Convertirse, según lo entendemos los cristianos, significa cambiar de rumbo. Es el acto de reconocer la necesidad de Dios, arrepentirse de los pecados y entregarse a Jesús. Este cambio implica dejar atrás viejos hábitos y patrones de vida que no agradan a Dios, para seguir las enseñanzas de Cristo.
Hermanos míos, si alguno entre ustedes es engañado, desviándose de la verdad, y otro lo hace volver, sepan que el que haga volver al pecador del error de su camino salvará su vida de la muerte y cubrirá una multitud de pecados.
(Santiago 5:19-20)
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
(2 Corintios 5:17)
si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.
(2 Crónicas 7:14)
No se conformen a este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento de modo que comprueben cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
(Romanos 12:2)
Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados; de modo que de la presencia del Señor vengan tiempos de refrigerio.
(Hechos 3:19)
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
(Juan 3:3)
Por tanto, yo los juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el SEÑOR Dios. Arrepiéntanse y vuelvan de todas sus transgresiones, para que la iniquidad no les sea causa de tropiezo. Echen de ustedes todas sus transgresiones que han cometido, y adquieran un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué han de morir, oh casa de Israel?
(Ezequiel 18:30-31)
Les daré un corazón para que me conozcan, pues yo soy el SEÑOR. Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios, porque volverán a mí de todo corazón.
(Jeremías 24:7)
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase al SEÑOR, quien tendrá de él misericordia; y a nuestro Dios, quien será amplio en perdonar.
(Isaías 55:7)
Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
(Joel 2:12-13)
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
(Hechos 2:38)
La verdadera conversión, como enseña la Biblia, implica tres elementos esenciales.
- El arrepentimiento: reconocer los pecados cometidos y arrepentirse profundamente de ellos.
- El cambio de comportamiento: abandonar viejos hábitos y adoptar una vida que refleje las enseñanzas de Cristo, con acciones y actitudes que agraden a Dios.
- Aceptar a Cristo como Salvador, confiando plenamente en su gracia y sacrificio. Este proceso resulta en una nueva vida en Cristo, marcada por la paz, el perdón y una profunda transformación espiritual.
¡Abre tu corazón y descubre la paz, el perdón y el verdadero gozo que solo se encuentran en la conversión a Cristo!
Lee también: