Prédica sobre José: la elección de vivir sin amargura el propósito de Dios


Equipo de Bibliaon
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La vida de José nos inspira a enfocarnos en vivir para Dios, sin permitir que las adversidades de la vida llenen nuestro corazón de amargura y resentimiento. José enfrentó grandes injusticias, pero no se dejó vencer por ellas. Él siguió adelante, usó los dones que el Señor le dio y confió en el propósito de Dios para su vida.

Tema: Libres de la amargura, podemos vivir con gozo el propósito de Dios para nosotros

Objetivo: Motivar a las personas a permitir que Dios obre en sus corazones y los libre de cualquier amargura o resentimiento. Así podrán ser más efectivos al usar sus dones y bendecir a los demás para la gloria de Dios.

Texto base: Génesis 37-46

Versículo clave: Génesis 45:5

Ahora pues, no se entristezcan ni les pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Dios delante de ustedes.
(Génesis 45:5)

Introducción

La historia de José es una de las narraciones más profundas e inspiradoras del libro de Génesis. En ella vemos cómo Dios actúa incluso en medio del dolor, de la traición y de la injusticia. José conoció de primera mano lo que es ser menospreciado, acusado falsamente, olvidado y tratado injustamente. Pero también conoció la gracia de Dios, que lo sostuvo y lo condujo a un propósito extraordinario.

A través de su vida aprendemos que no siempre podemos elegir las circunstancias que enfrentamos, pero sí podemos elegir la actitud con la que respondemos. José no permitió que la amargura envenenara su corazón. En lugar de eso, eligió confiar en Dios, usar los dones que él le había dado y vivir con propósito en medio del sufrimiento.

Su historia nos invita hoy a abrir nuestro corazón al mover de Dios. Permitamos que el Señor sane nuestras heridas y nos libre del resentimiento, para que podamos vivir con gozo y eficacia el plan que él tiene para nosotros.

José y sus sueños: hijo preferido y hermano despreciado

José creció siendo el hijo preferido de Jacob, algo que era evidente. Su padre lo amaba profundamente y le regaló una túnica de muchos colores. Ese favoritismo, unido a la integridad de José —que informaba a su padre sobre la mala conducta de sus hermanos— provocó envidia, enojo y rechazo en sus hermanos.

En medio de esa dinámica familiar complicada, Dios le dio a José dos sueños proféticos. Eran sueños que apuntaban a su futuro liderazgo. En ellos él veía a sus hermanos y aun a sus padres inclinándose delante de él.

Al compartir aquellos sueños, el desprecio de sus hermanos aumentó. En lugar de alegrarse por lo que Dios revelaba, sus corazones se llenaron de odio. Su rechazo llegó a tal punto que finalmente decidieron deshacerse de él. La túnica que debería haber sido símbolo de amor se convirtió en un detonador de resentimiento, y los sueños que provenían de Dios se volvieron motivo de burla y hostilidad.

3 situaciones injustas que vivió José

  • Vendido por sus hermanos: Movidos por la envidia y el rencor, los hermanos de José primero planearon matarlo, pero finalmente lo vendieron como esclavo a una caravana de madianitas camino a Egipto. Fingieron su muerte y engañaron a su padre con la túnica ensangrentada. José pasó de ser un hijo amado a un esclavo sin derechos, traicionado por aquellos que debían haberlo protegido. Su vida cambió radical e injustamente de la noche a la mañana.
  • El engaño y mentira de la mujer de Potifar: Ya en Egipto, José sirvió fielmente a Potifar. Dios prosperó su trabajo hasta convertirlo en administrador de toda la casa. Sin embargo, la esposa de Potifar intentó seducir a José en diversas ocasiones. Como José rehusó pecar contra Dios y traicionar la confianza de su amo, ella lo acusó falsamente. A causa de esa mentira, José terminó en la cárcel, pagando un precio por su integridad. Fue la segunda gran injusticia en su vida: hacer lo correcto y aun así ser castigado.
  • Olvidado por el jefe de los coperos: En la cárcel, José siguió usando sus dones y Dios volvió a prosperarlo. Allí, interpretó correctamente los sueños del copero y del panadero del faraón. El copero fue restituido a su cargo, y José pidió que se acordara de él. Pero el copero se olvidó por completo. José permaneció dos años más en prisión, esperando una oportunidad que parecía no llegar. Fue otra herida que hubiera podido llenarlo de resentimiento.

La elección de José de vivir sin amargura

A pesar de cada injusticia, José eligió no permitir que la amargura reinara en su corazón. En ningún momento dejó de usar los dones que Dios le había dado. Siguió interpretando sueños, sirvió con excelencia dondequiera que estuvo y confió en la soberanía de Dios, incluso sin ver respuestas inmediatas. José no permitió que el daño recibido lo definiera. La fidelidad del Dios que lo acompañaba era su bandera y distinción.

Cuando el faraón tuvo sueños, llevaron a José frente a él. José dio gloria a Dios y utilizó su don de interpretación para bendecir a una nación entera. Su corazón limpio le permitió discernir la voz de Dios y administrar con sabiduría en tiempos de abundancia y de escasez. Dios tenía un plan mayor: colocarlo en una posición estratégica para salvar la vida de muchos, incluida su propia familia.

El clímax de esta elección de vivir sin amargura se ve cuando José se revela a sus hermanos y declara: “No se entristezcan… porque para preservación de vida me ha enviado Dios delante de ustedes” (Génesis 45:5). José pudo ver la mano de Dios donde otros solo verían traición, y transformó su dolor en instrumento de salvación. Esa perspectiva solo es posible cuando el corazón permanece libre del resentimiento.

Conclusión

La historia de José nos desafía a examinar nuestro corazón. ¿Qué heridas, traiciones o injusticias podrían estar intentando producir amargura en nosotros? José nos muestra que aun en medio de los dolores más profundos es posible elegir perdonar, confiar y seguir adelante con un corazón sano. Dios quiere liberarnos de la amargura para que podamos participar plenamente en su propósito.

Si permitimos que Dios sane nuestras emociones, podremos usar los dones que él nos ha dado para bendecir a otros, servir con alegría y vivir la vida con propósito que él ha diseñado. Que, al igual que José, el perdón nos abra puertas, la fe nos sostenga en cada prueba y el amor de Dios nos capacite para ser instrumentos de vida para todos los que encontramos en nuestro camino.

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