29 versículos para maestros (para inspirar y agradecer a los profesores)


Ya sea maestro o profesor de escuela o en la iglesia, todo maestro merece afecto y reconocimiento por su labor en nuestras vidas. Los profesores son esenciales para la sociedad, ya que enseñan y ayudan a educar a miles de personas a lo largo de sus carreras. ¡Que el Señor bendiga a todos los docentes en esta maravillosa y desafiante misión de enseñar!

Abre su boca con sabiduría,
Y la ley de clemencia está en su lengua.
(Proverbios 31:26)

Vengan, oh hijos, escuchen;
el temor del SEÑOR les enseñaré:
(Salmo 34:11)

La instrucción del sabio es fuente de vida, para apartarse de las trampas de la muerte. (Proverbios 13:14)

La instrucción del sabio
es fuente de vida,
para apartarse de las trampas
de la muerte.
(Proverbios 13:14)

Al oír esto, las multitudes estaban atónitas de su doctrina.
(Mateo 22:33)

De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
(Romanos 12:6-7)

Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.
(Hechos 8:30-31)

Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.
(Santiago 3:1)

Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor.
(Mateo 10:25a)

Y vino un escriba y le dijo: Maestro, te seguiré adondequiera que vayas.
(Mateo 8:19)

El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios. (Proverbios 16:23)

El corazón del sabio hace prudente su boca,
Y añade gracia a sus labios.
(Proverbios 16:23)

Las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas sentado en casa o andando por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
(Deuteronomio 6:7)

La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.
(Colosenses 3:16)

El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.
(Mateo 10:24)

El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.
(Lucas 6:40)

¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
(Santiago 3:13)

Respondiéndole algunos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho.
(Lucas 20:39)

Y le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente, y que no haces acepción de persona, sino que enseñas el camino de Dios con verdad.
(Lucas 20:21)

Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
(Mateo 7:24)

Da al sabio, y será más sabio; Enseña al justo, y aumentará su saber. (Proverbios 9:9)

Da al sabio, y será más sabio;
Enseña al justo, y aumentará su saber.
(Proverbios 9:9)

Retén el consejo, no lo dejes;
Guárdalo, porque eso es tu vida.
No entres por la vereda de los impíos,
Ni vayas por el camino de los malos.
(Proverbios 4:13-14)

Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.
(Juan 13:14)

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
(1 Timoteo 4:16)

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece;
Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
(Proverbios 13:24)

Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
No la dejes, y ella te guardará;
Ámala, y te conservará.
Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría;
Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.
Engrandécela, y ella te engrandecerá;
Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado.
(Proverbios 4:5-8)

Su Dios le enseña y lo instruye en cuanto a lo que es correcto:
(Isaías 28:26)

Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia.
(Tito 2:2)

Más que todos mis enseñadores he entendido,
Porque tus testimonios son mi meditación.
(Salmo 119:99)

Escucha, pueblo mío, mi ley;
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
(Salmo 78:1)

Pretenden ser maestros de la Ley, pero en realidad no saben de qué hablan ni entienden lo que con tanta seguridad afirman.
(1 Timoteo 1:7)

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