Dios creó la música y nos dio la capacidad de crear diferentes tipos de música. En la Biblia, la música se utiliza principalmente para alabar a Dios, como en el libro de los Salmos. La música también sirve para expresar diferentes sentimientos sobre situaciones de la vida. La música es una bendición de Dios.
Cantad a Jehová cántico nuevo;
Cantad a Jehová, toda la tierra.
Cantad a Jehová, bendecid su nombre;
Anunciad de día en día su salvación.
(Salmo 96:1-2)
Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
(Salmo 100:2)
hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
(Efesios 5:19)
Alégrense, oh justos, en el SEÑOR; a los rectos es hermosa la alabanza.
Den gracias al SEÑOR con lira; cántenle con arpa de diez cuerdas.
Cántenle un cántico nuevo; háganlo bien, tocando con júbilo.
(Salmo 33:1-3)
La música en la Biblia podía ser solemne, para invitar a la reflexión, o muy alegre, para la celebración. Los israelitas usaban muchos instrumentos diferentes de viento, cuerda y percusión. ¡Cantaban e incluso danzaban en la presencia de Dios!
¡Aleluya!
¡Alaben a Dios en su santuario!
¡Alábenle en su poderoso firmamento!
¡Alábenle por sus proezas!
¡Alábenle por su inmensa grandeza!
¡Alábenle con toque de corneta! ¡Alábenle con lira y arpa!
¡Alábenle con panderos y danza! ¡Alábenle con instrumentos
de cuerda y flauta!
¡Alábenle con címbalos resonantes! ¡Alábenle con címbalos de júbilo!
¡Todo lo que respira alabe al SEÑOR! ¡Aleluya!
(Salmo 150:1-6)
Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.
(Salmo 40:3)
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.
(Colosenses 3:16)
Entonces María la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas. Y María las dirigía diciendo:
“¡Canten al SEÑOR,
pues se ha enaltecido grandemente! ¡Ha arrojado al mar caballos y jinetes!”.
(Éxodo 15:20-21)
Oigan, oh reyes; escuchen, oh gobernantes:
Yo cantaré al SEÑOR;
cantaré salmos al SEÑOR Dios de Israel.
(Jueces 5:3)
Y David y toda la casa de Israel danzaban delante de Jehová con toda clase de instrumentos de madera de haya; con arpas, salterios, panderos, flautas y címbalos.
(2 Samuel 6:5)
Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.
(1 Samuel 16:15-16)
Y cuando el espíritu malo de parte de Dios venía sobre Saúl, David tomaba el arpa y tocaba con su mano; y Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él.
(1 Samuel 16:23)
¡Canten a Dios, canten!
¡Canten a nuestro Rey, canten!
Porque Dios es el Rey de toda la tierra,
canten con entendimiento.
(Salmo 47:6-7)
Asimismo, David dijo a los principales de los levitas que designaran de sus hermanos a cantores, con instrumentos musicales: liras, arpas y címbalos resonantes, y que levantasen la voz con alegría.
(1 Crónicas 15:16)
Los músicos Hemán, Asaf y Eitán hacían sonar címbalos de bronce. Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Yejiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaías tocaban liras sobre Alamot. Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tocaban arpas sobre Seminit, para dirigir. Quenanías, jefe de los levitas, daba instrucciones en el canto, porque era entendido en ello.
(1 Crónicas 15:19-22)
Venid, aclamemos alegremente a Jehová;
Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
(Salmo 95:1)
David, pues, y los ancianos de Israel y los capitanes de millares, fueron a traer el arca del pacto de Jehová, de casa de Obed-edom, con alegría.
(1 Crónicas 15:25)
y los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, juntamente con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos y salterios y arpas al oriente del altar; y con ellos ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas), cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.
(2 Crónicas 5:12-14)
Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. Ellos entonaban un cántico nuevo, diciendo:
“¡Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos!
Porque tú fuiste inmolado y con tu sangre has redimido
para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación.
Tú los has constituido en un reino y sacerdotes para nuestro Dios,
y reinarán sobre la tierra”.
(Apocalipsis 5:8-10)
Cántenle, cántenle salmos;
hablen de todas sus maravillas.
(Salmo 105:2)
Cantaré al SEÑOR en mi vida;
a mi Dios cantaré salmos mientras viva.
(Salmo 104:33)
¿Está afligido alguno entre ustedes? ¡Que ore! ¿Está alguno alegre? ¡Que cante salmos!
(Santiago 5:13)
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