Salmo del Día
Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.
Salmo de Hoy
Te exaltaré, Señor , porque me levantaste, porque no dejaste que mis enemigos se burlaran de mí.
Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste.
Tú, Señor , me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos.
Canten al Señor , ustedes sus fieles; alaben su santo nombre.
Porque solo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría.
Cuando me sentí seguro, exclamé: «Jamás seré conmovido».
Tú, Señor , en tu buena voluntad, me afirmaste en elevado baluarte; pero escondiste tu rostro, y yo quedé confundido.
A ti clamo, Señor Soberano; a ti me vuelvo suplicante.
¿Qué ganas tú con que yo muera, con que descienda yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo te alabará o proclamará tu verdad?
Oye, Señor ; compadécete de mí. ¡Sé tú, Señor , mi ayuda!
Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta,
para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡ Señor mi Dios, siempre te daré gracias!
Salmo de Ayer
Los cimientos de la ciudad de Dios están en el santo monte.
El Señor ama las entradas de Sión más que a todas las moradas de Jacob.
De ti, ciudad de Dios, se dicen cosas gloriosas: Selah
«Entre los que me reconocen puedo contar a Rahab y a Babilonia, a Filistea y a Tiro, lo mismo que a Cus. Se dice: “Este nació en Sión”».
De Sión se dirá, en efecto: «Este y aquel nacieron en ella. El Altísimo mismo la ha establecido».
El Señor anotará en el registro de los pueblos: «Este nació en Sión». Selah
Y mientras cantan y bailan, dicen: «En ti se hallan todos mis orígenes».
Salmo de Anteayer
Yo amo al Señor porque él escucha mi voz suplicante.
Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida.
Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro, y caí en la ansiedad y la aflicción.
Entonces clamé al Señor : «¡Te ruego, Señor , que me salves la vida!»
El Señor es compasivo y justo; nuestro Dios es todo ternura.
El Señor protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó.
¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, que el Señor ha sido bueno contigo!
Tú, Señor , me has librado de la muerte, has enjugado mis lágrimas, no me has dejado tropezar.
Por eso andaré siempre delante del Señor en esta tierra de los vivientes.
Aunque digo: «Me encuentro muy afligido», sigo creyendo en Dios.
En mi desesperación he exclamado: «Todos son unos mentirosos».
¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado?
¡Tan solo brindando con la copa de salvación e invocando el nombre del Señor !
¡Tan solo cumpliendo mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo!
Mucho valor tiene a los ojos del Señor la muerte de sus fieles.
Yo, Señor , soy tu siervo; soy siervo tuyo, tu hijo fiel; ¡tú has roto mis cadenas!
Te ofreceré un sacrificio de gratitud e invocaré, Señor , tu nombre.
Cumpliré mis votos al Señor en presencia de todo su pueblo,
en los atrios de la casa del Señor , en medio de ti, oh Jerusalén. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor !