9 ejemplos de herejía en la Biblia


Equipo de Bibliaon
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Herejía es toda enseñanza o doctrina que se desvía de la verdad revelada por Dios, llevando a las personas al error y a la separación de la fe verdadera en Cristo. La Biblia detalla, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, ejemplos de herejías, doctrinas falsas o desvíos de la fe, que surgieron entre el pueblo de Dios. Aquí hay algunos ejemplos de herejías con sus respectivas referencias bíblicas.

1. Adoración al becerro de oro

Herejía: Idolatría, sustitución del Dios verdadero por una imagen.

Referencia: Éxodo 32:1-6

Él los recibió de sus manos, le dio forma con un buril e hizo de ello un becerro de fundición. Entonces ellos dijeron: ¡Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto!
(Éxodo 32:4)

La herejía ocurrió mientras Moisés estaba en el monte Sinaí, recibiendo los mandamientos de Dios. El pueblo, impaciente con su demora, le pide a Aarón que les haga un dios que los guíe.

Aarón entonces, recoge el oro del pueblo y moldea un becerro, presentándolo al pueblo. Esta acción representa una clara sustitución del Dios verdadero por una imagen hecha por manos humanas.

La herejía está en la corrupción de la adoración, atribuyendo a una imagen los hechos del Señor. La postura bíblica es de total rechazo: Dios manifiesta su ira, y Moisés intercede por el pueblo, destruye el becerro y castiga a los involucrados.

Este episodio evidencia que cualquier forma de idolatría es una violación directa del primer y segundo mandamiento, mostrando que Dios exige fidelidad exclusiva. La idolatría es tratada como un pecado grave, que lleva a la muerte y separación de la presencia de Dios.

2. Apostasía y el sincretismo religioso de Jeroboam

Herejía: Creación de cultos paralelos de adoración con ídolos.

Referencia: 1 Reyes 12:28-30

Después de tomar consejo, hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Ya habéis subido bastante a Jerusalén. Aquí están tus dioses, Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto.
(1 Reyes 12:28)

Jeroboam, temiendo que el pueblo regresara a Judá para adorar en Jerusalén, instituyó un culto paralelo para mantener el control político. Hizo dos becerros de oro, colocando uno en Betel y otro en Dan.

Además, Jeroboam creó fiestas, sacerdotes y altares al margen de la ley de Dios. La herejía aquí es el sincretismo y la corrupción de la verdadera adoración, mezclando elementos del culto al Señor con prácticas paganas.

La Biblia declara que esto se convirtió en pecado para todo el pueblo. Dios envió profetas para denunciar esta práctica, y los libros de Reyes continuamente afirman que Jeroboam “hizo pecar a Israel”. El juicio divino vendría sobre él y su casa por esta apostasía. La enseñanza es clara: no se puede adaptar o reinventar el culto a Dios según conveniencias humanas. El culto verdadero exige obediencia a la revelación de Dios.

3. Sacrificios a dioses paganos y cultos a Baal

Herejía: Abandono del culto al Señor para seguir a Baal y Asera.

Referencia: 1 Reyes 18:18-21

Él respondió: Yo no he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, al abandonar los mandamientos de Jehová y seguir a los baales.
(1 Reyes 18:18)

Durante el reinado de Acab, influenciado por su esposa Jezabel, el pueblo de Israel comenzó a seguir a Baal y Asera, dioses cananeos. El profeta Elías confronta esta apostasía en el Monte Carmelo. Desafía a los profetas de Baal para probar quién es el verdadero Dios. El pueblo estaba dividido, intentando seguir a Dios y a Baal al mismo tiempo.

La herejía aquí es el abandono de la lealtad exclusiva al Señor. Elías denuncia esta infidelidad y llama al pueblo al arrepentimiento y a decidirse: “Si el Señor es Dios, síganlo; pero si Baal es dios, síganlo a él”. Dios respondió con fuego del cielo, consumiendo el holocausto de Elías, probando ser el único Dios verdadero.

La respuesta del pueblo fue postrarse y declarar: ¡Solo el Señor es Dios!. Dios requiere adoración exclusiva, y el culto a cualquier otro ser es herejía e idolatría, digna de juicio.

Lee más sobre el profeta Elías.

4. Prácticas judaicas: exigencia de la circuncisión para salvación

Herejía: Salvación por las obras de la ley, no por la fe en Cristo.

Referencia: Gálatas 1:6-9; Hechos 15:1

Algunos hombres descendieron de Judea a Antioquía y comenzaron a enseñar a los hermanos: "Si no se circuncidan conforme al rito enseñado por Moisés, no pueden ser salvos".
(Hechos 15:1)

Los judaizantes eran judíos cristianos que insistían en que los extranjeros debían circuncidarse y guardar la ley de Moisés para ser salvos. En Hechos 15:1, afirman: “Si no se circuncidan conforme al rito enseñado por Moisés, no pueden ser salvos”.

