La Cena del Señor es uno de los mandamientos dados directamente por Jesús. Cómo ministrarla, quién puede participar y quién debe dirigir ese momento son temas muy debatidos.
Por lo tanto, veamos las instrucciones que nos da la Biblia sobre este tema. Cuando la Biblia no menciona algunos de estos puntos, cada iglesia local ofrece su propia respuesta. Por lo tanto, es importante que los cristianos respeten a otras iglesias con costumbres diferentes (dentro de los límites bíblicos).
¿Qué necesitamos para celebrar la Cena del Señor?
Cuando Jesús celebró la cena con sus discípulos, los únicos elementos que utilizó, y los únicos necesarios para nuestra celebración hoy, fueron el pan y el vino.
Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
(Mateo 26:26-28)
Algunas iglesias evangélicas tienen la costumbre de sustituir el vino por jugo de uva. Esto se hace para evitar el alcohol en la iglesia y que todos puedan participar con la conciencia tranquila. Sin embargo, esta es una decisión que cada iglesia local debe tomar, teniendo en cuenta, por ejemplo, no perjudicar a creyentes que luchan contra el alcoholismo.
Cómo oficiar el tiempo de la comunión
Este es un momento de conmemoración, lo que significa que debemos recordar el sacrificio que Jesús hizo por nosotros. Por lo tanto, es muy útil leer algunos relatos que describen la última cena de Jesús con sus discípulos. En esos relatos, Jesús deja muy claro qué se recuerda: su sangre y su carne derramadas por nosotros.
Los textos del relato bíblico son los siguientes:
- Mateo 26:26-28
- Marcos 14:22-25
- Lucas 22:19-20
- 1 Corintios 11:24-28
La Cena del Señor habla gráficamente de la buena nueva de la salvación y el perdón de los pecados, por el cual damos gracias. Jesús dio su cuerpo y derramó su sangre para concedernos el perdón y la salvación.
En este momento, se puede invitar a los hermanos y hermanas a tomar los elementos. Cuando todos tengan el pan y el vino (o jugo) en sus manos, se puede tener un momento de reflexión. Es tiempo de recordar el sacrificio de Jesús, la salvación que disfrutamos, el glorioso futuro que nos espera, y de arrepentirnos de los pecados, por amor a Dios.
Este momento de reflexión debe seguir la instrucción del apóstol Pablo:
Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
(1 Corintios 11:28)
Tiempo de alabanza y adoración
Durante este tiempo, agradecemos a Dios por el sacrificio realizado en la cruz en nuestro lugar. Cantamos alabanzas y damos gracias por los miles de hermanos y hermanas en todo el mundo, que forman parte del mismo cuerpo, unidos y sostenidos por la gracia del Señor Jesucristo. Damos gracias por la comunión, por la comprensión del evangelio y por vivir por la fe en el Señor Jesús.
Es significativo que Jesús diera gracias al tomar el pan y la copa. Todo nuestro amor y gratitud deben dirigirse a Cristo, quien nos perdonó y nos dio vida. Sin embargo, nuestra gratitud se basa en la obra completa de Jesucristo por nosotros.
Un ejemplo de oración que se puede hacer en este momento:
Padre nuestro, ayúdanos a ver más allá de estos elementos: el pan y el vino, el cuerpo quebrantado y la sangre derramada de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. Haz que veamos tu gran amor por nosotros.
Padre, ayúdanos a comprender tu maravilloso plan de amor y salvación que alcanza a miles de hermanos y hermanas en todo el mundo, en todas las épocas de la historia. Te doy gracias porque, en Cristo Jesús, también soy parte de tu pueblo.
Te damos gracias por esta Santa Cena y buscamos ser edificados en la fe a través de ella. Ayúdanos a abandonar el pecado y todas las prácticas que te desagradan. Que tu Espíritu Santo nos guíe en todo, cada día, hasta esa Cena maravillosa que nos espera en la eternidad.
Oramos en el nombre de Jesucristo, quien nos amó y se entregó por nosotros. Amén.
¿Quién debe dirigir la celebración?
Este es otro aspecto donde las interpretaciones varían entre las iglesias. Por lo tanto, revise las costumbres de su iglesia y sígalas.
Algunas iglesias solo tienen pastores y oficiales que pueden oficiar la Santa Cena. En otras, cualquier miembro de la iglesia puede ser invitado a oficiarla.
¿Quién puede participar?
Jesús dijo que la Cena del Señor es la celebración del nuevo pacto. Por lo tanto, para participar en la Santa Cena, es importante participar en el pacto con Cristo. En otras palabras, es necesario ser un verdadero cristiano.
Para garantizar esto, algunas iglesias permiten que solo sus miembros bautizados celebren la Santa Cena durante el servicio, excluyendo a los visitantes y a las personas no bautizadas. Esto es simplemente una medida para asegurar que quienes participan estén en pacto con Cristo.
Otras iglesias pueden no imponer tales restricciones, pero deben dejar claro que la Santa Cena debe ser celebrada por todo creyente en el Señor Jesucristo.
Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
(1 Corintios 11:28)
¿Con qué frecuencia debe celebrarse la Cena del Señor?
La Biblia no menciona cuándo ni con qué frecuencia debe celebrarse la Cena del Señor. Cada iglesia ha adoptado su propia costumbre de celebrarla con la regularidad elegida, ya sea semanal, mensual, trimestral o bianual. Sin embargo, lo que sí es cierto es que esta práctica debe realizarse con cierta regularidad hasta el regreso de Cristo.
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