Salmo del Día
Un Salmo bíblico diario para inspirar y mejorar tu día.
Salmo de Hoy
Muchos son, Señor , mis enemigos; muchos son los que se me oponen,
y muchos los que de mí aseguran: «Dios no lo salvará». Selah
Pero tú, Señor , me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!
Clamo al Señor a voz en cuello, y desde su monte santo él me responde. Selah
Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene.
No me asustan los numerosos escuadrones que me acosan por doquier.
¡Levántate, Señor ! ¡Ponme a salvo, Dios mío! ¡Rómpeles la quijada a mis enemigos! ¡Rómpeles los dientes a los malvados!
Tuya es, Señor , la salvación; ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah
Salmo de Ayer
Dios es conocido en Judá; su nombre es exaltado en Israel.
En Salén se halla su santuario; en Sión está su morada.
Allí hizo pedazos las centelleantes saetas, los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah
Estás rodeado de esplendor; eres más imponente que las montañas eternas.
Los valientes yacen ahora despojados; han caído en el sopor de la muerte. Ninguno de esos hombres aguerridos volverá a levantar sus manos.
Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, quedaron pasmados jinetes y corceles.
Tú, y solo tú, eres de temer. ¿Quién puede hacerte frente cuando se enciende tu enojo?
Desde el cielo diste a conocer tu veredicto; la tierra, temerosa, guardó silencio
cuando tú, oh Dios, te levantaste para juzgar, para salvar a los pobres de la tierra. Selah
La furia del hombre se vuelve tu alabanza, y los que sobrevivan al castigo te harán fiesta.
Hagan votos al Señor su Dios, y cúmplanlos; que todos los países vecinos paguen tributo al Dios temible,
al que acaba con el valor de los gobernantes, ¡al que es temido por los reyes de la tierra!
Salmo de Anteayer
Dichosos todos los que temen al Señor , los que van por sus caminos.
Lo que ganes con tus manos, eso comerás; gozarás de dicha y prosperidad.
En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo.
Tales son las bendiciones de los que temen al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión, y veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
Que vivas para ver a los hijos de tus hijos. ¡Que haya paz en Israel!