11 versículos sobre ser imitadores de Cristo


En 1 Corintios, el apóstol Pablo dijo: «Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo». Pero ¿es posible ser imitador de Cristo? ¡Sí! Si estás en Cristo, el Espíritu Santo que mora en ti te moldeará y te hará más semejante a Cristo cada día. Esto se reflejará en tus acciones y en los frutos de tu actitud.

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
(1 Corintios 11:1)

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados.
(Efesios 5:1)

Ustedes se hicieron imitadores nuestros y del Señor cuando, a pesar de mucho sufrimiento, recibieron el mensaje con la alegría que infunde el Espíritu Santo.
(1 Tesalonicenses 1:6)

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús. (Filipenses 2:5)

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
(Filipenses 2:5-8)

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
(Génesis 1:26)

Hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios para asemejarnos a él. El Espíritu Santo es el agente transformador que, cuando lo buscas, te ayuda a ser imitador del Padre en espíritu y en verdad.

Pues para esto fueron llamados, porque también Cristo sufrió por ustedes dejándoles ejemplo para que sigan sus pisadas.
(1 Pedro 2:21)

Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros.
(Juan 13:34)

El que dice que permanece en él debe andar como él anduvo.
(1 Juan 2:6)

soportándose los unos a los otros y perdonándose los unos a los otros, cuando alguien tenga queja del otro. De la manera que el Señor los perdonó, así también háganlo ustedes.
(Colosenses 3:13)

Así que, después de haberles lavado los pies, tomó su manto, se volvió a sentar a la mesa y les dijo: ¿Entienden lo que les he hecho? Ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. Pues bien, si yo, el Señor y el Maestro, lavé sus pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Porque ejemplo les he dado para que, así como yo se los hice, ustedes también lo hagan.
(Juan 13:12-15)

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
(Juan 4:24)

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