Pablo escribió indignado a los gálatas por estarse apartando del evangelio de la gracia. La herejía consistía en mezclar fe con obras de la ley como medio de justificación ante Dios. Esto anulaba el sacrificio de Cristo y negaba la suficiencia de la gracia.

El Concilio de Jerusalén en Hechos 15, declaró que los gentiles no necesitaban circuncidarse, reafirmando que la salvación es exclusivamente por la fe en Jesús. Pablo combate firmemente esta herejía a lo largo de sus cartas, especialmente en las cartas a los Romanos, Gálatas y Filipenses.

La postura bíblica es clara: “concluimos, pues, que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la ley” (Romanos 3:28). El intento de añadir exigencias humanas a la obra de Cristo es un error fatal, pues desvía a las personas del centro del evangelio, que es Jesús.

4. Nicolaísmo

Herejía: Prácticas inmorales y concesiones al paganismo.

Referencia: Apocalipsis 2:6, Apocalipsis 2:15

Pero tienes esto: que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
(Apocalipsis 2:6)

La secta de los nicolaítas aparece mencionada en las cartas a las iglesias de Éfeso y Pérgamo en el libro de Apocalipsis. Aunque no hay muchos detalles, el contexto muestra que sus prácticas involucraban permisividad moral y participación en idolatría y rituales paganos.

Esta herejía representaba un grave compromiso con el mundo, intentando conciliar el Evangelio con prácticas contrarias a la santidad de Dios. Cristo elogia a la iglesia de Éfeso por odiar las obras de los nicolaítas, mostrando que la fidelidad doctrinal es valorada por Dios.

Ya en Pérgamo, Jesús reprende a la iglesia por tolerar estas enseñanzas. La postura bíblica es clara: la iglesia debe separarse de toda forma de impureza y no puede aceptar doctrinas que promueven el pecado en nombre de la “libertad”.

El mensaje de Apocalipsis refuerza que, aun en un ambiente hostil, el cristiano debe permanecer fiel a la verdad, sin negociar principios para adaptarse al sistema del mundo.

5. Negación de la encarnación de Cristo

Herejía: Negar que Jesús vino en carne.

Referencia: 1 Juan 4:1-3, 2 Juan 1:7

De hecho, muchos engañadores han salido por el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha venido en cuerpo. Tal es el engañador y el anticristo.
(2 Juan 1:7)

Una de las primeras herejías combatidas por la iglesia primitiva fue la negación de la encarnación de Cristo. Esta doctrina falsa está relacionada con las ideas del gnosticismo, que consideraba la materia como mala y el espíritu como bueno. Por esta razón, muchos negaban que Dios pudiera haberse encarnado realmente en un cuerpo humano.

Ellos decían que Jesús solo “parecía” tener un cuerpo (doctrina conocida como docetismo). El apóstol Juan combate esta herejía fuertemente en sus cartas, afirmando que cualquier espíritu que no confiesa que Jesús vino en carne “no es de Dios”. Esta negación es llamada “el espíritu del anticristo” (1 Juan 4:3).

La doctrina de la encarnación es central para la fe cristiana, pues solo un Cristo verdaderamente humano y divino podría ser el mediador entre Dios y los hombres y el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Negar esto es rechazar el mismo evangelio. La postura bíblica es firme: es esencial reconocer que Jesús es plenamente Dios y plenamente hombre. Esta herejía no solo distorsiona la persona de Cristo, sino que mina completamente la base de la salvación.

6. Himeneo y Fileto: negación de la resurrección de los creyentes

Herejía: Negación de la resurrección futura.

Referencia: 2 Timoteo 2:16-18

La enseñanza de ellos se extiende como gangrena; entre ellos están Himeneo y Fileto. Estos se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya ocurrió, y así pervierten la fe de algunos.
(2 Timoteo 2:17–18)

El apóstol Pablo cita a Himeneo y Fileto como ejemplos de falsos maestros que estaban promoviendo doctrinas erradas en medio de la iglesia. La herejía de ellos consistía en afirmar que la resurrección ya había ocurrido.

Decían que la resurrección ya había pasado, entendiéndola solo como un cambio interior que ocurre cuando alguien cree en Jesús. Con eso negaban que en el futuro los cuerpos de los creyentes serán verdaderamente resucitados. Esta idea venía de filosofías de la época, como el platonismo, que consideraba que el cuerpo era malo y solo el espíritu era importante.

El problema era grave: al distorsionar una doctrina central de la fe cristiana, causaban confusión y minaban la esperanza de los creyentes. Pablo alerta que tales discursos habían pervertido la fe de algunos.

