Salmo del Día
Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.
Salmo de Hoy
Señor , Dios de las venganzas; Dios de las venganzas, ¡manifiéstate!
Levántate, Juez de la tierra, y dales su merecido a los soberbios.
¿Hasta cuándo, Señor , hasta cuándo habrán de ufanarse los impíos?
Todos esos malhechores son unos fanfarrones; a borbotones escupen su arrogancia.
A tu pueblo, Señor , lo pisotean; ¡oprimen a tu herencia!
Matan a las viudas y a los extranjeros; a los huérfanos los asesinan.
Y hasta dicen: «El Señor no ve; el Dios de Jacob no se da cuenta».
Entiendan esto, gente necia; ¿cuándo, insensatos, lo van a comprender?
¿Acaso no oirá el que nos hizo los oídos, ni podrá ver el que nos formó los ojos?
¿Y no habrá de castigar el que corrige a las naciones e instruye en el saber a todo el mundo?
El Señor conoce los pensamientos humanos, y sabe que son absurdos.
Dichoso aquel a quien tú, Señor , corriges; aquel a quien instruyes en tu ley,
para que enfrente tranquilo los días de aflicción mientras al impío se le cava una fosa.
El Señor no rechazará a su pueblo; no dejará a su herencia en el abandono.
El juicio volverá a basarse en la justicia, y todos los rectos de corazón lo seguirán.
¿Quién se levantó a defenderme de los impíos? ¿Quién se puso de mi parte contra los malhechores?
Si el Señor no me hubiera brindado su ayuda, muy pronto me habría quedado en mortal silencio.
No bien decía: «Mis pies resbalan», cuando ya tu amor, Señor , venía en mi ayuda.
Cuando en mí la angustia iba en aumento, tu consuelo llenaba mi alma de alegría.
¿Podrías ser amigo de reyes corruptos que por decreto fraguan la maldad,
que conspiran contra la gente honrada y condenan a muerte al inocente?
Pero el Señor es mi protector, es mi Dios y la roca en que me refugio.
Él les hará pagar por sus pecados y los destruirá por su maldad; ¡el Señor nuestro Dios los destruirá!
Salmo de Ayer
Señor , oye mi justo ruego; escucha mi clamor; presta oído a mi oración, pues no sale de labios engañosos.
Sé tú mi defensor, pues tus ojos ven lo que es justo.
Tú escudriñas mi corazón, tú me examinas por las noches; ¡ponme, pues, a prueba, que no hallarás en mí maldad alguna! ¡No pasarán por mis labios
palabras como las de otra gente, pues yo cumplo con tu palabra! Del camino de la violencia
he apartado mis pasos; mis pies están firmes en tus sendas.
A ti clamo, oh Dios, porque tú me respondes; inclina a mí tu oído, y escucha mi oración.
Tú, que salvas con tu diestra a los que buscan escapar de sus adversarios, dame una muestra de tu gran amor.
Cuídame como a la niña de tus ojos; escóndeme, bajo la sombra de tus alas,
de los malvados que me atacan, de los enemigos que me han cercado.
Han cerrado su insensible corazón, y profieren insolencias con su boca.
Vigilan de cerca mis pasos, prestos a derribarme.
Parecen leones ávidos de presa, leones que yacen al acecho.
¡Vamos, Señor , enfréntate a ellos! ¡Derrótalos! ¡Con tu espada rescátame de los malvados!
¡Con tu mano, Señor , sálvame de estos mortales que no tienen más herencia que esta vida! Con tus tesoros les has llenado el vientre, sus hijos han tenido abundancia, y hasta ha sobrado para sus descendientes.
Pero yo en justicia contemplaré tu rostro; me bastará con verte cuando despierte.
Salmo de Anteayer
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi salvación.
Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector. ¡Jamás habré de caer!
¿Hasta cuándo atacarán todos ustedes a un hombre para derribarlo? Es como un muro inclinado, ¡como una cerca a punto de derrumbarse!
Solo quieren derribarlo de su lugar de preeminencia. Se complacen en la mentira: bendicen con la boca, pero maldicen con el corazón. Selah
Solo en Dios halla descanso mi alma; de él viene mi esperanza.
Solo él es mi roca y mi salvación; él es mi protector y no habré de caer.
Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios!
Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! Selah
Una quimera es la gente de humilde cuna, y una mentira la gente de alta alcurnia; si se les pone juntos en la balanza, todos ellos no pesan nada.
No confíen en la extorsión ni se hagan ilusiones con sus rapiñas; y aunque se multipliquen sus riquezas, no pongan el corazón en ellas.
Una cosa ha dicho Dios, y dos veces lo he escuchado: Que tú, oh Dios, eres poderoso;
que tú, Señor, eres todo amor; que tú pagarás a cada uno según lo que merezcan sus obras.