El matrimonio requiere trabajo en equipo. Juntos, los esposos y las esposas construyen un matrimonio feliz. La Biblia enseña a los hombres casados a ser sensatos, tratando a sus esposas con amor, respeto y afecto. El esposo debe ser un buen ejemplo, rechazando la ira, la violencia y la tentación de cometer adulterio.
Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
(Génesis 2:24)
Así que ya no son más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
(Mateo 19:6)
En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo y que la esposa respete a su esposo.
(Efesios 5:33)
El esposo es el líder de su familia. Pero el liderazgo en la Biblia es diferente. Un buen líder no exige sumisión, sino que se gana el respeto por su responsabilidad y sabiduría al tratar con la familia. Un buen esposo se sacrifica por su esposa.
Pero sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.
(Colosenses 3:14)
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
(1 Corintios 13:4-7)
Ustedes, maridos, de la misma manera vivan con ellas con comprensión, dando honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para que las oraciones de ustedes no sean estorbadas.
(1 Pedro 3:7)
El que halla esposa halla el bien
y alcanza el favor del SEÑOR
(Proverbios 18:22)
Pero si les parece mal servir al SEÑOR, escojan hoy a quién sirvan: si a los dioses a los cuales servían sus padres cuando estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa serviremos al SEÑOR.
(Josué 24:15)
Esposos, amen a sus esposas así como también Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella,
(Efesios 5:25)
No se unan en yugo desigual con los no creyentes. Porque ¿qué compañerismo tiene la rectitud con el desorden? ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?
(2 Corintios 6:14)
Por lo tanto, habiendo dejado la mentira, hablen la verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. Enójense, pero no pequen; no se ponga el sol sobre su enojo ni den lugar al diablo. El que robaba no robe más sino que trabaje esforzadamente, haciendo con sus propias manos lo que es bueno para tener qué compartir con el que tenga necesidad. Ninguna palabra obscena salga de su boca sino la que sea buena para edificación, según sea necesaria, para que imparta gracia a los que oyen. Y no entristezcan al Espíritu Santo de Dios en quien fueron sellados para el día de la redención.
Quítense de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo.
(Efesios 4:25-32)
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia,
(Efesios 5:28-29)
No hagan nada por rivalidad ni por vanagloria, sino estimen humildemente a los demás como superiores a ustedes mismos; no considerando cada cual solamente los intereses propios sino considerando cada uno también los intereses de los demás.
(Filipenses 2:3-4)
Miren que nadie devuelva a otro mal por mal; en cambio, procuren siempre lo bueno los unos para los otros y para con todos.
(1 Tesalonicenses 5:15)
Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.
(Hebreos 13:4)
Bebe el agua de tu propia cisterna
y de los raudales de tu propio pozo.
¿Se han de derramar afuera tus manantiales,
tus corrientes de aguas por las calles?
¡Que sean para ti solo
y no para los extraños contigo!
Sea bendito tu manantial
y alégrate con la mujer de tu juventud,
como una preciosa cierva o una graciosa gacela.
Sus pechos te satisfagan en todo tiempo y en su amor recréate siempre.
¿Por qué, hijo mío, andarás apasionado por una mujer ajena
y abrazarás el seno de una extraña?
(Proverbios 5:15-20)
Goza de la vida, con la mujer que amas, todos los días de tu vana vida que Dios te ha dado debajo del sol; porque esta es la porción de tu vida y del duro trabajo con que te afanas debajo del sol.
(Eclesiastés 9:9)
Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
(1 Corintios 7:10-12)
El esposo cumpla con su esposa el deber conyugal; asimismo la esposa con su esposo. La esposa no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposo; asimismo el esposo tampoco tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposa.
(1 Corintios 7:3-4)
Esposas, estén sujetas a su esposo como conviene en el Señor.
Esposos, amen a su esposa y no se amarguen contra ella.
(Colosenses 3:18-19)
Si alguien no tiene cuidado de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.
(1 Timoteo 5:8)
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