Salmo del Día

Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.

Salmo de Hoy

¿Por qué se sublevan las naciones, y en vano conspiran los pueblos?

Los reyes de la tierra se rebelan; los gobernantes se confabulan contra el Señor y contra su ungido.

Y dicen: «¡Hagamos pedazos sus cadenas! ¡Librémonos de su yugo!»

El rey de los cielos se ríe; el Señor se burla de ellos.

En su enojo los reprende, en su furor los intimida y dice:

«He establecido a mi rey sobre Sión, mi santo monte».

Yo proclamaré el decreto del Señor : «Tú eres mi hijo», me ha dicho; «hoy mismo te he engendrado.

Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!

Las gobernarás con puño de hierro; las harás pedazos como a vasijas de barro».

Ustedes, los reyes, sean prudentes; déjense enseñar, gobernantes de la tierra.

Sirvan al Señor con temor; con temblor ríndanle alabanza.

Bésenle los pies, no sea que se enoje y sean ustedes destruidos en el camino, pues su ira se inflama de repente. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!

Salmo 2

Salmo de Ayer

Quiero cantar al amor y a la justicia: quiero, Señor , cantarte salmos.

Quiero triunfar en el camino de perfección: ¿cuándo me visitarás? Quiero conducirme en mi propia casa con integridad de corazón.

No me pondré como meta nada en que haya perversidad. Las acciones de gente desleal las aborrezco; no tendrán nada que ver conmigo.

Alejaré de mí toda intención perversa; no tendrá cabida en mí la maldad.

Al que en secreto calumnie a su prójimo, lo haré callar para siempre; al de ojos altivos y corazón soberbio no lo soportaré.

Pondré mis ojos en los fieles de la tierra, para que habiten conmigo; solo estarán a mi servicio los de conducta intachable.

Jamás habitará bajo mi techo nadie que practique el engaño; jamás prevalecerá en mi presencia nadie que hable con falsedad.

Cada mañana reduciré al silencio a todos los impíos que hay en la tierra; extirparé de la ciudad del Señor a todos los malhechores.

Salmo 101

Salmo de Anteayer

Me dije a mí mismo: «Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca».

Así que guardé silencio, me mantuve callado. ¡Ni aun lo bueno salía de mi boca! Pero mi angustia iba en aumento;

¡el corazón me ardía en el pecho! Al meditar en esto, el fuego se inflamó y tuve que decir:

«Hazme saber, Señor , el límite de mis días, y el tiempo que me queda por vivir; hazme saber lo efímero que soy.

Muy breve es la vida que me has dado; ante ti, mis años no son nada. ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah

Es un suspiro que se pierde entre las sombras. Ilusorias son las riquezas que amontona, pues no sabe quién se quedará con ellas.

»Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he puesto en ti!

Líbrame de todas mis transgresiones. Que los necios no se burlen de mí.

»He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa.

Ya no me castigues, que los golpes de tu mano me aniquilan.

Tú reprendes a los mortales, los castigas por su iniquidad; como polilla, acabas con sus placeres. ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah

» Señor , escucha mi oración, atiende a mi clamor; no cierres tus oídos a mi llanto. Ante ti soy un extraño, un peregrino, como todos mis antepasados.

No me mires con enojo, y volveré a alegrarme antes que me muera y deje de existir».

Salmo 39