La alabanza es muy importante en la vida del cristiano. La alabanza es señal de que reconocemos las maravillas de Dios y estamos agradecidos. A través de la alabanza, nuestra fe se fortalece, recibimos consuelo y nos sentimos más felices, porque recordamos el poder y el amor de nuestro Dios.
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
(Hebreos 13:15)
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
El que rescata de la fosa tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
(Salmo 103:1-4)
Tenemos muchas razones para alabar a Dios. Él nos creó con amor y cariño. Nos da vida, nos protege y nos sostiene. Dios nos ama y no nos abandona en los momentos difíciles, sino que siempre está a nuestro lado para ayudarnos a crecer y superar las dificultades. ¡Alabemos al Señor en todo tiempo!
Alabad a JAH, porque él es bueno;
Cantad salmos a su nombre, porque él es benigno.
(Salmo 135:3)
Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán.
Mi alma se gloría en el Señor; lo oirán los humildes y se alegrarán.
Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre.
Busqué al Señor y él me respondió; me libró de todos mis temores.
(Salmo 34:1-4)
Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré, alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus designios antiguos son perfecta fidelidad.
(Isaías 25:1)
Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
Así te bendeciré durante toda mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.
(Salmo 63:3-4)
Él será el objeto de tu alabanza, porque él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto.
(Deuteronomio 10:21)
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.
Porque sacia al alma menesterosa,
Y llena de bien al alma hambrienta.
(Salmo 107:8-9)
Has cambiado mi lamento en baile;
Desataste mi cilicio, y me ceñiste de alegría.
Por tanto, a ti cantaré, gloria mía, y no estaré callado.
Jehová Dios mío, te alabaré para siempre.
(Salmo 30:11-12)
Puso luego en mi boca cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.
(Salmo 40:3)
Nuestra alabanza a Dios en todo tiempo es un testimonio precioso que impacta vidas.
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; los que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.
(1 Pedro 2:9-10)
Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado,
Y seré salvo de mis enemigos.
(2 Samuel 22:4)
Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
En medio de la congregación te alabaré.
Los que teméis a Jehová, alabadle;
Glorificadle, descendencia toda de Jacob,
Y temedle vosotros, descendencia toda de Israel.
Porque no menospreció ni desdeñó la aflicción del afligido,
Ni de él escondió su rostro;
Sino que cuando clamó a él, le escuchó.
(Salmo 22:22-24)
Yo soy Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
(Isaías 42:8)
Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios,
Y saltarán de alegría.
Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre;
Exaltad al que cabalga sobre los cielos.
JAH es su nombre; alegraos delante de él.
Padre de huérfanos y defensor de viudas
Es Dios en su santa morada.
(Salmo 68:3-5)
Cantad a Jehová, vosotros sus santos,
Y celebrad la memoria de su santidad.
Porque de un momento es su ira,
Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche nos visita el llanto,
Pero a la mañana viene la alegría.
(Salmo 30:4-5)
En ti me he apoyado desde el seno materno;
De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó;
En ti se inspira siempre mi alabanza.
(Salmo 71:6)
nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.
(Efesios 1:5-6)
¡Piensa en todas tus razones para alabar a Dios y serás más feliz!
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