Seguir a Jesús y aceptarlo como el único y suficiente Salvador es reconocer que somos pecadores y que necesitamos salvación. Cuando aceptamos el sacrificio de Jesús, nuestra historia cambia. Ya no estamos condenados a una eternidad sin Dios, sino que somos llamados sus hijos y viviremos para siempre con él en el cielo.
Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio derecho de ser hechos hijos de Dios,
(Juan 1:12)
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.
(Juan 8:12)
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
(Lucas 9:23)
que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y si crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
(Romanos 10:9)
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna.
(Juan 3:16)
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
(Hechos 4:12)
Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
(Juan 14:6)
Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.
(Lucas 9:57-62)
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
(1 Juan 1:9)
El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí.
(Mateo 10:38)
Y les dijo: “Vengan en pos de mí, y los haré pescadores de hombres”.
(Mateo 4:19)
Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.
(Hechos 16:31)
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
(Hechos 2:38)
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
(Romanos 6:23)
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
(Apocalipsis 3:20)
Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
(Hechos 2:21)
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.
(Marcos 8:34)
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