12 salmos de agradecimiento a Dios


Una de las claves para vivir una vida llena de bendiciones es admitir lo que Dios ha hecho. Dar gracias a Dios es una de las formas en las que podemos reconocer su favor en nuestras vidas. Como resultado, nuestra relación con él se fortalece.

El corazón del Padre se conmueve ante nuestra gratitud. Aquí encontrarás una selección de pasajes del libro de los Salmos que estimulará tu corazón a ser más agradecido con Dios. ¡Alabemos al Señor por todas sus bendiciones!

1. Exalta al Señor con todas tus fuerzas

Enaltécete, Señor, con tu poder, y con salmos celebraremos tus proezas. (Salmo 21:13)

Enaltécete, Señor, con tu poder,
y con salmos celebraremos tus proezas.
(Salmo 21:13)

¡Nuestro Dios es fuerte y poderoso! No hay nada ni nadie que pueda resistirse a él. Cuando llevamos nuestra causa ante Dios, él va delante de nosotros. Tenemos limitaciones, pero cuando recurrimos a Dios, él nos conduce con su fuerza y transforma la tribulación en alabanza.

2. Agradece a Dios con tus alabanzas

Canten al Señor con gratitud; canten salmos a nuestro Dios al son del arpa. (Salmo 147:7)

Canten al Señor con gratitud;
canten salmos a nuestro Dios al son del arpa.
(Salmo 147:7)

Existen varias maneras de agradecer a Dios: con palabras, con gestos y con música. Nuestro cuerpo y nuestros talentos sirven para expresar nuestros sentimientos a Dios. Si tú sabes tocar algún instrumento, utilízalo como un medio para adorar a Dios. Si sabes cantar, usa tu voz para engrandecer el nombre del Señor. Dios se alegra cuando le mostramos nuestra gratitud a través del arte y la creatividad que él nos ha dado.

3. Tienes fuerza y protección gracias a Dios

El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias. (Salmo 28:7)

El Señor es mi fuerza y mi escudo;
mi corazón en él confía;
de él recibo ayuda.
Mi corazón salta de alegría,
y con cánticos le daré gracias.
(Salmo 28:7)

Nuestro Dios es capaz de actuar en las horas más difíciles y de librarnos de las situaciones más peligrosas. Él es nuestra fuerza y nuestro escudo. ¿Cuántas veces hemos sido librados? ¿Cuántas puertas nos ha abierto? Puedes estar seguro de que son incontables. Nuestro Dios no se refrena a la hora de bendecirnos y nos ama incondicionalmente. Solo tenemos que agradecer y exaltar su nombre.

4. Da gracias por sus bondades

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. (Salmo 106:1)

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Den gracias al Señor, porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.
(Salmo 106:1)

¡Nuestro Dios es bueno! Él nos ama y nos ha dado muchas pruebas de su amor. Dios es justo y misericordioso y hace todo con perfección. ¿Quién es como nuestro Dios? Fuimos alcanzados por su misericordia, amor y gracia. ¡Aleluya!

5. Es bueno dar gracias a Dios

¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre; proclamar tu gran amor por la mañana, y tu fidelidad por la noche. (Salmo 92:1-2)

¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias
y entonar, oh Altísimo, salmos a tu nombre;
proclamar tu gran amor por la mañana,
y tu fidelidad por la noche.
(Salmo 92:1-2)

No hay nada más saludable para nuestra alma que estimular nuestro corazón a ser agradecido a Dios. Sea de día o de noche, agradecer a Dios nos acerca a él. Nuestra relación con Dios debe alimentarse con amor, porque nuestro Dios está vivo. Él ya nos mostró su inmenso amor. Nos toca a nosotros corresponder a ese amor que nos sacó de las tinieblas y nos llevó a la luz.

Oraciones de agradecimiento a Dios

6. El amor de Dios no tiene fin

Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre. (Salmo 136:1)

Den gracias al Señor, porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre.
(Salmo 136:1)

No es posible medir la bondad de Dios. Su misericordia es la razón por la que no hemos sido consumidos. Su amor por nosotros perdura para siempre y no se puede eliminar, pues lo que él hizo por nosotros es irrevocable. Él nos amó primero, antes que todo. ¿Cómo no vamos a agradecerle por este amor?