La resurrección de los muertos es una esperanza futura, literal y gloriosa para los que están en Cristo (1 Corintios 15). Negarla es destruir la base de nuestra fe. Pablo responde a este error llamando a los creyentes a “mantener firme el fundamento de Dios” y a apartarse de la impiedad. La doctrina de la resurrección no es secundaria, sino vital para la fe cristiana.

7. Balaam y Jezabel: Comer cosas sacrificadas a los ídolos y la inmoralidad

Herejía: Mezcla del cristianismo con prácticas paganas.

Referencia: Apocalipsis 2:14 y 20

"No obstante, tengo esto contra ti: toleras a Jezabel, esa mujer que se dice profetisa. Con sus enseñanzas induce a mis siervos a la inmoralidad sexual y a comer alimentos sacrificados a los ídolos.
(Apocalipsis 2:20)

En las cartas a las iglesias de Pérgamo y Tiatira, Jesús denuncia dos influencias heréticas asociadas a figuras del Antiguo Testamento: Balaam y Jezabel. Balaam, citado en Números, enseñó a los moabitas a seducir a los israelitas con inmoralidad e idolatría. En Apocalipsis 2:14, él simboliza a los que, dentro de la iglesia, incentivan concesiones al mundo pagano.

“Jezabel”, una referencia simbólica a la perversa reina de Israel, representa a una falsa profetisa que promovía la inmoralidad sexual y la idolatría dentro de la iglesia de Tiatira. Ambas representan el mismo error: tolerar prácticas que contradicen la santidad exigida por Dios.

En lugar de separarse de las impurezas del mundo, estas doctrinas invitaban a los cristianos a mezclarse con los valores paganos de la cultura romana.

La postura bíblica es de rechazo absoluto a estas prácticas. Jesús llama al arrepentimiento y advierte sobre un juicio inminente para quienes persistan en estas herejías. La fidelidad a la verdad y a la pureza moral no es negociable.

La iglesia debe resistir la tentación de adaptarse al mundo y mantener su lealtad a Cristo, aun frente a la persecución o presión cultural.

Lee más sobre Jezabel y Balaam.

8. Falsos maestros y doctrinas destructivas

Herejía: Falsos maestros trayendo doctrinas destructivas.

Referencia: 2 Pedro 2:1-3

En el pasado surgieron falsos profetas en medio del pueblo, así como también surgirán entre ustedes falsos maestros. Estos introducirán secretamente herejías destructoras, llegando a negar al Soberano que los rescató, trayendo sobre sí mismos repentina destrucción.
(2 Pedro 2:1)

El apóstol Pedro advierte que falsos maestros surgirían entre el pueblo de Dios, así como hubo falsos profetas en el pasado. Estos líderes introducirían “herejías destructoras”, negando incluso al Señor que los rescató. Esta negación podía incluir tanto un rechazo de la autoridad de Cristo como una vida depravada que contradecía sus enseñanzas.

La gravedad de estas herejías está en su naturaleza sigilosa y seductora: muchos los seguirían por causa de la "libertad", y el camino de la verdad sería blasfemado. Pedro afirma que su motivación era la avaricia y que harían mercadería del pueblo con palabras fingidas.

El apóstol dedica todo el capítulo 2 a mostrar el destino terrible de los que distorsionan la verdad con fines egoístas y corruptos. La verdadera doctrina bíblica promueve la santidad, el temor de Dios y la sumisión a la soberanía de Cristo. Al contrario, los falsos maestros promueven la libertad carnal, el relativismo y la destrucción espiritual.

La iglesia debe estar vigilante y firmada en la Palabra, para no ser llevada por vientos de doctrina ni por el engaño de hombres corruptos.

9. Simón, el mago: Intento de comprar el poder de Dios

Herejía: Tratar el don del Espíritu Santo como algo comercial.

Referencia: Hechos 8:18-23

y dijo: Denme también a mí este poder, para que la persona sobre quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.
Pedro respondió: ¡Que tu dinero perezca contigo! Piensas que puedes comprar el don de Dios con dinero.
(Hechos 8:19-20)

Simón, el mago, era un hombre que practicaba la hechicería en Samaria y era muy influyente entre el pueblo. Cuando oyó la predicación de Felipe y vio las señales y milagros, creyó y fue bautizado.

Sin embargo, al ver que los apóstoles imponían las manos sobre las personas y ellas recibían el Espíritu Santo, Simón ofreció dinero a Pedro para recibir ese mismo poder. Esta actitud reveló que él no comprendía la gracia y la santidad del don de Dios.

La herejía aquí es tratar las cosas espirituales como mercancía, algo que puede ser adquirido por medios humanos, y no por la voluntad soberana de Dios. Esta actitud, conocida después como “simonía”, fue condenada a lo largo de la historia de la iglesia.

Los dones del Espíritu son concedidos por Dios gratuitamente, conforme a su voluntad, y no pueden ser manipulados ni comprados

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