios nos concede, pero también es una gran responsabilidad. Todos los padres rendirán cuentas a Dios por cómo criaron a sus hijos. Dios desea que cada niño aprenda sobre él y su amor. Si tienes hijos, agradece a Dios por la bendición que te ha dado. Si aún no tienes y deseas tenerlos, pídele al Señor sabiduría para criarlos.
Y los bendijo Dios con estas palabras: «¡Reprodúzcanse, multiplíquense, y llenen la tierra! ¡Domínenla! ¡Sean los señores de los peces del mar, de las aves de los cielos, y de todos los seres que reptan sobre la tierra!»
(Génesis 1:28)
He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; no será avergonzado
Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
(Salmo 127:3-5)
Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
(Jeremías 1:4-5)
Lleven estas palabras mías en su corazón y en su alma. Átenlas como señal en su mano, y llévenlas como frontales en medio de sus ojos. Enséñenselas a sus hijos, y hablen de ellas cuando te encuentres descansando en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes, y cuando te levantes.
(Deuteronomio 11:18-19)
Tú, Señor, diste forma a mis entrañas;
tú me formaste en el vientre de mi madre!
Te alabo porque tus obras son formidables,
porque todo lo que haces es maravilloso.
¡De esto estoy plenamente convencido!
Aunque en lo íntimo me diste forma,
y en lo más secreto me fui desarrollando,
nada de mi cuerpo te fue desconocido.
(Salmo 139:13-15)
Entonces Jesús dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.»
(Mateo 19:14)
El Señor concede a la mujer estéril
un hogar y la alegría de tener hijos.
¡Aleluya!
(Salmo 113:9)
Corrige a tu hijo, y vivirás tranquilo,
y a ti mismo te dará grandes alegrías.
(Proverbios 29:17)
Ustedes los padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desalienten.
(Colosenses 3:21)
Las alabanzas de los niños de pecho
son tu mejor defensa contra tus enemigos;
ellas silencian a tus vengativos adversarios.
(Salmo 8:2)
¡Dichosos todos los que honran al Señor!
¡Dichosos los que van por sus caminos!
¡Dichoso serás, y te irá bien,
cuando te alimentes del fruto de tu trabajo!
En la intimidad de tu casa,
tu esposa será como una vid con muchas uvas;
alrededor de tu mesa
tus hijos serán como retoños de olivo.
(Salmo 128:1-3)
Cuando la mujer da a luz, siente dolor porque ha llegado su hora; pero después de que ha dado a luz al niño, ni se acuerda de la angustia, por la alegría de que haya nacido un hombre en el mundo.
(Juan 16:21)
y dijo: De cierto les digo, que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humilla como este niño es el mayor en el reino de los cielos; y cualquiera que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí.
(Mateo 18:3-5)
Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel.
(Isaías 44:3-5)
Instruye al niño en su camino,
Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
(Proverbios 22:6)
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