Salmo del Día
Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.
Salmo de Hoy
Sálvame, Dios mío, que las aguas ya me llegan al cuello.
Me estoy hundiendo en una ciénaga profunda, y no tengo dónde apoyar el pie. Estoy en medio de profundas aguas, y me arrastra la corriente.
Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta. Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios.
Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; muchos son los enemigos gratuitos que se han propuesto destruirme. ¿Cómo voy a devolver lo que no he robado?
Oh Dios, tú sabes lo insensato que he sido; no te puedo esconder mis transgresiones.
Señor Soberano, Todopoderoso, que no sean avergonzados por mi culpa los que en ti esperan; oh Dios de Israel, que no sean humillados por mi culpa los que te buscan.
Por ti yo he sufrido insultos; mi rostro se ha cubierto de ignominia.
Soy como un extraño para mis hermanos; soy un extranjero para los hijos de mi madre.
El celo por tu casa me consume; sobre mí han recaído los insultos de tus detractores.
Cuando lloro y ayuno, tengo que soportar sus ofensas;
cuando me visto de luto, soy objeto de burlas.
Los que se sientan a la puerta murmuran contra mí; los borrachos me dedican parodias.
Pero yo, Señor , te imploro en el tiempo de tu buena voluntad. Por tu gran amor, oh Dios, respóndeme; por tu fidelidad, sálvame.
Sácame del fango; no permitas que me hunda. Líbrame de los que me odian, y de las aguas profundas.
No dejes que me arrastre la corriente; no permitas que me trague el abismo, ni que el foso cierre sus fauces sobre mí.
Respóndeme, Señor , por tu bondad y tu amor; por tu gran compasión, vuélvete a mí.
No escondas tu rostro de este siervo tuyo; respóndeme pronto, que estoy angustiado.
Ven a mi lado, y rescátame; redímeme, por causa de mis enemigos.
Tú bien sabes cómo me insultan, me avergüenzan y denigran; sabes quiénes son mis adversarios.
Los insultos me han destrozado el corazón; para mí ya no hay remedio. Busqué compasión, y no la hubo; busqué consuelo, y no lo hallé.
En mi comida pusieron hiel; para calmar mi sed me dieron vinagre.
Que se conviertan en trampa sus banquetes, y su prosperidad en lazo.
Que se les nublen los ojos, para que no vean; y que sus fuerzas flaqueen para siempre.
Descarga tu furia sobre ellos; que tu ardiente ira los alcance.
Quédense desiertos sus campamentos, y deshabitadas sus tiendas de campaña.
Pues al que has afligido lo persiguen, y se burlan del dolor del que has herido.
Añade a sus pecados más pecados; no los hagas partícipes de tu salvación.
Que sean borrados del libro de la vida; que no queden inscritos con los justos.
Y a mí, que estoy pobre y adolorido, que me proteja, oh Dios, tu salvación.
Con cánticos alabaré el nombre de Dios; con acción de gracias lo exaltaré.
Esa ofrenda agradará más al Señor que la de un toro o un novillo con sus cuernos y pezuñas.
Los pobres verán esto y se alegrarán; ¡reanímense ustedes, los que buscan a Dios!
Porque el Señor oye a los necesitados, y no desdeña a su pueblo cautivo.
Que lo alaben los cielos y la tierra, los mares y todo lo que se mueve en ellos,
porque Dios salvará a Sión y reconstruirá las ciudades de Judá. Allí se establecerá el pueblo y tomará posesión de la tierra.
La heredarán los hijos de sus siervos; la habitarán los que aman al Señor.
Salmo de Ayer
A ti, Señor , elevo mi clamor desde las profundidades del abismo.
Escucha, Señor, mi voz. Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.
Si tú, Señor , tomaras en cuenta los pecados, ¿quién, Señor, sería declarado inocente?
Pero en ti se halla perdón, y por eso debes ser temido.
Espero al Señor , lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza.
Espero al Señor con toda el alma, más que los centinelas la mañana. Como esperan los centinelas la mañana,
así tú, Israel, espera al Señor . Porque en él hay amor inagotable; en él hay plena redención.
Él mismo redimirá a Israel de todos sus pecados.
Salmo de Anteayer
El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce;
me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre.
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.
Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.
La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.