«Efata» es una palabra de origen arameo que aparece en el Nuevo Testamento de la Biblia. Encontramos esa palabra en el pasaje de Marcos 7:31-37. Como revela el propio versículo, la palabra «efata» significa «ábrete» o «sé abierto».
y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto.
(Marcos 7:34)
Según vemos en el texto bíblico, Jesús sanó a un hombre sordo que también tenía dificultades para hablar. Cuando lo llevaron ante Jesús, lo llevó a un lugar apartado, le tapó los oídos con los dedos, escupió y le tocó la lengua. Luego, mirando al cielo, Jesús pronunció la palabra "efata".
En el siguiente versículo, en Marcos 7:35, se dice que los oídos del sordo se sanaron, su lengua se soltó y comenzó a hablar correctamente. Es importante destacar que ni la palabra "efata" ni la saliva fueron los factores que sanaron al hombre, sino el poder de Cristo Jesús.
Tanto la palabra "efata" como la saliva que Jesús usó para sanar al sordo tuvieron un efecto simbólico en el proceso de sanación. Podemos entender la saliva en la boca como una intervención física, que simboliza la acción divina de purificación y sanación. La palabra "efata" representa la orden divina que debía seguir el hombre, quien respondió con obediencia y fue sanado.
Jesús sana a un sordomudo
Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis. Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.
(Marcos 7:31-37)
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