Jesús dijo: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo" (Juan 5:17b). Y así también nosotros, su pueblo, debemos reflejar a Cristo en esta cualidad. Debemos ser trabajadores diligentes, dedicados y honestos. Ciertamente, el Señor honrará al que trabaja de esa forma.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.
(Colosenses 3:23-24)
Somos llamados a ser un ejemplo en nuestros trabajos. Sé dedicado, puntual e íntegro. Trabaja recordando que Dios ve todas las cosas y tu esfuerzo será recompensado. La realidad es que Dios es nuestro amigo y Padre, pero también es nuestro jefe. Por lo tanto, debemos siempre dar lo mejor para él.
Mira a continuación estos 7 consejos importantes para ti, trabajador cristiano:
1. Haz lo mejor para la gloria de Dios
El propósito principal de la vida del hombre es glorificar a Dios y encontrar su satisfacción en él. Por eso, sea cual sea tu trabajo, ten presente que, por encima de tu jefe humano, debes agradar a Jesús, el Señor de señores. A él debemos agradar en todo lo que hacemos:
Así que, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
(1 Corintios 10:31)
2. Trabaja para hacer del mundo un lugar mejor
La Biblia habla sobre el trabajo de principio a fin. En Génesis, vemos el mandato cultural dado por Dios para que los seres humanos cuidaran de la tierra como gobernantes bondadosos sobre las demás criaturas y el medio ambiente (Génesis 1:28; Salmo 8:5-8). Por eso, todas las funciones y tareas que se han desarrollado hasta hoy deben cumplir ese propósito inicial de Dios.
Aunque lo que hagas parezca pequeño, sigue dando lo mejor de ti. ¡Eso marcará la diferencia!
Aun si lo que haces es simple, si contribuye a mejorar la vida de las personas, de los animales y del medio ambiente: ¡buen trabajo! La labor más sencilla de un barrendero, dependiente, médico, panadero o profesor tendrá impacto y utilidad para la sociedad.
De una forma u otra, (casi) todos los tipos de trabajo son dignos y están sirviendo al bien común de las personas, de la sociedad y del mundo entero. Por eso, sea cual sea el oficio que ejerzas hoy, piensa por un momento. Reflexiona: ¿me estoy dedicando a mejorar la calidad de vida en el mundo? Si tu trabajo va en contra de ese objetivo, ora y pide la dirección de Dios.
3. Sé diligente en tu trabajo
Ser diligente es ser dedicado, cuidadoso y esforzado. Aunque no estés en el trabajo de tus sueños o estés momentáneamente desempleado, ten la actitud correcta y actúa siempre con prontitud:
Se entrega con voluntad a su trabajo; sus brazos son fuertes y vigorosos.
(Proverbios 31:17)
Tal vez hayas tenido que trabajar en un área diferente a tu formación, o tuviste que volver a empezar en tu carrera. O tal vez las condiciones de tu trabajo no sean las más favorables (horario, esfuerzo, distancia, etc.). Aun así, persevera y sé un empleado ejemplar. Cree que Dios honra a quien es fiel en lo poco. Él te ayudará a dar lo mejor y, así, progresarás en tus objetivos.
En toda labor hay fruto; Mas las vanas palabras de los labios empobrecen.
(Proverbios 14:23)
José - de esclavo a gobernador
Recuerda la historia de José en Egipto (Génesis 39-46). José fue vendido como esclavo, trabajó arduamente, fue acosado, perseguido, le hicieron grandes injusticias, lo metieron preso y se olvidaron de él. Pero Dios le hizo justicia y lo honró grandemente.
Entonces el faraón dijo a José: "... no hay nadie tan prudente y sabio como tú. Tú estarás al mando de mi palacio, y todo mi pueblo se sujetará a tus órdenes. Solo en lo que respecta al trono seré mayor que tú". Y el faraón continuó: "Te pongo ahora al mando de toda la tierra de Egipto".
Luego el faraón se quitó del dedo su anillo de sello y lo puso en el dedo de José. Lo hizo vestir de lino fino y puso un collar de oro en su cuello.
(Génesis 41:39b-42)
Sé fiel donde tú estás ahora mismo, y Dios te fortalecerá para vencer las barreras y crecer. Él puede abrir nuevas puertas y traer mejores oportunidades de trabajo para ti.
4. Todo trabajador es digno de su salario
Otro punto fundamental es que quien trabaja, merece recibir el salario que le corresponde. Por lo tanto, si eres empleador, sé puntual y correcto: paga un salario justo a tus empleados en el tiempo debido.
Ahora bien, el salario del que trabaja no se considera como favor, sino como deuda.
(Romanos 4:4)
Y, si eres empleado, sé proactivo y dedicado (digno de recibir un buen salario). Dios puede permitir que tu buen desempeño sea notado y reconocido, tanto económicamente como con otras bendiciones.
También descubrí que poder comer, beber y disfrutar del fruto del trabajo, es un regalo de Dios.
(Eclesiastés 3:13)
Pero, si por el contrario, has sido un trabajador distraído, ausente y negligente con el horario, con los compañeros y con las tareas, lamentablemente también recibirás el pago por ello.