7. La justicia de Dios no se demora

¡Alabaré al Señor por su justicia! ¡Al nombre del Señor altísimo cantaré salmos! (Salmo 7:17)

¡Alabaré al Señor por su justicia!
¡Al nombre del Señor altísimo cantaré salmos!
(Salmo 7:17)

Nuestro Dios es justo, su justicia es eficaz y llega en el momento correcto. Cuando pensamos que no hay nadie a nuestro lado debemos recordar que Dios está siempre con nosotros. Él levanta al caído y exalta a los humillados. El que tiene fe y permanece fiel a él podrá experimentar la justicia de Dios y glorificar su nombre, porque él es justo.

8. Un pueblo agradecido a Dios es un pueblo feliz

¡Aclamen alegres a Dios, habitantes de toda la tierra! Canten salmos a su glorioso nombre; ¡ríndanle gloriosas alabanzas! (Salmo 66:1-2)

¡Aclamen alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra!
Canten salmos a su glorioso nombre;
¡ríndanle gloriosas alabanzas!
(Salmo 66:1-2)

Es feliz la nación que reconoce el favor de Dios. Un pueblo agradecido a Dios es un pueblo feliz. Cuando nos alcanzan el amor y el favor de Dios, queremos anunciar las bendiciones del Señor a los cuatro vientos. Mejor que agradecer solo, es agradecer a Dios entre los hermanos, regocijándonos juntos en comunión.

9. Hoy es un buen día para agradecer

Este es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él. (Salmo 118:24)

Este es el día en que el Señor actuó;
regocijémonos y alegrémonos en él.
(Salmo 118:24)

Es bueno que des gracias a Dios hoy por lo que él haga por ti durante este día. ¡No lo dejes para mañana! El Señor está a nuestro lado en cualquier lugar y en cualquier momento. Podemos acercarnos al Padre a través de la oración. Agradécele de todo corazón todas sus bondades para contigo. Un corazón atento y dispuesto a agradecer en todo momento es uno que recibirá todavía más bendición.

10. Agradece en la casa del Señor

Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por sobre todas las cosas. (Salmo 138:2)

Quiero inclinarme hacia tu santo templo
y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad.
Porque has exaltado tu nombre y tu palabra
por sobre todas las cosas.
(Salmo 138:2)

David era un hombre que reconocía el obrar del Señor en su vida. Tal como lo hacía él, es bueno que reconozcas lo que Dios ha hecho en tu vida. Agradécele por sus bendiciones y por su protección sobre ti. ¡Exalta el nombre del Señor, dale gracias y alégrate en su presencia!

11. Dale gracias por tu vida

¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos. (Salmo 139:14-16)

¡Te alabo porque soy una creación admirable!
¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!
Mis huesos no te fueron desconocidos
cuando en lo más recóndito era yo formado,
cuando en lo más profundo de la tierra
era yo entretejido.
Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación:
todo estaba ya escrito en tu libro;
todos mis días se estaban diseñando,
aunque no existía uno solo de ellos.
(Salmo 139:14-16)

¡Dios nos creó de un modo excelente y maravilloso! Desde antes de nosotros nacer, él ya pensaba en nuestra existencia y trazaba las líneas de nuestra historia. ¿Cómo no agradecerle por el cuidado recibido desde que estabas en el vientre de tu madre? Muestra tu gratitud a Dios por todo su amor y por decidir traerte al mundo. ¡Eres parte de las obras maravillosas del Señor!

Versículos para dar gracias a Dios por la vida

12. No te olvides nunca de agradecer

Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. (Salmo 103:1-2)

Alaba, alma mía, al Señor;
alabe todo mi ser su santo nombre.
Alaba, alma mía, al Señor,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
(Salmo 103:1-2)

¿Imagínate cómo sería despertar y ver que solo tienes aquello por lo cual diste gracias el día anterior? Son muchas las bendiciones que recibimos cada día. ¡Jesús es bueno! Despierta tu corazón para que le agradezca por todas las cosas buenas que él te concede. A veces nos olvidamos con tantos quehaceres a lo largo del día. Por eso, detente un poco, considera todo, ejercita tu mente y da gracias a Dios con todo lo que hay en ti.

Otros artículos que podrían interesarte: