Salmo del Día
Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.
Salmo de Hoy
Señor , oye mi justo ruego; escucha mi clamor; presta oído a mi oración, pues no sale de labios engañosos.
Sé tú mi defensor, pues tus ojos ven lo que es justo.
Tú escudriñas mi corazón, tú me examinas por las noches; ¡ponme, pues, a prueba, que no hallarás en mí maldad alguna! ¡No pasarán por mis labios
palabras como las de otra gente, pues yo cumplo con tu palabra! Del camino de la violencia
he apartado mis pasos; mis pies están firmes en tus sendas.
A ti clamo, oh Dios, porque tú me respondes; inclina a mí tu oído, y escucha mi oración.
Tú, que salvas con tu diestra a los que buscan escapar de sus adversarios, dame una muestra de tu gran amor.
Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas,
de los malvados que me atacan, de los enemigos que me han cercado.
Han cerrado su insensible corazón, y profieren insolencias con su boca.
Vigilan de cerca mis pasos, prestos a derribarme.
Parecen leones ávidos de presa, leones que yacen al acecho.
¡Vamos, Señor , enfréntate a ellos! ¡Derrótalos! ¡Con tu espada rescátame de los malvados!
¡Con tu mano, Señor , sálvame de estos mortales que no tienen más herencia que esta vida! Con tus tesoros les has llenado el vientre, sus hijos han tenido abundancia, y hasta ha sobrado para sus descendientes.
Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.
Salmo de Ayer
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación.
Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector. ¡Jamás habré de caer!
¿Hasta cuándo atacarán todos ustedes a un hombre para derribarlo? Es como un muro inclinado, ¡como una cerca a punto de derrumbarse!
Solo quieren derribarlo de su lugar de preeminencia. Se complacen en la mentira: bendicen con la boca, pero maldicen con el corazón. Selah
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza.
Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer.
Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios!
Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! Selah
Una quimera es la gente de humilde cuna, y una mentira la gente de alta alcurnia; si se les pone juntos en la balanza, todos ellos no pesan nada.
No confíen en la extorsión ni se hagan ilusiones con sus rapiñas; y aunque se multipliquen sus riquezas, no pongan el corazón en ellas.
Una cosa ha dicho Dios, y dos veces lo he escuchado: Que tú, oh Dios, eres poderoso;
que tú, Señor, eres todo amor; que tú pagarás a cada uno según lo que merezcan sus obras.
Salmo de Anteayer
Oh Dios, nuestros oídos han oído y nuestros padres nos han contado las proezas que realizaste en sus días, en aquellos tiempos pasados:
Con tu mano echaste fuera a las naciones y en su lugar estableciste a nuestros padres; aplastaste a aquellos pueblos, y a nuestros padres los hiciste prosperar.
Porque no fue su espada la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria: fue tu brazo, tu mano derecha; fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas.
Solo tú eres mi rey y mi Dios. ¡Decreta las victorias de Jacob!
Por ti derrotamos a nuestros enemigos; en tu nombre aplastamos a nuestros agresores.
Yo no confío en mi arco, ni puede mi espada darme la victoria;
tú nos das la victoria sobre nuestros enemigos, y dejas en vergüenza a nuestros adversarios.
¡Por siempre nos gloriaremos en Dios! ¡Por siempre alabaremos tu nombre! Selah
Pero ahora nos has rechazado y humillado; ya no sales con nuestros ejércitos.
Nos hiciste retroceder ante el enemigo; nos han saqueado nuestros adversarios.
Cual si fuéramos ovejas nos has entregado para que nos devoren, nos has dispersado entre las naciones.
Has vendido a tu pueblo muy barato, y nada has ganado con su venta.
Nos has puesto en ridículo ante nuestros vecinos; somos la burla y el escarnio de los que nos rodean.
Nos has hecho el hazmerreír de las naciones; todos los pueblos se burlan de nosotros.
La ignominia no me deja un solo instante; se me cae la cara de vergüenza
por las burlas de los que me injurian y me ultrajan, por culpa del enemigo que está presto a la venganza.
Todo esto nos ha sucedido, a pesar de que nunca te olvidamos ni faltamos jamás a tu pacto.
No te hemos sido infieles, ni nos hemos apartado de tu senda.
Pero tú nos arrojaste a una cueva de chacales; ¡nos envolviste en la más densa oscuridad!
Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios, o tendido nuestras manos a un dios extraño,
¿acaso Dios no lo habría descubierto, ya que él conoce los más íntimos secretos?
Por tu causa, siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!
¡Despierta, Señor! ¿Por qué duermes? ¡Levántate! No nos rechaces para siempre.
¿Por qué escondes tu rostro y te olvidas de nuestro sufrimiento y opresión?
Estamos abatidos hasta el polvo; nuestro cuerpo se arrastra por el suelo.
Levántate, ven a ayudarnos, y por tu gran amor, ¡rescátanos!