El que es negligente en su trabajo es hermano del que destruye.
(Proverbios 18:9)
5. Abandona la pereza y las distracciones
Muchas personas enfrentan grandes dificultades a causa de este mal hábito: la pereza. Estar siempre ocioso, sin enfocarse en las prioridades ni asumir el trabajo de forma enérgica es una manera inapropiada de vivir. En el libro de Proverbios hay innumerables advertencias sobre este defecto:
La pereza conduce a un sueño profundo, y el perezoso pasará hambre.
(Proverbios 19:15)
El perezoso desea y nada consigue, pero los deseos del diligente son plenamente satisfechos.
(Proverbios 13:4)
Hasta un animal irracional como la hormiga tiene mucho que enseñar a quien se entrega a la pereza.
Observa a la hormiga, perezoso, reflexiona en sus caminos y sé sabio.
Ella no tiene jefe, ni supervisor, ni gobernante, y aun así almacena sus provisiones en el verano y en la cosecha recoge su alimento. ¿Cuánto tiempo más seguirás acostado, perezoso? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, un poco de cruzar los brazos para descansar,
y tu pobreza te asaltará como un bandido, y tu necesidad vendrá como un hombre armado.
(Proverbios 6:6-11)
La advertencia del apóstol Pablo a los que no quieren trabajar también es bastante categórica en este aspecto:
"... si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma."
Pues oímos que algunos de ustedes están ociosos; no trabajan, sino que se entrometen en la vida ajena.
(2 Tesalonicenses 3:10b-11)
6. Sé un trabajador ejemplar
Siguiendo el ejemplo de Cristo, puedes convertirte en una referencia en lo que haces. Busca crecer, esfuérzate por mejorar, estudia, investiga, motívate a desarrollar mejor tus habilidades. Trabaja con alegría, amor y dedicación, haciendo todo como si fuera para Dios.
Hagan todo con amor.
(1 Corintios 16:14)
El amor nos perfecciona para actuar con más:
- paciencia,
- bondad,
- prontitud,
- amabilidad,
- empatía,
- humildad,
- altruismo, etc.
El buen testimonio en el trabajo
Esfuérzate por trabajar para Dios en todos los lugares en los que estés, pero, en el ambiente/horario de trabajo, ¡debes trabajar! Da un buen testimonio, con honestidad. Actúa con buen carácter, sonríe, ora (en silencio), pero cumple con tus funciones de la mejor manera, sin interrupciones ni distracciones externas.
En el trabajo, haz aquello para lo que fuiste contratado. Deja para leer la Biblia, evangelizar, orar, etc., en los tiempos de descanso y en otros momentos oportunos del día. Perder el tiempo con otros entretenimientos tampoco es correcto. Dios te honrará y te fortalecerá cada día si actúas con fidelidad.
Pero, ¿y el trabajo para Dios? ¿Es posible servir a Dios en un trabajo secular?
Sí. Puedes y debes glorificar a Dios con el trabajo común que realizas. No todos tendrán la vocación o el llamado para trabajar en el servicio de la iglesia. Pero, en todas las áreas, en lo que hacemos profesionalmente, también estamos sirviendo a Dios y a las personas.
El ejemplo de Lutero y el zapatero
Cierta vez, un zapatero convertido le preguntó a Lutero qué podría hacer para servir mejor a Dios y ser un mejor cristiano. Lutero le preguntó: "¿Qué haces?" Él respondió: "Soy zapatero." Entonces Lutero le dijo: "Pues bien, haz buenos zapatos, véndelos a un precio justo y estarás sirviendo a Dios y siendo un mejor cristiano."
Recuerda que tu mayor objetivo con tu trabajo no es simplemente llevar dinero a casa, sino glorificar a Dios, bendiciendo a otros con lo que haces. Aunque trabajar para ganar el pan es importante, más importante aún será servir a Cristo con toda nuestra existencia:
Trabajen, no por el alimento que perece, sino por el que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre les dará; porque a éste señaló Dios el Padre.
(Juan 6:27)
7 - Sé agradecido por el trabajo que tienes
Ten un corazón agradecido por la oportunidad de empleo que tienes hoy. Puede que aún no sea el trabajo que deseabas tener, pero ciertamente servirá como una experiencia importante de crecimiento para cosas mejores que vendrán.
Den gracias en toda circunstancia, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús.
(1 Tesalonicenses 5:18)
Para muchos, en todo el mundo, hoy podría ser el último día de trabajo. Por eso, sé agradecido y satisfecho con el trabajo que Dios te ha dado. Y recuerda que:
Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo con todas tus fuerzas,
porque en el sepulcro, adonde vas, no hay actividad ni planeamiento,
no hay conocimiento ni sabiduría.
(Eclesiastés 9:10)
¿Quieres saber más sobre lo que dice la Biblia acerca del trabajo? Lee también:
- Estudio bíblico sobre el trabajo
- 37 versículos sobre el trabajo: glorifica a Dios en todo lo que haces
- 18 versículos de agradecimiento a Dios por el trabajo
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